Rock
Mick Fleetwood evoca los pininos de Christine McVie
El baterista británico recuerda en sus memorias cómo se incorporó a la banda Fleetwood Mac la vocalista Christine McVie, quien falleció el pasado 30 de noviembre a los 79 añosCIUDAD DE MÉXICO (apro).- En 1990, el baterista británico Mike Fleetwood dictó al periodista Stephen Davis sus memorias “Fleetwood: My Life and Adventures in Fleetwood Mac”, una biografía de 285 páginas donde el músico cornuallés reveló las transformaciones de su conjunto de blues que en los setentas alcanzaría la gloria y la fama en el mundo del rock pop: Fleetwood Mac.
Su principal compositora, la vocalista contralto Christine McVie falleció el 30 de noviembre, a los 79 años. Mick Fleetwood recuerda en el capítulo cuarto cómo ella, Christine Perfect, se integró al grupo Fleetwood Mac que formaban su esposo bajista, John McVie, y el propio fundador, Mike Fleetwood (selección de textos y traducción por Roberto Ponce).
La venida de Christine Perfect
Así que Peter Green se salió de Fleetwood Mac: “¡Oh, mierda!”
Yo nunca pensé en tirar la toalla. Simplemente creí que seríamos demasiado estúpidos si nos dedicáramos a otra onda. John McVie y yo éramos un bajista y un baterista que necesitábamos armar una banda.
Apastillando: yo tomé la estafeta de la banda, supliendo a Pete. Y John y yo hallamos a quien iba a convertirse en nuestro salvavidas. Era una bluesista y la mujer musical más hermosa de Inglaterra, además era la esposa de John: Christine Perfect McVie.
Christine era de Birmingham, nacida en los años de la Segunda Guerra Mundial, como mis hermanas. Su papá, Cyril Perfect, era un profesor y músico universitario cuyo padre había tocado el órgano en la abadía de Westminster. Su madre, Beatrice (le decían “Tii”), era una música frustrada, pero tenía su toque de gracia propio. La mami de Chris era psíquica y curandera. Podía aliviar las verrugas de la noche a la mañana con solo un apretón de dedos.
Una vez cuando le diagnosticaron leucemia a un viejo amigo de Cyril Perfect, “Tii” se durmió unas noches con guantes de seda blancos y el amigo, sano, se recuperó. Chris creció pensando que era raro que su madre fuera a cazar fantasmas en la sociedad psíquica local. Chris le preguntaba: “¿Por qué no puedes ser normal como todo mundo, mamá?” Y su madre nomás se reía para sus adentros.
La casa de los Perfect estaba llena de música y pronto Chris ya tocaba la guitarra y cantaba. A los dieciséis años ella y una amiga rolaban por Londres para impresionar a cuanta oficina de talentos se dejara, interpretando piezas de los Everly Brothers. Alguien eventualmente las contrató para cantar una pieza en algún pub, acompañadas del grupo instrumental inglés The Shadows, antes de que las cacharan y obligaran a tornar a su hogar.
Como muchos artistas de nuestra generación, Chris fue a la Escuela de Artes en Birmingham. En las reuniones de los martes por la noche en el club de música folk, conoció a un guapo estudiante de Literatura Alemana en la Birmingham University llamado Spencer Davis, y los dos se juntaron para tocar sus guitarras a los segundos pisos en los autobuses de Birmingham, pidiendo una moneda o dos. Llegaron a abrirle por un tiempo a la banda de jazz de la universidad y un día toparon a un estudiante quinceañero quien tocaba piano blues en el Chappel Pub, a la hora del almuerzo: Steve Winwood.
Tan pronto como Davis conoció a Winwood, formaron el Spencer Davis Group y despegaron. Nadie creía que aquel chavo pudiera rasgar los blues de esa manera. Su voz áspera le puso a Chris la carne de gallina cuando lo oyó por primera vez. Chris los siguió religiosamente, pero ella pronto quiso formar su propia banda y en 1964 se unió a otro conjunto local, Sounds of Blues, tocando el piano con Andy Sylvester al bajo e integrantes que incluían a Chris Wood en el saxofón.
