'La Viuda Alegre” en el Bicentenario
LEÓN, Gto. (apro).- En el Teatro del Bicentenario de esta ciudad se presentó la deliciosa opereta de Franz Lehar (1870-1948) La Viuda Alegre (“Die Lustige Witwte”), un estreno de 1905 basado en la comedia L'attaché d'ambassade (“El agregado de la embajada”) escrita en 1861 por Henri Meilhac, uno de los libretistas de la ópera Carmen de Bizet.
La obra de Lehar tuvo un éxito inusitado desde el principio, debido a su encantadora música y a su divertido y pícaro libreto. En nuestro país se dio a conocer gracias a las compañías españolas de zarzuela que venían regularmente durante el siglo pasado. Por contener largos diálogos hablados, esta obra suele hacerse en español.
Existen dos o tres buenas grabaciones españolas de La Viuda Alegre. Sus encantadoras melodías son veneradas por el público asiduo a la ópera. Las mejores grabaciones, sin embargo, son las hechas en alemán, el idioma original, entre las que se destacan las dirigidas por Herbert von Karajan. La Viuda Alegre es la más famosa de las operetas de Lehar y considerada por muchos la reina del género.
La versión del Teatro del Bicentenario estuvo a cargo de la agrupación Solistas Ensamble del INBA e invitados; en el rol principal, el de la Viuda Ana de Galvari fue estupendamente interpretado por Violeta Dávalos. Hay que decir que, contrario a lo que piensan muchos, la opereta es un género más difícil que la ópera, pues invariablemente hay que bailar y se habla mucho; al utilizar la voz hablada no puede ni debe ser emitida con la misma impostación de la voz cantada: hablar es más cansado que cantar.
Su compañero, el barítono Mariano Fernández, interpretó al Conde Danilo, bien actuado y bien cantado, muy en personaje, bella y fresca voz , lo cual nos alegra, pues ya hay quien sustituya a los viejos barítonos institucionales. Mención especial para la mezzosoprano Gabriela Thierry, talentosísima artista: canta, baila y actúa de maravilla en el personaje de Valencienne que normalmente es cantado por una soprano. Thierry se
lució como pocas veces.
Andrés Carrillo, tenor invitado, actuó muy bien y cantó impecablemente el difícil personaje del joven enamorado Camilo de Rosillón.
Parte esencial del éxito de esta obra es el argumento donde podemos ver en escena las costumbres frívolas y relajadas de la diplomacia europea, en una embajada en París del imaginario Pontenegro (Ponteverde o Marsovia le llaman otras traducciones); ahí prácticamente todos se enredan con quienes no son su pareja formal y donde el objetivo de los diplomáticos es desposar a Ana Galvari con un pontenegrino para que su fortuna permanezca en las arcas de dicho país y no con un parisino.
Es cuestión de finanzas, no de amor, sin embargo, al final el amor triunfa. Camilo acepta desposarse con su amada Ana, aunque ella perderá su inmensa fortuna… Lo demás no lo contaremos.
En esta versión de La Viuda Alegre se insertó, como muchas veces suele hacerse, el can-cán de Offenbach de la opereta Orfeo en los Infiernos”, que fue bailado por el cuerpo de baile y algunos cantantes.
La dirección musical, muy correcta, estuvo a cargo de Christian Góhmer quien es director artístico de Solistas Ensamble del INBA, y condujo a la Orquesta del Teatro del Bicentenario. La dirección escénica de Marco Antonio Silva, tradicional y funcional.
Esta producción es la primera bajo la dirección de Jaime Ruiz Lobera, nuevo director del Teatro del Bicentenario. Hay que estar al pendiente de las próximas producciones.