Vuelve la expectativa sobre el Nobel de Literatura
MÉXICO, D.F. (apro).- Como cada año hay nombres que se repiten cuando se especula quién puede recibir el premio Nobel de Literatura, que en los últimos años se ha entregado un jueves (cualquiera) del mes de octubre.
Ahora los más mencionados (siempre hay margen de error, pues la Academia Sueca es imprevisible) son Haruki Murakami, Joyce Carol Oates, Ismael Kadaré, Alice Munro, Peter Nádas, Adonis, Bob Dylan (“knock, knock, knockin’ on Nobel’s door?”)… A final de cuentas lo más probable es que lo gane el menos pensado.
Se ha escrito mucho sobre el Nobel. Se sabe que ha soslayado a escritores geniales (Valle-Inclán, Joyce, Proust, Borges, Rulfo, Cortázar, Tolstói, Virginia Woolf…), que ha sido concedido a mediocres y, en última instancia, que nunca dejará contentos a todos. ¿Por qué, entonces, tanta atención año con año?
Hay factores muy concretos. Entre otros:
1. Su monto económico es alto, y mayor la proyección del autor.
2. La difusión que la obra del ganador recibe es inmensa —al punto de que quizá la venta de sus libros le genere un beneficio monetario igualmente grande.
3. Se maneja como un indicador de la grandeza cultural de un país.
Menos claro es si tras obtener el Nobel el autor premiado se vuelve más leído, y si sus libros, más allá de vender millones de ejemplares, de veras se leen.
Escrito lo anterior, en vísperas de su probable entrega, nos preguntamos, más que por confianza o esperanza en la Academia Sueca, por hábito periodístico, quién tendrá el Nobel. Ojalá lo obtenga un gran escritor, alguien cuya obra merezca la publicidad que acompaña tal distinción.