Giussepe Amara

Fromm y Lacan, por Guiseppe Amara (1940-2022)

Guiseppe Amara estudiaba en Roma psiquiatría cuando mandó una carta para estudiar con Fromm en Cuernavaca. Permanecería con él entre 1965 y 1973.
miércoles, 23 de febrero de 2022 · 10:38

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Discípulo de Erich Fromm, el mero Día de San Valentín falleció de un infarto el doctor Guiseppe Amara Pace, uno de los estudiosos de la mente y la conducta humana más importantes del fines del siglo pasado y comienzos del actual en nuestro país.

Amara Pace fue cercano a la revista Proceso, desde 1986 cuando este reportero lo entrevistó en su consultorio cercano al Parque Hundido del entonces Distrito Federal, acerca del espíritu derrotista de los deportistas mexicanos en las competencias internacionales y fundamentalmente, en los Campeonatos Mundiales de Futbol. 

Italo-mexicano, Guiseppe Amara Pace nació en Eritrea, África, en 1940. Se graduó como médico por la Universidad de Roma, donde se especializó en enfermedades mentales y entre 1965 a 1969, realizando estudios de posgrado en Psicoanálisis en la UNAM. Fue discípulo de Erich Fromm (“El arte de amar”, “El miedo a la libertad”) en el Instituto Mexicano de Psicoanálisis, profesor de la UAM y en los años 90 ejerció la docencia en el Hospital Central Militar. Sus programas radiofónicos inspiraron a miles de oyentes a lo largo de más de dos décadas. 

Fromm, anti-nazi

Amara estudiaba en Roma psiquiatría cuando mandó una carta para estudiar con Fromm en Cuernavaca. Permanecería con él entre 1965 y 1973. Al cumplirse cien años del aniversario del humanista suizo Erich Fromm (1900-1980), Amara se refirió a su maestro en estos términos (Proceso número 1222, 3 de abril de 2000):

“Fromm no creía que la revolución pudiera hacerse a la manera del Che Guevara ni como Zapata. No con balas ni con armas; pero sí con cambios de ideas, emancipación, con solidaridad que México podía cambiar. Fue uno de los pocos intelectuales que se preocuparon por este país que parecía destinado a un gran desarrollo. Fue un profeta que no se escuchó. Habló de crisis cuando no había conciencia de crisis. Y a veces, lo traicionamos. Cuando Fromm se fue de México, este país perdió su fe."

 Asimismo, dijo:

“La visión de Fromm en ‘Psicoanálisis de la sociedad contemporánea: hacia una sociedad sana’ (1955) ha quedado bastante superada porque, caramba, esta sociedad tiene mucho más alcohol, adictos, gente sin sentido de la vida. Las depresiones para el año 2020 serán la segunda causa de muerte, inhibición y discapacidad humana, cuando en tiempos de Fromm la depresión era la número 15.

“El estrés, que provoca accidentes de tráfico y cerebrovasculares, así como depresiones, constituirán las primeras causas de muerte en la sociedad para el año 2010. Entonces, imagínese si esta sociedad no está más enferma de cuando la vio Fromm. Tenía razón, pero su solución era socialista y esto ha declinado.”

En “Cómo acercarse a la violencia” (Conaculta, 1998), Amara finalizó con palabras del libro “Anatomía de la destructividad humana” (Siglo XXI, 1975), que consideraba uno de los más actuales de Fromm:

“Lo hago por la relación de violencia y juventud que vio Fromm. La diferencia es que la juventud, cuando Fromm buscaba un sentido de la vida, si no lo encontraba, creía que lo tenía. La generación actual no. Avanza a tientas, en confusión, seducida por el hedonismo, el consumismo y la violencia, pero una violencia sin esperanza de cambio: ya se acabó el Che Guevara con la esperanza de la revolución, del socialismo que palidece ante la globalización de los monopolios.”

