Teatro

“La persona deprimida”

Esta obra es un unipersonal adaptado y dirigido por el argentino Daniel Veronese, a partir de un cuento del norteamericano David Foster Wallace, interpretado por Carolina Politi. El relato forma parte del libro Entrevistas breves con hombres repulsivos, publicado en 1999.
martes, 10 de mayo de 2022 · 09:41

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Una mujer habla de su depresión sin decir que ella la sufre, siendo ella precisamente la persona deprimida. No hay nadie más que ella contando a lujo de detalle su situación. El juego de hablar en tercera persona de uno mismo surte efecto en el espacio escénico, en la presencialidad del personaje. Es ella pero no es ella; es ella viéndose a sí misma; es ella mostrándole a los otros lo que le pasa a ella pero sin decir que es ella.

La persona deprimida es un unipersonal adaptado y dirigido por el argentino Daniel Veronese, a partir de un cuento del norteamericano David Foster Wallace, interpretado por Carolina Politi. El relato forma parte del libro Entrevistas breves con hombres repulsivos, publicado en 1999, y consta de 23 textos que diseccionan personajes extraños y retratan distintas anomalías de la vida.

El título indica de entrada la narración en tercera persona y que, al trasladarlo a escena, Daniel Veronese incluye a otro personaje: el espectador. Carolina Politi dialoga con los espectadores, no interacciona físicamente, sino que los incluye, los insta a sentirse comprometidos con ella; busca su complicidad o su comprensión; intenta justificar, explicar y que finalmente la amen; que la perdonen si es necesario, pero que la acepten tal cual es.

La empatía con el personaje es de esperarse, porque hay identificación en los mecanismos de pensamiento; compasión y admiración progresiva por la sinceridad con la que narra. La actriz nos lleva de un estado emocional a otro y delimita su campo de acción sin desconectarse del público al que le habla. No tiene necesidad de deambular por el espacio constantemente ni muebles en qué apoyarse. Acompañada de una silla, la actriz ocupa el personaje de la persona deprimida y de la persona que cuenta de la persona deprimida. Su cuerpo contenido, nervioso o completamente calmo –siempre concentrada en lo que le está pasando, en lo que está sintiendo y pensando.

David Foster Wallace se afoca en los detalles más nimios de su personaje, situaciones específicas con sus padres, problemáticas con el analista que la atiende y el grupo de apoyo que le ha sugerido. Las relaciones evolucionan y se complejizan. La entendemos, pero también comprendemos a los que le reclaman hablar a altas horas de la noche o exigir una atención determinada. Observamos a la analista que la dirige y redirige rompiendo la relación profesional necesaria en cualquier tratamiento. Conocemos historias, equívocos y conflictos del pasado con sus compañeros de escuela o de la facultad.

La versión de Carolina Politi y Daniel Veronese es clara en sus intenciones, y dada su sencillez escénica, se potencia la proyección de la actriz, aun cuando en ocasiones se vuelve un tanto pesada; es un personaje difícil, con obsesiones y cuestionamientos circulares que bien retratan el universo de la persona deprimida, y no es sencillo asimilar.

Daniel Veronese, reconocido en México por su obra Mujeres soñaron caballos, y la actriz Carolina Politi, quien sobresalió hace unos años en su personaje de Yocasta en Edipo, nadie es ateo, dirigida por David Gaitán, hacen mancuerna y se retan para llevar a escena un monólogo que conjunta otras voces, traspasadas por la visión de la que cuenta. Un reto intelectual y emocional que incita a identificarse o a repeler al personaje.

La persona deprimida se ha presentado en varios espacios teatrales. Estrenó en el teatro Benito Juárez para luego dar una breve temporada en el teatro el Milagro, y ahora está en temporada en el teatro de la Capilla los jueves, cuyo espacio de cámara es óptimo para la propuesta.

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