Chris Perfect concluyó estudios como escultora y se mudó a Londres buscando fortuna, olvidándose completamente de la música. Encontró chamba decorando escaparates en Dickens & Jones, trabajando con personas “muy pinches todas” y se aburrió hasta el cansancio. Fue entonces que Andy Sylvester le pidió unirse a una nueva banda que formaba con Stan Webb.
“En ese momento le dije que sí –recuerda Chris--, le dije que sí que sí, yo quería, sí que iba a hacerlo con tal de largarme de aquel tedio. No sabía tocar bien los blues en el piano, así que por recomendación de Andy me compré montones de discos de Freddy King. Oí con atención a su pianista Sonny Thompson y aprendí a copiar sus frases musicales. De allí viene mi estilo".
Chris empezó a cantar también. Si bien esa nueva banda, Chicken Shack, se apoyaba fuertemente en la personalidad escénica del locuaz guitarrista Stan Webb, los fans pronto repararon en el sentimiento profundo, lastimero y de algún modo sapiente que Christine aportaba a las interpretaciones del blues. Pocas mujeres se involucraban en la escena bluesera británica y Chris hizo que Chicken Shack destacase como algo diferente.
En 1967, Chicken Shack fue descubierta por Mike Vernon y pasó a ser parte de la camada en la disquera Blue Horizon de Fleetwood Mac (cuando Mick Fleetwood oyó una cinta “demo” de la banda, fue a verla ensayar en lo que era una cabaña avícola de Kidderminster, donde los vivían los integrantes). Mike se sintió particularmente atraído al descubrir a la hermosa Christine Perfect; de hecho, puedo recordar que le comentó a Peter Green que Fleetwood Mac podía cuidar su carrera, pues esta nueva chica de Birmingham iba a dejar sin aliento al circuito de blues en Windsor. Mike grabó a Chicken Shack inmediatamente.
Gira de la muerte ‘71
John McVie y Christine Perfect se conocieron mientras todos tocaban en la onda de Windsor Jazz. Meses después, en 1968, Chris llegó a una sesión de grabación en los estudios de Fleetwood Mac y tocó el piano en “Mr. Wonderful”. Un día ella se encontraba en una de nuestras giras, echándole el ojo a Pete, al tiempo que John le invitó un trago. Ella sabía que John tenía novia, pero compartieron algunas carcajadas. Tras el show, John la invitó a cenar y Chris le preguntó si estaba comprometido. “Nel, ya tronamos”, le respondió John. Y así comenzó su romance. Se casaron diez días más tarde, en una gran ceremonia de agosto de 1968. Probablemente habrían podido esperar, pero la mamá de Chris se hallaba moribunda y la boda aparentemente habría de sentarle bien.
John había vivido en Ealing hasta que se casó con Chris. Ahora la pareja se mudó a Dorchester Street, pero rara vez se veían. Si Fleetwood Mac no andaba de gira, Chicken Shack sí. Como Chris ya se estaba hartando de viajar y deseaba establecer una vida hogareña, abandonó Chicken Shack.
En el mes de diciembre de 1968, ella triunfó en la encuesta de la revista “Melody Maker” como la mejor vocalista femenina. “Me vi obligada a volver a los escenarios públicos”, dice Chris. “No me atraía dejar mi vida placentera en casa, pero sentí que era el momento de ganar dinero de forma independiente.” Siguió una desastrosa gira de presentaciones para ella, entonces tiró la toalla de vuelta, justo tras aparecer su primer álbum “Christine Perfect”. Ella declararía al diario “New Musical Express” (NME) que no pensaba grabar más ni realizar giras. Para fortuna de Fleetwood Mac, su retiro sólo fue de dos meses.
