Homenaje de Canal 22: Margo Glantz, 90 años
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La escritora y ensayista Margo Glantz cumplió 90 años el pasado 28 de enero y el Canal 22 le rindió un homenaje con varios programas.
La autora de las ficciones ‘Las genealogías’, ‘Apariciones’ y ‘Animal de dos semblantes’, menciona a este medio que no aceptó un reconocimiento nacional oficial:
“El Canal 22 trasmitirá contenidos que posee de tiempo atrás y nada más. Festejaré con amigos. Pero estoy feliz de llegar a esta edad”.
El martes 28, el canal cultural de México, en sus en sus señales 22.1, trasmitió “Los imprescindibles”, una serie que explora los momentos culminantes en la vida y obra de los literatos clásicos mexicanos, mostrando un capítulo sobre la narradora.
El miércoles 29 le dedicó “Tratos y retratos”, con una entrevista de Silvia Lemus (viuda de Carlos Fuentes) a la creadora de ‘La polca de los osos’, en torno a su novela ‘El rastro’. “Rastro”, reveló, es una palabra ambigua, se puede interpretar como la huella que deja una pasión o las huellas que deja la gente al pasar.
En México designa al lugar donde se mata y desuella el ganado, mientras que en España refiere un lugar donde se venden cosas viejas. Para la autora, el sentido preponderante en la novela es el de la huella que dejan en la memoria los amores violentos. La narradora ahondó en detalles sobre el lugar que ocupa la música en la obra, no sólo porque la protagonista es instrumentista, sino por la importancia que tiene el ritmo tanto en la música como para el corazón, así como la inspiración que le significó la historia de la violonchelista británica Jacquelline du Pré y su romance con el director y pianista argentino Daniel Barenboim.
El jueves 30 la estación exhibió “Contraseñas. Margo Glantz”, mientras que sus colegas Rosa Beltrán y Mónica Lavín platicaron con Margo, quien nació en la calle de Jesús María --barrio de La Merced-- en la Ciudad de México, en 1930, y habló de que es una viajera empedernida y coleccionista de zapatos. También, que el primer premio que recibió fue una muñeca de celuloide que su padre Jacobo le dio por haber aprendido a leer sola, o que por su cabello negro le apodaron en casa la oveja negra.
Incluso, Glantz (autora también de los libros ‘La Malinche, sus padres y sus hijos’ y ‘Sor Juana: La comparación y la hipérbole’) compartió anécdotas sobre su infancia: los constantes cambios de casa, sus días atendiendo la zapatería de sus padres y su sueño de convertirse en escritora. Relató cómo surgió la idea de hacer del cuerpo femenino un tópico de su literatura, y también de su vida aeroportuaria, de su fascinación por el séptimo arte, por el tango y más recientemente por la red social Twitter, donde es muy activa.
Glantz cuenta a Proceso que ahora es importante pelear por los derechos de la mujer: “Que decida sobre su propio cuerpo y evite que la acosen”.
Se le pregunta si son un ejemplo La Malinche y Sor Juana para las nuevas generaciones de chicas, y menciona: “No sirven de ejemplo porque son de otras épocas. Descontextualizamos. Sor Juana jugó un papel muy importante en la Colonia y fue excesivamente inteligente, un genio. Sorteó una serie de inconvenientes por ser mujer y monja, nosotros no somos monjas”.
Y enfatiza que ahora escribirá lo que pueda, pero que se siente muy contenta por la edad a la que llegó.