Cine

“La hija oscura”

Netflix parece acaparar las películas en la lista de los Óscar, o cuenta con muy buen equipo de curaduría o tiene buenos contactos en la Academia; "La hija oscura" (The Lost Daughter; EU, 2021) no tiene pierde.
domingo, 23 de enero de 2022 · 00:29

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Netflix parece acaparar las películas en la lista de los Óscar, o cuenta con muy buen equipo de curaduría o tiene buenos contactos en la Academia; La hija oscura (The Lost Daughter; EU, 2021) no tiene pierde, el guion de Maggie Gyllenhaal, quien sorprende en su debut como directora, ya fue premiado en el festival de Venecia, y el reparto, que incluye a la estupenda Olivia Colman (La favorita), rescata talentos de veteranos como Ed Harris, y coloca a nuevos como Dakota Johnson, Jack Farthing, o la irlandesa Jessie Buckley.

Basada en una novela del mismo título (La figlia oscura) de Elena Ferrante (pseudónimo de la misteriosa escritora napolitana), La hija oscura escenifica, pues no es propiamente una narración, el viaje interior de una mujer madura, Leda (Colman), frente a su pasado encajado en la culpa y la rebeldía, en el contexto de un viaje geográfico a una isla griega. Traductora de italiano y académica, la turista inglesa se muestra determinada a disfrutar su estancia, pero algo está podrido por dentro y por fuera de ese reino bajo cielo y mar paradisiacos; la ruidosa y amenazante familia americana, que llega al día siguiente, perturba el silencio y roba sol.

Leda, afable y educada, desconcierta con reacciones inesperadas de distancia o de franca hostilidad, intriga al espectador por su aparente obsesión con Nina, madre de una niña de tres años, extraviada en la playa, a quien Leda encuentra pero se queda con su muñeca preferida y la esconde. El pasado irrumpe de forma aleatoria sin que las asociaciones sean claras, Maggie Gyllenhaal las orquesta a manera de corriente de pensamiento, no como flashbacks pues se muestran incompletas, subjetivas e intensamente dramáticas, como si otro pensamiento o recuerdo las atropellara e impusiera otras vivencias en su lugar. 

El espectador arma la narrativa no tanto con los hechos sino el ritmo emocional del pasado, del presente, y la tensión entre pasado y presente; la edición, a cargo del brasileño Affonso Gonçalves, frecuente colaborador de Jim Jarmusch, compone melodías visuales. Leda joven, encarnada por Jessie­ Buckley, no se apoya en el parecido físico sino el proceso psíquico, el de una joven con ambiciones literarias y académicas, atrapada en un matrimonio decepcionante y con dos hijas pequeñas; en la joven se presiente el tipo de mujer madura en que se convertirá, y en la Leda madura se observan marcas y heridas de las decisiones que tomó, o no logró tomar, en el pasado.

Magistral la actuación de Olivia Colman, quien sabe llevar a la carne el conflicto y mostrar el desasosiego permanente de Leda, efecto no tanto del pasado, culpa y rabia, que sería el lugar común de la actuación, sino como resultado del esfuerzo por ponerse en paz y disfrutar su retiro y dejar de sentirse asediada, o por la agresión de los demás, o porque ellos poseen todo lo que ella perdió.

Correcta siempre, aunque poco convincente como actriz, Maggie Gyllenhaal parece encontrar ahora su verdadera vocación, la de una cineasta que sabe ver el potencial y las necesidades del actor; sobria en el empleo de metáforas, entiende a fondo que el mito griego de Leda, la reina violada por Zeus, atraviesa niveles desde la superficie hacia un fondo sin fondo, el de la madre y la hija y la muñeca, la niña que busca el apoyo materno, y la mujer que defiende su derecho a ser individuo.

Crítica publicada el 16 de enero en la edición 2359 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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