MÉXICO, D.F. (apro).- Este jueves 22 comienza “La gira del patriarca” por la Ciudad de México, a cargo del veterano músico tijuanense Javier El Brujo Bátiz, leyenda viviente del rock mexicano quien enseñara a tocar la guitarra al genial Carlos Santana antes de que éste se consagrara en el Festival de Woodstock 1969 (Proceso, 1217). “Vuelvo a la música. He salido glorioso de un laberinto, he demostrado que en la música tengo el corazón y el alma. Con 58 años de carrera ininterrumpida no he perdido la manera de tocar y cantar; comparto el camino con las nuevas generaciones y mi nueva propuesta no es nada similar a la ya conocida… “Ahora me toca abrir la puerta con una nueva forma de crear”, manifestó desde su escuela de rock en Baja California quien alguna vez fuera llamado “El Jimi Hendrix mexicano”. A comienzos de 2015, Bátiz grabó su CD El laberinto del Brujo. Para marzo viajó al Festival de la Cumbre Tajín, en Veracruz, tocando su magnífica eléctrica Fender. Mayo vio aparecer su disco “La flor del Sans Souci” en plataformas electrónicas musicales y de música. En junio ingresó a la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación, y fue oficialmente invitado a la próxima entrega de los Latin Grammys. Por julio, una de las avenidas principales de su amada Tijuana fue bautizada con su nombre y en agosto se anunció la próxima inauguración de la mansión “Bátiz Preservation Hall” en la casa que lo vio nacer; espacio que será una suerte de museo y recinto cultural. Ahora, el retorno de El Brujo Bátiz por la Ciudad de México en su Gira de Otoño 2015 se verá enmarcado por reconocimientos como el que recibirá de manos del periodista Ricardo Bravo en la Fonoteca Nacional coyoacanense, este jueves 22 a las 19 horas (entrada libre). Después, durante cuatro días Bátiz (cuya edad ha llegado a la séptima década de su vida) se hará presente con un grupo musical donde sobresale la magnífica voz de su hermana Baby Bátiz, en conciertos dentro del circuito de bares y espacios culturales como La Comandancia de la colonia Del Valle (jueves 22, 21 horas); el Multiforo Urbano Bajo Circuito de la Condesa (viernes 23 a esa misma hora); el restaurante ambientado con parafernalia de los años cincuenta Be Bops Diner en la Roma (sábado 24, entrada libre), y un igualmente legendario club del barrio de San Ángel, el New Orleans (domingo 25 a partir de las 19 horas). Bátiz ha dicho sobre su ahora compadre Carlitos Santana: “Yo vivía en la calle cuarta y él a la vuelta, en la quinta. Yo tocaba los domingos en el parque Teniente Guerrero a dos calles de mi casa… Tijuana era un paraíso. Ahí me vio tocar por primera vez. Al lunes siguiente vino. El señor Ignacio Molina Serrano me trajo a la mamá de Carlos y él fue a mi casa para pedirme que le enseñara a tocar la lira eléctrica. Estaba muy chiquito y ¡uy!, desde entonces se quedó conmigo a partir de ese lunes en adelante. “Fue mi alumno en el bajo y la guitarra. Pero la música ranchera y de blues son totalmente diferentes… Yo le enseñaba las notas azules de blues, la forma duodénica, los acordes. No sólo entendió el blues, sino que lo subió a otro nivel… Ya en la noche tocábamos en el cabaret. La condición fue que yo le enseñaba a tocar el bajo para que tocara conmigo, pero le enseñaba guitarra para que hiciera su onda. Recuerdo que teníamos que entrar al cabaret Convoy y tocar él a escondidas… “Carlos tocó conmigo desde 1958 hasta 1963 cuando se fue a San Francisco. Yo no me planteaba lo latino en mi música; si no fuera porque nací en Tijuana y hablo español, sería un negro muy famoso. Es un genio musical y yo soy un músico genial, es la diferencia entre nosotros dos.”