'Un día lluvioso en Nueva York”, de Woody Allen
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La cinta de Woody Allen, Un día lluvioso en Nueva York (A rainy day in New York, EU-2019) es una comedia desabrida con personajes chocantes, y una trama que parece indicarnos que el cineasta neoyorquino se plagió a sí mismo y ésta vez lo hizo mal.
La película nos presenta al adinerado y pseudo intelectual Gatsby Wellls (Timothée Chalamet) y a su novia, aspirante a periodista --también rica, inocente y originaria de Tucson, Arizona--, Ashleigh Enright (Elle Fanning); esta última debe viajar a Nueva York para entrevistar a un importante cineasta llamado Roland Pollar (Liv Shcreiber) para el periodico escolar (Yardley School).
Nueva York es donde Gatsby creció, por lo que decide acompañar a su novia y aprovechar para darle un tour por la ciudad. Los padres de Gatsby tendrán un evento por esa fecha, pero Gatsby no tiene muchas ganas de ir ya que al parecer la relación con sus padres --principalmente con su madre-- no parece ser muy buena.
https://youtu.be/IwRsgSN7iR8
Durante la estancia de la pareja en la Gran Manzana se toparán con mal clima, y con una serie de personajes como Chan Tyrell (Selena Gómez), hermana de una antigua novia de Gatsby; Ted Davidoff (Jude Law), el productor de Pollard quien está en medio de una crisis de pareja; y el famoso actor latino Francisco Vega (Diego Luna), entre otros, que confrontarán la relación de los protagonistas.
Las pretensiones intelectuales de Gatsby chocarán con la sencillez pueblerina y hambre de triunfo de Ashleigh, lo cual será el caldo de cultivo perfecto para un desencuentro; lo cual no es ningún spoiler ya que esto se puede sentir desde el inicio.
El problema central de Un día lluvioso en Nueva York radica en la construcción de los personajes principales: tanto Gatsby como Ashleigh resultan dos personas un tanto chocantes y torpes socialmente, difícil identificarse con uno u otro y menos con su causa; sin mencionar que su lenguaje resulta anacrónico, propio de la generación del director, así que de pronto parece que, en vez de ver a dos actores interpretando a personajes de una cinta de Woody Allen, más bien parece que estamos viendo a dos actores jóvenes imitar a personajes de Woody Allen.
Así pues, los personajes secundarios no resultan más interesantes, y es que ante la falta de consistencia de los protagonistas, estos terminan siendo una “apariciones casuales” y carentes de sentido.
Lo mejor de Un día lluvioso en Nueva York es sin duda la fotografía de Vittorio Storaro; de ahí en fuera la película es una obra totalmente prescindible.