LOS PASOS PERDIDOS: La danza de Sudáfrica después del apartheid
Pretoria, Sudáfrica, 3 de mayo (apro) - Diez años del fin del apartheid en Sudáfrica no han logrado poner un límite a las diferencias raciales
En la danza, resulta de gran obviedad la línea que separa lo blanco de lo negro, lo exclusivo de lo que persiste como una resistencia, y lo globalizado que identifica generaciones completas de jóvenes en búsqueda de la evasión o el centro
Objeto de culto en todo tipo de sociedades, el ballet fue durante casi todo el siglo XX una actividad exclusiva de la población blanca en esta ciudad Tuvo que llegar el 2001 para que Leon Bezuidenhout creara la primera compañía profesional, The Southafrican Ballet Theatre, en esta ciudad
Se trata de un grupo que busca mantener un repertorio tradicional (“Giselle”, “El Lago de los Cisnes”, etcétera) junto con nuevas obras de corte neoclásico y contemporáneo Considerada como una compañía “interracial” ha logrado que algunos jóvenes negros egresados de las academias de danza se incorporen a sus filas
De forma paralela, se han abierto escuelas privadas y públicas para enseñar a los niños a bailar De una forma casi tímida, los niños asisten apenas a los centros de enseñanza de esta zona del país Es mucho más común la disposición y la facilidad de acercarse a este tipo de danza cerca de Ciudad del Cabo, una región más cosmopolita y que por su gran tradición veraniega siempre ha sido mucho más abierta De hecho el Capetown City Ballet se encuentra celebrando con un gran programa en homenaje a Balanchine, setenta años de haberse fundado
Protegidos bajo la “Dance Umbrella”, fundación internacional para la promoción de la danza, los dedicados a la contemporánea han encontrado un rápido camino para su capacitación profesional en el “Danceplace”, de Johannesburgo Localizado en la zona del Markets Place, se trata de un edificio con oficinas y un enorme salón que funciona como foro
El suyo es un proyecto independiente auspiciado por el gobierno holandés e incluye la posibilidad de viajar al extranjero a capacitarse con algunas compañías de enorme prestigio como Rosas, de Bélgica Por lo tanto, mucho de la línea coreográfica que siguen los creadores de ese país se inclina más hacia los perfiles europeos y, en especial, hacia las formas de movimiento de vanguardia de Francia y Holanda
Dentro de todas las enormes desgracias que vivieron durante una de las peores historias de segregación, los zulúes mantuvieron vivas sus tradiciones Hasta el momento, los grupos profesionales que realizan montajes coreográficos de ellas persisten en una clara línea de veracidad formal que se sostiene en las capacidades físicas de sus intérpretes: deben de bailar vertiginosamente al ritmo de los tambores, lanzar las piernas a grandes alturas en forma de patadas y lanzarse de espalda hacia el piso sin temor a quebrarse la pelvis o la propias espalda
Solos y sometidos a la presión de vivir en el medio urbano donde no hay muchas opciones para ellos, decenas de muchachos --la mayoría varones-- abandonados, perdidos, sin familia y sin futuro en algunos casos, invierten su tiempo en bailar hip-hop
De gran complejidad para su ejecución, este tipo de danza alcanza uno de sus más altos desarrollos en este país Y esto porque su ejecución no es un hermano menor bastardo de lo que se hace en Nueva York Al contrario, el estilo sudafricano rebasa con solidez las propuestas estadunidenses, de alguna forma achatadas por el interés de hacerlas siempre un “gran espectáculo”
Las de aquí, en cambio, son más interesantes porque privilegian la expresión y habilitan con ello el desencadenamiento de otro tipo de energía, Aquella que Grotowsky llamó “el esfuerzo sostenido”: justo el momento mágico en el cual los intérpretes están en otro espacio alterno a la realidad, y al cual los que tienen la suerte de ser sus espectadores pueden ser transportados por medio de una comunicación suprasensorial
Diez años de haber terminado con el apartheid no ha hecho desaparecer la Sudáfrica que describe con el Premio Nobel de Literatura J M Coetzee en su novela “Desgracia” Su descripción es nítida y con claridad muestra lo que hoy en día se vive en este país, cuya danza también es un retrato hablado de una sociedad que aún no ha alcanzado la posibilidad de ver un horizonte claro sobre su futuro