* Familiares de la mujer revelan algunos datos de ella
* El pintor no la menciona en su autobiografía
México, D F, 24 de mayo (apro)- El 9 de septiembre anterior, la casa de subastas Louis C Morton, propiedad de Luis López Morton, subastó en 360 mil pesos un conjunto de cartas que el pintor José Clemente Orozco envió, entre 1909 y 1921, a la entonces joven Refugio Castillo Mora
Con la venta se puso al descubierto la existencia de este acervo que por décadas estuvo en posesión de José García Cervantes, quien fue director de la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme) A su muerte, su esposa Eloísa Stivalet decidió subastarlo
Aparecieron entonces familiares de Castillo Mora que impugnan la venta, al asegurar que la mujer entregó a García Cervantes las cartas con la petición de que las hiciera llegar a un museo
Al tiempo que se desarrolla esta pugna por la propiedad del archivo epistolar, que no sólo da cuenta del amor de Orozco por la joven, sino que relata también episodios del México de principios del siglo XX, se van dilucidando algunos datos de aquel noviazgo del muralista jalisciense
Su relación sentimental realmente no se conocía, pues el mismo Orozco no habla de ella en su biografía Aun su hijo y heredero, Clemente Orozco Valladares, se enteró de la existencia de esta mujer hasta el momento en que se subastaron las cartas
La relación sentimental de José Clemente Orozco con Refugio Castillo Mora no se conocía Y poco se sabe aún sobre esa mujer que llevó por momentos a la desesperación a quien es considerado, por muchos, como el gran pintor del siglo XX
Según Juan Manuel García Castillo, quien se dice sobrino nieto de Castillo Mora, la familia de Refugio es originaria de un rancho semidesértico llamado La Tapia, localizado en el municipio de Sombrerete, Zacatecas Relata que los padres de la entonces joven, José Castillo y Petra Mora, emigraron a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades:
Él trabajó como mozo con una familia de apellido Parra, y ella (murió a los 105 años) fue conserje en una vecindad perteneciente a la misma familia, cuyos inquilinos eran en su mayoría estudiantes Señala:
“Es lógico pensar que en esa época inicio la relación que más tarde se cristalizaría en el intercambio epistolar, cuya propiedad es causante de una polémica que trasciende a los inicios de este siglo XXI”
A García Castillo, quien radica en Monterrey, Nuevo León, le contó su madre Aurora Castillo sobre los padres de la “tía Cuca”, quienes después de estar en el DF regresaron a La Tapia, luego de recibir la carta en la cual Orozco rompió su compromiso matrimonial con Refugio
Desde entonces, dice el sobrino nieto, el ánimo de la joven cambió para siempre, e incluso durante una epidemia de “viruela mala” se ofreció para cuidar enfermos buscando ser contagiada Su madre la recuerda aislada, llorando por horas y cantando la canción No vuelvo a amar, de Alfonso Esparza Oteo Años más tarde, la familia Castillo Mora se trasladó a Sombrerete, en donde Refugio se convirtió en maestra
El familiar asegura que aunque la tía Cuca fue muy reservada respecto de su amor frustrado por Orozco, su madre y tíos conocían sobre las cartas y sabían que las había entregado a un exalumno, “que al momento era una figura importante dentro del gobierno de la República Mexicana, una persona de nombre José García Cervantes, para que fueran donadas a un museo”
Por ello, agrega, la rama de los Castillo que emigraron a Monterrey (Luis, Benito y Jesús Castillo Mora) reclama que, ya que su relación con el muralista no pudo concretarse, al menos se cumpla su voluntad de que el acervo epistolar pertenezca a un museo