'Jeffrey Epstein: asquerosamente rico”: retrato de un monstruo encumbrado
MONTERREY, N.L. (apro).- Jeffrey Epstein era la encarnación del sueño americano. Fue un hombre que creció por medios propios y gran ambición, y se hizo el amigo millonario de las celebridades. Pero este estadunidense, modelo de virtudes en sociedad, escondía un horripilante secreto.
Jeffrey Epstein: Asquerosamente Rico (Jeffrey Epstein: Filthy Rich, 2020) habla de la conducta oculta que llevaba el magnate de las finanzas, quien contaba entre sus allegados a expresidentes, la realeza inglesa, artistas y estrellas del deporte.
En público, Epstein era un encantador mecenas, pero en privado se desdoblaba para convertirse en un pedófilo que violó a decenas de niñas que le eran allegadas por su amante Ghislaine Maxwell, quien, hasta donde se sabe, vive sin haber sido castigada.
La miniserie documental presentada en Netflix, en cuatro capítulos de una hora, es un indignante relato sobre los alcances del poder y el libertinaje del que gozan quienes conviven con los poderosos.
https://youtu.be/-j0rjlfmDx4
El trabajo cinematográfico de la directora Lisa Bryant expone pacientemente los hechos que llevaron a la perdición a Epstein. La docuserie muestra, primero, al encantador galán del jet set que repartía dinero y administraba fortunas ajenas para acrecentar la propia. Hasta que surgió la primera denuncia de una menor de edad que se dijo acosada por él y por Ghislaine.
La acusación, presentada en la década de los 90, parece que no llegó a ningún lado. Sin embargo, con el paso de los años comenzaron a surgir más y más señalamientos, pero de chicas que no sólo se dijeron manoseadas, sino que también fueron violadas y prostituidas por este seductor que se las ofrecía como carne fresca a sus amigos, en fiestas efectuadas en sus mansiones de Estados Unidos y Europa, así como en su isla privada, que era como un paraíso de la depravación.
El documental es prácticamente un gran foro de denuncia. La mayor parte del tiempo se ocupa en recabar los testimonios tristes de las víctimas, ahora adultas, que fueron engañadas con promesas de prosperidad y que, ingenuas, proporcionaron servicios para dar placer al gran señor que las impresionaba e intimidaba.
Lo que más resalta en el relato es cómo este tipo pudo perpetrar sus crímenes durante tanto tiempo. Las denuncias son desde hace casi 25 años y ninguna autoridad se dio tiempo para investigar con seriedad las acusaciones de chicas lastimadas.
La única respuesta sobre su prolongada impunidad se encuentra en el amparo del poder. Su red era tan grande que tenía compradas a prácticamente todas las autoridades con donativos, lujos o con regalo de chicas. O también, como se insinúa, pudo haber obtenido silencio desde la cima del poder judicial, porque el pervertido videograbó todas las sesiones orgiásticas, en las que pudieron participar los encargados de enjuiciarlo.
Aunque la narración es lenta, consigue ofrecer un relato fresco y actual sobre lo que fue un monstruo repleto de dinero, que vivía para satisfacer sus vicios con el sufrimiento de adolescentes.
Por ahí aparecen como presuntos beneficiarios de sus aquelarres, personajes como Donald Trump, Bill Clinton y hasta el príncipe Andrés de Inglaterra, quien busca desmarcarse, sin conseguirlo, en una patética entrevista que da a la televisión británica.
El desenlace de esta historia es ya conocido. Su final se precipitó apenas el año pasado, cuando el depredador comenzaba el proceso que durante el resto de su vida lo mantendría tras las rejas. Pese a ello, queda como testamento funesto el legado de destrucción que dejó.
‘Jeffrey Epstein: Asquerosamente Rico’ es, en conjunto, un episodio de la actualidad donde se muestra cómo un hombre acaudalado está dispuesto a actuar por encima de la ley, confiado en la impunidad que da la cercanía al círculo de quienes gobiernan el planeta.