No por ingenuidad, sino por "auténtica devoción", Fromm creyó todo cuanto escribieron Marx y Freud, según Amara. Los casos clínicos de Freud le parecieron “excesivos, meticulosos”; pero nunca dudó que fueran ciertos y honestos, si bien “hoy sabemos que fueron truncados, falseados, desde el diagnóstico hasta los supuestos resultados terapéuticos o transferenciales”. La escuela psicoanalítica que Fromm fundó en México no se distinguió de otras que causaron efectos iatrógenos (dañinos) en los discípulos, empero:

“A diferencia de psicoanalistas freudianos cínicos y explotadores, como aquellos que en el caso de México fueron a dirigir AURIS u Ocean Garden, los psicologistas ingenuos y honestos suelen enfermarse de ansiedad, fobias, conductas de riesgo mortal, drogadicción (como Lainge y Cooper). Los estudiantes en México no fueron la excepción...”.

Para este analista nacido en la África italiana de la II Guerra Mundial, el análisis psicoanalítico es autoconocimiento, no necesariamente terapia:

“Fromm se percató de la escasa potencialidad del psicoanálisis a comienzos de los años sesenta. En 1964 opinó que los psicoanalistas se parecían a los sacerdotes que habían perdido la fe y están obligados a ofrecer sus misas sin esperanza alguna de que valgan para algo.”

La impotencia del psicoanálisis turbó el ánimo de Fromm, quien siempre tuvo que mantener a raya su depresión existencial “y lo hizo satisfactoriamente, sin uso de fármacos”. Vivía con dolor la gran discrepancia entre la enorme sabiduría teórica acumulada por tantos prolíficos analistas y los escasos logros terapéuticos.

“De hecho, al cabo de cien años de psicoanálisis, no existe un caso publicado que sea científicamente convincente de su acción terapéutica.”    

Fromm se alejó del lenguaje psicoanalítico que alcanzó cierta funcionalidad diagnóstica con la escuela de Melanie Klein, “reconocimiento tardío y, lamentablemente, no logró establecer puentes entre sus observaciones originales y los procesos dinámicos estudiados por Klein”.

A Fromm habitualmente no se le reconoce como psicoanalista, expresó:

“Hablaba con un lenguaje muy claro y no trataba de esconder la mitología psicoanalítica bajo un lenguaje críptico y presuntamente científico. Curiosamente, escribió poco sobre psicoanálisis. Cuando lo hizo, presentó síndromes, algunos importantes como el relacionado con el narcisismo y aquel que expone los fundamentos de la necrofilia.”

Fromm fue un hábil estudioso del carácter, apuntó; sus descripciones de la diferencia entre los caracteres de Stalin y Hitler no han sido superadas. Esto llevó a Amara hacia el lado políticamente soleado de Fromm, pues “tuvo el valor de atacar al nazismo, en Estados Unidos fue perseguido por McCarthy. Se atrevió a ser socialista en Estado Unidos. Era muy honesto, muy directo.”

En terapia individual, Fromm entablaba “auténticas luchas verbales” con el fantasma de la madre del paciente, a quien conjuraba literalmente en el consultorio a través de las referencias del paciente.

“Otra causa de la depresión de Fromm fue su reconocimiento de que carecía de verdaderos discípulos. De hecho, nadie ha seguido desarrollando sus teorías, aunque infinidad de autores utilizan, generalmente sin citarlo, muchas de sus frases afortunadas, más que verdaderas evidencias clínicas.

“En el terreno de la importancia de la tesis o del punto de vista del gran maestro que impresiona a las multitudes, Fromm no fue la excepción. Lo que trasciende, temporalmente, es el carisma del autor, la impresión mágica que transmiten sus ideas.”

