CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En un emotivo y muy sentido acto, con presencia de familiares, amigos, y el gremio histriónico, el primer actor Héctor Bonilla fue despedido en el Palacio de Bellas Artes.

Las cenizas del actor llegaron al vestíbulo del máximo recinto cultural pasadas las 17 horas, en manos de su esposa Sofía, acompañada por sus hijos Fernando y Sergio Bonilla (en total son tres, junto a Leonor Bonilla).

Tras unos minutos de guardia de honor en el que se sumaron Alejandra Frausto, titular de Cultura federal, y Lucina Jiménez, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), la primera tomó el micrófono para dirigirse a los presentes.

Frausto, quien durante esta mañana y parte de la tarde rindió cuentas como parte del 4º informe de gobierno ante las Comisiones Unidas de Cultura y Cinematografía y de Radio y Televisión, en la Cámara de Diputados, en donde fue cuestionada, entre otras cosas sobre la crisis financiera de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), dijo que Bonilla fue un histrión inmenso y un ciudadano ejemplar:

“Su talento merece el homenaje que hoy le rendimos, porque su legado no acaba con su partida. Fue un actor excepcional, dramaturgo, director, productor, gestor y líder gremial, fue sobre todo un maestro del oficio y ejemplo de vida para varias generaciones…

“Gracias, Héctor, además de todo, por tu enorme congruencia ideológica, por tu compromiso y responsabilidad como un creador del pueblo y para el pueblo”.

Enseguida, sus hijos Fernando, Sergio, y su viuda Sofía tomaron el micrófono para dar lectura a un texto en donde develaron al Héctor Bonilla privado, el hombre, y de paso aclarar que aunque algunos medios afirmaron que nació en Puebla, en realidad es chilango 100%.

En un texto que leyeron --con respectivos tiempos-- a trío, surgió el Bonilla-padre-hombre-ciudadano y amante del deporte, que estudió Derecho ante la firmeza de sus padres de cara al que fue uno de sus sueños: ser profesional del futbol americano, lo cual se canceló ante una tacleada que le ocasionó una lesión.

La actuación vino después, estudió en la Escuela de Arte Teatral del INBAL, pero jamás cesó su amor por el deporte, solía correr y siempre fue fanático de los Pumas de la UNAM, e incluso informaron que fue cremado con su pants de ese equipo de futbol.

Lector incansable, también recordaron que Bonilla fue un amante de las obras de Borges, Cervantes, Chéjov, así como de ‘la pila de guiones que solía tener en su estudio’, además de un hombre congruente y serio, pero con un gran sentido del humor.

En su turno, los actores Demián Bichir, Damián Alcázar y Sergio Corona lo recordaron como un hombre generoso, puntual, revolucionario, buen actor y compañero.

Bichir hizo memoria en las batallas de Bonilla, una de ellas cuando en el pináculo de su carrera decidió salir de Televisa arriesgándolo todo; otra más cuando apoyó a la familia teatral Rabell de Querétaro, fundadores del Corral de Comedia en esa ciudad; y cuando puso dinero de su bolsillo –junto a su esposa Sofí-- para que se pudiera filmar ‘Rojo Amanecer’. Dijo:

“Me siento feliz y tranquilo porque efectivamente todos van a estar bien (dirigiéndose a su familia). Te esperan tus amigos, tu madre, tus amigos… la vida se va rápido y siempre he creído que nos vamos a encontrar todos en gran fiesta”.

El homenaje tuvo música del Coro de Madrigalistas de Bellas Artes, con el ‘Díptico 6’ temas I-Sembrador y II—Segador, y del Mariachi del Ballet Folklórico de México, así como la transmisión de un video de Bonilla interpretando el tema de su autoría “Testamento”.

Al finalizar, las guardias de honor del público asistente, algunas palabras de ciudadanos que tomaron el micrófono y hasta una porra “¡Goya!” de la UNAM.