No obstante de ser oficialmente un cuarteto, Fleetwood Mac necesitó de la ayuda musical de Christine McVie para su nuevo disco “Kiln House” (1970). Ella no únicamente pintó la portada del álbum, sino que cantó y tocó en algunas piezas. Cuando concluimos el disco, partimos a una gira de tres meses por Estados Unidos. Así que durante una cena en Kiln House a mediados de julio, le pregunté a Chris: “¿Quieres unirte a la banda?” Ella sabía que debíamos enriquecer nuestro sonido debido a la ausencia de Pete Green, de manera que la pusimos a ensayar hasta el cansancio. Se unió a nuestra gira Kiln House Tour y su primera actuación con Fleetwood Mac ocurrió el 8 de agosto de 1970 en el depósito Warehouse de Nueva Orleans. De ahí en adelante dejó de usar el nombre de Christine Perfect para ser Christine McVie.
Sentía que la banda iba a separarse si sus integrantes no estábamos cerca. Sucedió que por 21 mil libras esterlinas compramos Benifols, una mansión escondida en una colina, pasando el Devil’s Punch Bowl cerca de Haslemere, en Hampshire.
Nos sentimos en el paraíso durante el primer año allí. Mi esposa Jenny [Boyd, la hermana de Patty Boyd, esposa de George Harrison] y yo ocupamos las habitaciones de la servidumbre y la cocina, a la vez que John y Chris tomaron la parte de arriba de las escaleras. Allá, Chris creó un hermoso hogar, muy acogedor con antigüedades y lámparas de suaves luces. Jenny se sacaba de onda porque decía que yo pasaba más tiempo en la parte de los McVie, hablando sólo acerca de Fleetwood Mac. Jenny y Judy Wong se sintieron algo intimidadas por los fabulosos poderes de nuestra nueva inquilina. Vieron que Christine podía escribir música, tocar y cocinar platillos suculentos sin pestañear. Aparte, Chris era una artista suprema y escultora. Tenía los pies en la tierra, era bastante atractiva para todo el mundo. La gente estaba impresionada. ¿Qué tipo de supermujer era ésta?
Mi hija Amy nació el 17 de enero de 1971. Apenas la conocí, pues nos lanzamos a otra gira por Estados Unidos desde febrero. En esa visita, Fleetwood Mac casi desaparece definitivamente. Llegamos por primera vez a tocar al Fillmore West de San Francisco y por encimita las cosas parecían ir de maravilla. “Kiln House” había pegado mucho mejor en EU que en Gran Bretaña y sonaba por todas las estaciones de radio FM con la nueva versión de Santana a “Black Magic Woman”, fiel a la entonada originalmente por Peter Green con Fleetwood Mac. Y mi cuñado George Harrison había colocado “My Sweet Lord” en el número uno del Hit Parade.
Peter Green llegó desde Inglaterra para nuestro rescate [una vez que Jeremy Spencer había tirado la toalla, reclutado por la secta religiosa Children of God’s, a la que se unió con su esposa Fionia y su hijo]. De inmediato Peter nos dijo cómo sacar adelante el resto de la gira. Nuestro show consistiría en abrir con “Black Magic Woman”, para dar paso a unos 90 minutos de improvisación. No había de otra, estábamos absolutamente fuera de control ahora que Jeremy se había rajado dejando al garete Fleetwood Mac.
La última plaza de aquel tour del año 71 fue Nueva York. Terminamos colapsados y huimos a toda velocidad rumbo a Inglaterra. El grupo Fleetwood Mac se hallaba seco de pilas y tambaleándose por la adversidad. Chris manifestó luego al NME:
“El año pasado me parece como si todo un equipo de beisbol nos hubiese bateado en la cabeza con sus palos.”
Y era verdad. Mental y físicamente, la moral de Fleetwood Mac andaba por los suelos.