Una conclusión:

“Cuando el maestro desaparece del escenario, su montaje teórico se extingue como un escenario ilusorio. Sólo quedan unas cuantas herramientas para volver a comenzar el arduo proceso de conocer al ser humano. Esto es más patético en el caso de Jacques Lacan. Sin Lacan, el lacanismo es hebefrenia (del griego heebee, juventud, y phréen, inteligencia: conjunto de transtornos mentales que se presentan en la pubertad) disfrazada de filosofía y ciencia inaprensible.”  (https://youtu.be/a1ouerAgoM8)

Lacan: genio o impostor

Un año después, por el centenario de Jacques Lacan, Amara fue nuevamente entrevistado y sus declaraciones causaron fuerte polémica entre nuestros lectores (“Jacques Lacan, a los ojos de Guiseppe Amara”, Proceso número 1281, 20 de mayo de 2001). Aquí recogemos algunas:

“Lacan es una figura que, por una parte, comprende un largo período histórico desde sus encuentros con Dalí, su comprensión de la psicosis, su vínculo con Jean-Paul Sartre, los fenomenólogos y los surrealistas franceses, con una serie numerosa de psiquiatras europeos con los cuales tiene un diálogo de altura. Y busca darle una base mucho más vasta, pero siempre en contrapunto, me permito decir, aparente con Freud.

“Lacan atrae en América Latina porque ya se empieza a extinguir en Europa, como todo autor, la moda y cosas por el estilo. Pero si atrae, sería por el hecho de que ante el psicoanálisis, la mayoría de los autores o los psicoanalizados siempre reconocen en lo íntimo que no acaban de entenderlo nunca. Y cuando se presenta un autor tan delirante, tan chispeante, tan vasto que te conmueve, que no lo puedes rechazar de antemano, suscita la duda; leerás varias de sus páginas sin entender nada, pero no puedes permanecer impasible.

“Como psicoanalista, la importancia (de Lacan) creo que reside en su análisis del deseo. En el sentido de que lo que alcanza el deseo enseguida deja de ser lo deseado. Es la constante insatisfacción de todo lo que se alcanza… Sin embargo, queda como gran enigma una teoría psicoanalítica que define al deseo como inapagable, como el de un Rey Midas que todo lo que toca lo transforma no en oro, sino en estiércol; pero sin que Lacan haya ofrecido una solución al drama mortal del deseo humano.

“Lacan fue un infatigable aprendiz. Pretendió aplicar a Heidegger, quizá su aspecto teológico; y le envió un libro para invitarlo a reconocer el reflejo del gran filósofo en su obra. Heidegger le contestó lacónicamente: ‘El suyo es el caso del psiquiatra que amerita la intervención de otro psiquiatra’.

“Lacan presenta su tesis doctoral con la interpretación de la psicosis de una mujer que había atacado a una conocida actriz parisina. Ella luego será la madre del psicoanalista francés Didier Anzieu, a quien le tengo particular cariño porque escribió el libro más interesante sobre La interpretación de los sueños de Freud, que en México publicó Siglo XXI Editores.

“Lacan se desinteresó de la experiencia psiquiátrica y psicoanalítica en su afán de convertir el psicoanálisis en una ciencia que apenas nacía con él; renuncia a los habituales testimonios psicopatológicos para abordar campos científicos que pretende convertir en metáforas cósmicas y cuánticas de la estructura mental psicoanalítica. Será el biólogo Alain Sokal quien desenmascara la falsa utilización de ejemplos supuestamente científicos que Lacan usa con gran soltura, desinhibida y relativista, pero sin conocimiento real de ciencia alguna.

“De hecho, de su célebre discurso que presentó ante los premios Nobel estadunidenses, entre los que estaba el lingüista Noam Chomsky, ellos no encontraron relación alguna con las ciencias hasta ahora conocidas.”

“Salvador Dalí tenía en común con Lacan el afán buñuelesco de burlarse de los burgueses. Su tesis sobre la paranoia crítica tiene la ventaja de ser perfectamente comprensible si el lector cuenta con la luminosa libertad mental de quienes juegan a ser psicóticos.

“Hay testigos de que Lacan tuvo relaciones con algunas expacientes, pero no creo que haya profanado el consultorio. Sin embargo, otro ejemplo de su profunda ironía cínica es haber planteado cuestionamientos éticos cuando se sabe bien que tuvo un comportamiento tiránico con sus pacientes…

“Lacan invita a leer a Freud como un texto evangélico, pero la verdad es que se torna cada vez más indiferente al poder de la sexualidad. El falo, para Lacan, no corresponde al pene según la visión freudiana, sería una estructura mental: la ambición del deseo viril que corre toda suerte de castraciones en su inútil búsqueda del objeto perdido.”

