Cine: El infiernito de Polanski
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Cuatro protagonistas, un departamento y ochenta minutos de altercados en torno a un pleito de dos niños en el parque, componen la pieza que Román Polanski filma respetando las reglas de unidad de tiempo y espacio. Se trata de la exitosa obra de teatro escrita por Yasmina Reza, El dios de la matanza (Le Dieu du carnage, 2006) adaptada por la propia autora; Polanski redujo el título a un mero Carnage, pero nuestros distribuidores pensaron que términos como carnicería o masacre no tenían relación con el tema y rebautizaron la cinta como ¿Sabes quién viene? (Carnage; Francia-Alemania-Polonia-España, 2011).
Ocurre que sí; por más que el matrimonio formado por Nancy (Kate Winslet) y Alan Cowan (Christoph Waltz) pretenda dialogar cortésmente con el matrimonio de los Longstreet, Penélope (Jodi Foster) y Michael (John Reilly), el cobre sale por ambos lados. Los primeros diálogos anuncian un desacuerdo que pronto se convierte en discusión, ésta en desavenencia, y pronto ocurre la trifulca. Una verdadera masacre de puyas e improperios donde cada quien pierde la forma y deja caer la máscara; la bronca, claro, bien rociada con sendos tragos de alcohol. Todo porque el hijo de los Cowan le rompió los dientes al de los Longstreet, y los adultos, que predican cordura y madurez, defienden cada uno su postura ante la violencia.
Cuatro es un número ideal para este tipo de dramas. Yasmina Reza juega con la geometría de pares y esquinas; dos contra dos, de lado y en diagonal, uno contra tres, todos contra todos. La primera máscara es la del matrimonio bien avenido, pronto se nota la exasperación de Nancy ante la arrogancia de su marido, un exitoso abogado pegado a su BlackBerry; a cualquiera le salta la frustración de Penélope con un cónyuge pegado a la madre. La segunda máscara, la de cada uno montado en su propia idea de respetabilidad y éxito, cae más fácil; la pendiente es de gritos, llanto y más desfiguro.
Polanski subraya la teatralidad de la obra con una edición al ritmo de escenas; pero en vez de filmar con cámara fija, los planos establecen la personalidad de cada personaje con cortes fijos de acercamientos individuales; con planos de dos, la tensión de pareja; o de conjunto, la dinámica de los cuatro; la cámara del director de La danza de los vampiros ha sido experta en producir claustrofobia (Cuchillo en el agua); el departamento (véase El bebé de Rose Mary o El inquilino), lugar de seguridad afectiva y material, funciona como una trampa latente pronta a devorar a sus habitantes.
Cada vez que los Cowan, el matrimonio de visita, intentan salir, algún diálogo o gesto los retiene. Formada en la tradición del teatro moderno en Francia, Yasmina Reza sabe que a nadie entre el público francés se le escapan las referencias al teatro de situación, al A puerta cerrada (Huis Clos) de Sartre donde tres personajes caen en cuenta que deben convivir entre sí eternamente. Polanski aumenta la inquietud del espectador con intentos de salida y tomas fuera del pasillo junto al elevador, pero aquí la cámara muestra más ganas de escapar que los propios personajes; algo inconsciente parece retenerlos, la oportunidad de una catarsis no se desaprovecha tan fácilmente.
Entre Sartre y Edward Albee (¿Quién teme a Virginia Woolf?), ¿Sabes quién viene?, de forma ligera y con diálogos que son una delicia, coloca en el cuadrilátero a personajes, en apariencia seguros de sí mismos, que suponen tener ideas claras sobre los temas fundamentales de la sociedad actual, violencia, pobreza e injusticia; todo se ancla, sin embargo, en meros fetiches, el celular, la bolsa de mano, los libros de arte; basta con un mero jalón para que el discurso de lo políticamente correcto caiga en pura confusión, miedos y berrinches.