Monólogo estrujante de Pía Laborde-Noguez
Confluyen en el montaje de esta pieza varios temas: la violencia hacia las mujeres, la novela y la adaptación teatral, la sensibilidad de los irlandeses y los mexicanos… Pero también la experiencia formativa de la actriz nacional en su periplo británico y su paso por la Royal Academy of Dramatic Art de Londres, que retorna al país para escenificar el monólogo Una niña es una cosa a medio formar en el Museo Tamayo.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Posesionarse de la escena teatral británica ha sido un desafío fructífero para la veinteañera Pía Laborde-Noguez.
Nacida en 1990, es la primera actriz mexicana licenciada en Letras por la londinense Royal Academy of Dramatic Art, y después de 11 años trae a nuestro país el monólogo Una niña es una cosa a medio formar, basada en la novela de la irlandesa Eimear McBride A Girl is a Half-Formed Thing.
“Me siento muy contenta de regresar después de más de una década en Inglaterra y Europa. Recuerdo que en la primera función de esta pieza de McBride, donde personifico a la niña en las escenas cuando hablaba hacia el personaje de mi hermano ausente y rompía la cuarta pared con el público, sentí cómo la gente en México es verdadera, atenta y presente. ¡Vibran y reaccionan tan distinto a los espectadores ingleses!”, aviva Pía –voz bronca, ojos azules– en torno a los asistentes al Museo Tamayo.
Adaptada por Annie Ryan y dirigida por el argentino Juan Pablo Miranda, con Una niña… cerrará temporada la tarde del sábado 24, el domingo 25 y el miércoles 28. Ella comenzó a actuar a los 15 años:
“Ha sido muy difícil para mí la tierra de Shakespeare, pilar de la literatura teatral inglesa, pues yo como extranjera allá veo una cultura casi impenetrable, son muy estrictos con el acento inglés que debe ser como el de la BBC o de la reina. Si no lo tienes es muy duro para una actriz mexicana conseguir trabajo. Pero igual a las irlandesas… con su acento las ponen de sirvientas y les dan papeles menores en las obras. Yo me he esforzado por pronunciar correctamente. Me ha costado, pero agradezco no ser el estereotipo inglés, gracias a ello he armado proyectos interesantísimos.”
La traducción de Una niña… corrió a cargo de Pía y de Adriana Toledano Kolteniuk, su amiga incondicional, quien se sumó al montaje.
“A través de nuestra traducción pretendemos promover un intercambio transcultural con esta obra irlandesa, que tiene grandes paralelos con la lucha de las mujeres en Latinoamérica. Narrado desde la perspectiva del personaje de la niña, este monólogo íntimo nos devela la aplastante realidad de las batallas que libra la protagonista desde su niñez hasta convertirse en mujer… Son luchas que acompañan las construcciones sociales de la feminidad.
“Su crisis de identidad se acentúa exponencialmente cuando el tío abusa sexualmente de ella. Subsecuentemente abraza una sexualidad aberrante, a su vez violenta y dolorosa. La objetificación de La Niña y la alienación de su propio género aumentan conforme avanza la historia.”
Casi inadvertida por los medios teatrales aquí en su patria, Pía recibió elogios del cronista Enrique R. Mirabal, de la revista digital Interescena, así:
Pía Laborde-Noguez construye su personaje con absoluto conocimiento de causa, lo ha estudiado, asimilado, y lo exhibe con todo el arsenal de recursos que su vocación y su formación académica le aportan: representar las diferentes edades por las que transcurre la vida de su personaje, agredida por su propio tío, venida a menos como mujer, juzgada por el rasero del puritanismo religioso y con la pérdida de un hermano a cuestas… Una artista orgánica, con una fuerza y una ductilidad que le permite transitar de un estado de ánimo a otro con una coherente naturalidad… No hay otra manera de apropiarse del personaje de (La) Niña, una mujer fragmentada, rota y a la deriva.
Desprecio a la autora
Tampoco se las vio fácil la autora feminista Eimear McBride, nacida en 1976, para publicar esta que fue su ópera prima.