--Pero Lacan mencionó mucho la castración en sus escritos, ¿no se refería acaso a la castración genital?

--No, insiste en que el falo no es el pene. Aunque en su consultorio, frente al diván que ocupaba el paciente, mostraba con orgullo la pintura de Edouard Manet, La mujer abierta, la mujer que muestra su genital, lo que revela su ambigüedad respecto de la castración.

“Se deleitaba con el azoro o el impacto que el cuadro producía en sus pacientes. La consternación de la mujer castrada que exhibe la suprema ausencia: el pene castrado. Lacan jugaba con las dos ideas, la del pene de la castración freudiana y el del falo del deseo irrealizable. Hay que tomar en cuenta que el psicoanálisis se basó en el poder de la sexualidad pero fue creado a partir de una casi total ignorancia de la auténtica sexualidad.

“Resulta una gran paradoja que el freudismo crea la teoría de la libido como exclusivamente masculina, debido al desconocimiento de Freud de la existencia del clítoris. No me refiero a que desconociera el órgano anatómico, pero sí a que ignoraba al clítoris como fuente del orgasmo natural de la mujer, una fuente tan legítima y más fructífera que la del orgasmo vaginal. Las repercusiones de esta equivocación freudiana sobre la autoestima erótica de las mujeres han creado una legión de mujeres que se autoconsideran, injustamente, frígidas.

“Es natural que Lacan tome distancia de estas concepciones erróneas, aunque para dar una apariencia de psicoanálisis a sus teorías filosóficas seguirá identificando el pene con el falo y asignará a la castración la doble decapitación: la del glande y la mental.

“Psicoanalizarse, al igual que desear, sería una infinita masturbación con palabras seminales. Para Freud, el castrado genital sería el tímido, el impotente quien teme a las mujeres; en Lacan, el castrado fálico es el sujeto contemporáneo del perpetuo desear, que termina por decepcionar a todos.”

Conductor del programa de orientación psiquiátrica y psicoanalítica "De parejas disparejas y la familia", en Radio Red, agregó:

“A un amigo italiano, en uno de sus raros momentos de ansiedad, Lacan le confesó su tortura personal de reconocerse un gran impostor, tal como fue publicado en el periódico ‘Corriere della Sera’. Puede ser que rozara el límite de la impostura; pero hay que tomar en cuenta que podía permitírselo por el relativismo ético y cultural de nuestra decadente sociedad y la situación de eterna perplejidad que despierta todo intento de asumir el psicoanálisis, que continúa siendo enigmático y malentendido.

 “Su obra es casi un delirio, lo cual no resulta demasiado grave. Porque en su caso, Lacan construye su delirio con maña y cinismo; pero con la finalidad de provocar, cuestionar y evocar, en quien lo lee, no una teoría consistente, que sería una ilusión pasada de moda, sino un mensaje altisonante y oscuro que tiene el arcaico poder de estremecer al sujeto ante la tesis lacaniana por excelencia, de que 'no hay verdad alguna'. Lo que puede despertarse en el paciente es el desconcierto creador ante la falta de verdad.”

Remató el analista italiano-mexicano nacido en el norte de África:

“Si algo detestó Lacan, fue convertirse en el psicoanalista maestro, en el sabio ejemplar que aconseja y guía al paciente, algo que era la ambiciosa farsa de muchos psicoanalistas de su tiempo... Es un gran aglutinador y le da un tinte muy original a sus ideas, trató de tomar de todo y reunir su pensamiento en un cuerpo freudiano universal, su empresa fáustica; pero en un lenguaje tan ambiguo que nunca se dispone a plantear una objetividad más o menos concisa que pueda prestarse a una discusión.”

Empero, según Amara, leer al enigmático Lacan es enfrentar una esfinge de paradojas, "en una abierta invitación a meditar, a dar tu respuesta de lector original y único a un lenguaje que pretende ser universal, aunque pueda no tocar nada en común para nadie”.    

Comentarios