Renegociación del TLC y el audiovisual mexicano
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Cuando en 1993 se negociaba el TLCAN, sólo Canadá resguardó sus industrias audiovisuales bajo el concepto de “excepción cultural”, lo que significaba que televisión, música, cine, no entrarían en el convenio.
La enorme ventaja de Estados Unidos sobre sus socios, expresada en la producción inmensa de su industria cultural, se ha dejado sentir en México, que no se acogió a la cláusula para proteger del ingreso indiscriminado programas, filmes, series y establecer cuotas de pantalla.
El déficit comercial de Estados Unidos frente a nuestro país (64 mil millones de dólares, La Jornada) debe ser desagregado para entender tanto la razón de tal pérdida como los rubros en los cuales se produce. Si examinamos por ejemplo el cine, tendremos varios fenómenos desde la firma del TLC, primero el aumento significativo de las realizaciones nacionales: 162 películas; luego la baja exhibición en el país de éstas: 90 filmes. El estreno total consistió en 407 títulos, entre éstos 202 fueron estadunidenses y del resto del mundo 138. Por contraste, la exportación de nuestros filmes a Norteamérica llegó a 88.
El ingreso en taquilla por cine nacional fue de apenas 8%, mientras que Estados Unidos obtuvo 60% de los 14 808 millones de pesos recaudados. De los 321 millones de espectadores de cine en el país, sólo 30.5 millones fueron a ver cine mexicano. La más taquillera fue ¿Qué culpa tiene el niño?, una comedia parecida a las telenovelas de Televisa que porta un mensaje anti-aborto, está también disponible en plataformas digitales. (Los anteriores son datos de Imcine y de Canacine 2016). Según parece, Estados Unidos está acaparando el mercado mexicano.
El desequilibrio mayor se puede observar en el número de salas destinadas a nuestras películas, pues los estrenos no corresponden con el número de obras. Verbigracia, las cinco mayores distribuidoras de cine en México son estadunidenses: Disney, Warner, Fox, Universal y Sony. Todas ellas distribuyen el 75%, mientras que las otras nueve enlistadas por Canacine colocan el 25% restante. Ello no se debe a que las cinco punteras traigan más películas, sino a que incluyen más copias y las colocan en una cantidad enorme de salas. Contabilizan 125 títulos solamente. El público se inclina mayoritariamente por asistir a las salas en donde están las más populares que provienen de empresas estadunidenses. En 2016 Disney se puso a la cabeza.
Internet se ha constituido como otra ventana para acceder al cine nacional. Sin embargo, en estas opciones las tendencias no cambian mucho. Entre las películas mexicanas más vistas aparecen las más taquilleras en cine y televisión, la tercera de la lista es otra vez ¿Qué culpa tiene el niño?. Las plataformas OTT no abonan mucho a la difusión de cine nacional.
Netflix tenía en su inventario sólo 6% de tales filmes. De las nacionales, Filminlatino lanzada por Imcine va a la cabeza con 36%, le sigue la privada Clarovideo de Slim con 25%, y BLIM de Televisa con 16% en catálogo. Habría que revisar si no se repiten mucho los títulos entre ellas, aunque dichas plataformas y el resto que existen añaden una posibilidad más para divulgar cine mexicano. Otro rubro es el televisivo que ya se ha analizado aquí (Proceso, 2122).
¿Tendremos comisionados informados, especialistas por rubro, capaces de renegociar un tratado que nos sea beneficioso?
Este texto se publicó en la edición 2129 de la revista Proceso del 20 de agosto de 2017.