'Proyecto Power”: víctimas mutantes
MONTERREY, NL (apro).- Proyecto Power (Project Power, 2020) enseña que en ocasiones el lanzamiento de nuevos superhéroes se convierte en un abuso del género.
La nueva aventura que presenta Netflix para consumo de su público juvenil es una variación de las historias de Marvel y DC, aunque esta vez los muestra como mutantes, víctimas de poderosos, que pretenden aprovechar sus poderes supraterrenales para fines perversos.
Jamie Foxx y Joseph Gordon-Levit hacen mancuerna para combatir al hampa del negocio sofisticadísimo que quiere controlar el nuevo mercado de las drogas. Estas sustancias prohibidas no dan sensación de placer, como los conocidos narcóticos. En lugar de eso, proporcionan condiciones físicas excepcionales a quienes las toman, aunque durante cinco minutos.
Sin embargo, su consumo es nefasto, pues no se conocen los efectos que provoca en cada individuo. No hay manera de controlar la forma que altera la genética de las personas, moviéndolas al descontrol y a la destrucción.
Cuando la situación se vuelve personal para Foxx, un ex marine que alguna vez tomó el estupefaciente, hay balazos y mucha gente muerta.
La crítica social de esta cinta va dirigida al gobierno. Aunque los controladores del poder son mercaderes que se comportan como narcotraficantes de alto vuelo, en realidad son una rama de la autoridad que utiliza métodos ilegítimos para controlar al pueblo. El empresariado aniquila a la sociedad dándole gusto.
Qué idea tan astuta: un tipo cualquiera llega a un barrio bajo y reparte entre jóvenes esta droga, para que los chicos prueben lo que es realmente sentirse invulnerables. El truco es que todos los nuevos consumidores son cobayos de experimentación, que serán monitoreados para conocer cómo evoluciona la sustancia milagrosa.
Pero una nueva especie de seres con capacidades muy superiores a las humanas se convierte rápidamente en una amenaza pública, pues a muchos de ellos la invulnerabilidad los mueve a la tentación para delinquir.
Son como X-Men, pero a un nivel mucho más vulgar y desorganizado.
https://youtu.be/cdkDxCr4MDI
La gran producción dirigida por Henry Joost y Ariel Schulman tiene una buena premisa y trae mucho humor, sin embargo, la atención se concentra más en el negocio que en el consumo del producto. La mirada se fija en lo que pasa para vender la droga, y muestra menos los efectos en los adictos. Entonces Foxx, habituado a su poder, se la pasa pateando traseros, tratando de encontrar el objetivo que se ha trazado, lo que impide que se observen a detalle otros aspectos, como el desarrollo de los personajes, que es muy limitado.
Además, las escenas de acción son decepcionantemente rutinarias. El héroe se comporta como un peleador imbatible, pero la cámara no consigue captar a plenitud sus destrezas en el combate.
Y por encima de todo se encuentran los efectos especiales magníficos, que roban toda la atención.
Proyecto Power es una cinta entretenida que será olvidada pronto.