Pese a alerta por el coronavirus, más de 110 mil personas acudieron al Vive Latino
CIUDAD DE MÉXICO (apro). - La asistencia total al Festival Vive Latino 2020 fue de 115 mil 331 personas; se realizaron 66 mil 785 detecciones de temperatura al ingreso; se valoraron 42 personas en el módulo de atención médica especializada, y todos se descartaron de la sospecha de Covid-19.
Ante esta información de la Secretaría de Salud (SS), los organizadores del Vive Latino desafiaron al contagio del coronavirus con 12 horas de música “de forma irresponsable” (como afirmaron medios internacionales), tras la cancelación de agrupaciones por esta causa. Se incluyeron a última hora Inspector, Camilo Séptimo y Moderatto, bandas bien recibidas por el público.
[caption id="attachment_622043" align="alignnone" width="1079"] Moderatto Foto: Carlos Enciso[/caption]
Pocos asistentes ingresaron al Foro Sol portando cubrebocas el último día de presentaciones; la explanada del escenario principal, imponente y con dos gradas laterales, dio la bienvenida a todos los presentes con Desorden Público.
Ritmos como reggae y ska salieron desde los instrumentos de los músicos procedentes del norte de Venezuela; brincos, gritos y emoción desbordada era evidente mientras la banda interpretaba sus letras de protesta. Tras cuarenta minutos de participación el escenario volvió a quedar en silencio.
Pero la tarde apenas comenzaba…
La próxima parada fue el escenario Telcel, donde Madame Récamier (Gina Récamier) y su vestimenta en tonos relucientes puso al público a cantar de principio a fin. Acompañada por 9 músicos, dio la bienvenida de la siguiente manera:
“¡Qué gusto estar aquí, ya tenía muchas ganas de verlos!”.
[caption id="attachment_622040" align="alignnone" width="1083"] Zoé Unplugged Foto: Carlos Enciso[/caption]
Bajo esa premisa brindó una muestra de la evolución que a lo largo de 10 años de trayectoria ha logrado esta artista multiinstrumentista.
El Vive Latino contó por primera vez con un stand del Fondo de Cultura Económica (FCE), donde la editorial dirigida por Paco Ignacio Taibo II ofreció libros a costos accesibles (por ejemplo: los tomos Yo soy Fontanarrosa, del caricaturista argentino ex colaborador de Proceso, y La batalla de Zacatecas, de Alberto Calzadíaz Barrera, hijo pródigo de Namiquipa), a diferencia del alto precio en comidas y bebidas dentro del festival: una chela a 110 pesos, burritos 160 pesos y pizza personal, 80 pesos.
Las firmas de autógrafos fueron canceladas ambos días. Respecto a la separación de residuos y el lema “Un Vive que cuide el planeta”, que el organizador del evento Jordi Puig prometió el pasado 21 de enero a los medios sencillamente no se cumplió: los vasos para la cerveza eran de plástico y no, como anunció Puig, de cebada.
Abundaron frascos plásticos de gel antibacterial, en tanto que no faltó el agua y jabón afuera de los sanitarios cuya característica principal fue la falta de limpieza interna.
Respecto al hurto de teléfonos celulares, pese a incrementarse la vigilancia en los puntos donde en ediciones anteriores se hizo la observación de que habían sido robados varios dispositivos, esta vez no faltaron casos así: una chica trabajadora de la Secretaría de Relaciones Exteriores de apellido Caballero reportó que le quitaron el suyo y que “sintió que se lo sacaban de la bolsa”, pero no se dio cuenta hasta después por haber estado atenta al espectáculo musical de Zoé.
“No hay que asustarse o dejarse caer en el miedo, es algo que sí existe, pero no hay que dejarse caer en el pánico ni la locura, porque así sí nos enfermamos”, balbuceó León Larregui, líder del grupo Zoé en el show estelar ante 62 mil 718 fans en el escenario principal Indio.
Rondines de los elementos de seguridad por los escenarios fueron constantes, mas no suficientes para detectar a quienes lograron pasar con mariguana para su propio consumo durante las presentaciones de las bandas.