El 20 de febrero de 1999 (mismo día que la dramaturga Sarah Kane se suicidó, como recuenta McBride a The White Review) murió su hermano Donagh de un tumor cerebral; había decidido abandonar sus aspiraciones de actriz luego de estudiar en el London Drama Center, y hacia el otoño de 2003 comenzó a escribir Una niña es una cosa a medio formar.
Desde el verano de 2004, cuando terminó la novela, hasta el de 2013, buscó publicarla. En vano. Hubo editores quienes gustaron de su estilo “inspirado por el stream of consciousness (“flujo de conciencia”) de James Joyce, la teatralidad revolucionaria de Samuel Beckett, o la poética de W. B. Yeats, los tres ilustres compatriotas; pero invariablemente la rechazaron por considerar que estaba “condenada a no vender”. Ella se negó a aceptar las condiciones editoriales de “cámbiale puntuación”, giros gramaticales o, peor aún, algunos de los temas candentes de la escritora: Dios, la doble moral católica y familiar, la ausencia paterna, la migración, el abuso sexual, la pedofilia, feminicidios...
Galley Beggar al fin la sacó tal cual había sido escrita, y a sus 27 años, la creadora de Una niña es una cosa a medio formar obtuvo los premios Goldsmith y Geoffrey Faber Memorial (2013), el Baileys Women’s Prize for Fiction, Desmond Elliott Prize y el Kerry Group Irish Fiction Award (2014).
Laborde-Noguez comenzó a destacar.
“Este monólogo, adaptado por Annie Ryan, lo presencié hace siete años en el Festival de Teatro de Edimburgo, Escocia. El libreto te sugiere poca escenografía; vi a una chica (el personaje anónimo de La Niña) hablando una hora sin parar y aparte me costó entender el uso del fascinante lenguaje de la novelista. Por azares del destino, en 2016, protagonicé el rol de Miranda en La tempestad de Shakespeare, durante los festivales teatrales de la costa norte inglesa, con William Galinsky…”
–¿El esposo de la novelista Eimear McBride?
–Exacto. Allá en Norfolk encontré un libro donde se analiza la novela, misma que también leí. Entonces se me ocurrió: “Ay, me gustaría regresar a México, traducir y llevar esta obra al dialecto mexicano del español”. De inmediato me puse a conseguir el equipo con quien trabajar en Francia, España y aquí.
“A la dirección de Juan Pablo Miranda (“director que admiro muchísimo”) se unieron su asistente, Montserrat Cattaneo; la escenografía es de Manuela de Laborde, el diseño de iluminación, de Elisabet Castells, y el sonoro de Camila Fuchs (Camila de Laborde & Daniel Hermann-Collini); fotografía de Urte Janus, gráfica de Richard Bakes; además, el técnico Javier Parra, Zamira Bringas, más la Producción Magnifico Entertainment (Claudio Sodi), y DOLORES, la compañía creada por la actriz, quien también ha actuado en cine (Los paisajes, de Rodrigo Cervantes, 2015. Ver: www.pialabordenoguez.com).
“Llevaba un montón de años anhelando trabajar con mis hermanas, Manuela, artista plástica, y Camila, que hace música. He realizado mi sueño.”
Pía Laborde-Noguez trabajó doce borradores para la obra. Culmina:
“Quedó muy chida. Porque también era una historia totalmente transferible de Irlanda a México. Nuestras culturas son muy similares, los irlandeses fueron oprimidos por el imperio británico e igual a nosotros nos invadieron, que los españoles, que los gringos… Tienen una manera de hablar dándole vuelta a los significados, tal como el mexicano. Los personajes de McBride son muy completos, ninguno sale sobrando. Aunque no hay un lugar específico donde sucede la historia y La Niña no tiene nombre, bien podemos decir que se trata de una chica de México. Esta traducción y producción es un tributo al uso de lenguaje de Eimear McBride y a la mujer.”
Una niña es una cosa a medio formar estrenará para marzo del 2020 en el Teatro Cervantes de Londres, y la Sala Beckett de Barcelona, España. Este texto se publicó el 18 de agosto de 2019 en la edición 2233 de la revista Proceso