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UNAM lidera primer equipo científico de México en la Antártida; esto es lo que estudiarán
Patricia Valdespino Castillo, profesora de la ENCiT, explicó que en la zona a la que viajarán, el hielo registra burbujas de aire con datos atmosféricos de hace 800 mil años, “esenciales para comprender patrones de dióxido de carbono, metano y de la temperatura histórica del planeta”.CIUDAD DE MÉXICO (apro) .- Este sábado 22 de noviembre, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) enviará a un equipo de cuatro científicos a la península antártica, para iniciar en el país el desarrollo de las ciencias polares, con lo que va a liderar la Primera Campaña Científica Antártica Mexicana (CAMEX 1).
Rafael López Martínez y Daisy Valera Fernández, del Instituto de Geología (IG); así como Elsa Arellano Torres y Laura Almaraz Ruiz, de la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra (ENCiT) viajarán a la región ubicada en el Polo Sur, para realizar estudios geológicos y sedimentológicos, exploración de la vida microbiana, de cambio ecosistémico y cambio climático.
Según un comunicado de la UNAM, el lugar a donde llegarán es la parte más austral del planeta, que funciona como un regulador clave del clima planetario y, aunque está cubierta de hielo en 98 por ciento, es una de las regiones con mayor tasa de calentamiento en el orbe.
Añadió que las Ciencias Polares son una disciplina indispensable para enfrentar el cambio global.
Patricia Valdespino Castillo, profesora de la ENCiT, explicó en conferencia que, en esa zona el hielo registra burbujas de aire con datos atmosféricos de hace 800 mil años, “esenciales para comprender patrones de dióxido de carbono, metano y de la temperatura histórica del planeta”.
Explicó que esta primera Campaña se realizará gracias a un acuerdo firmado en agosto pasado en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL), entre la Agencia Mexicana de Estudios Antárticos y el Centro Nacional Antártico de Ucrania, cuyo embajador, Serhii Pohorieltsevm, estuvo presente en la conferencia.
La académica añadió que los proyectos de investigación seleccionados serán desarrollados en la Estación Antártica Akademik Vernadsky de Ucrania y a bordo del buque rompehielos Noosfera.
Valdespino Castillo anunció que ella encabezará la segunda expedición universitaria en febrero de 2026.
¿Qué van a investigar?
Rafael López Martínez, investigador del IG que viajará a la Antártida, explicó que su proyecto es sobre la geología antártica.
“Hace 145 millones de años la configuración del planeta era diferente y había dos mares grandes: Tetis y Pacífico; la conexión entre ambos era lo que hoy es la Antártida. Queremos estudiar cómo se conectan los antiguos océanos a través de aquella zona helada, cómo era la dinámica del océano y la planetaria durante los periodos geológicos del Jurásico y el Cretácico”.
Elsa Arellano Torres, profesora de la ENCiT, explicó que, a bordo del buque rompehielos Noosfera, “sacarán sedimento del fondo del océano para reconstruir miles de años para detectar eventos u oscilaciones que se estén repitiendo a lo largo del tiempo e identificar la dinámica natural del clima que se pueda registrar en el lodo”.
También pretenden conocer “la señal de la transición del momento antropocéntrico que estamos viviendo y que está alterando aceleradamente al planeta”.
Daisy Valera Fernández, investigadora del IG, agregó que, a partir de esta expedición, otros científicos realizarán, estudios de suelos, paleosuelos y mineralogía.
El embajador de Ucrania en México, Serhii Pohorieltsev, destacó el desarrollo de relaciones diplomáticas, económico-comerciales y científicas entre ambos países.
Los efectos en México
De acuerdo con los científicos que viajarán a la Antártida, el derretimiento del hielo en esa zona afecta la circulación del Atlántico (AMOC, acrónimo en inglés de Atlantic Meridional Overturning Circulation), clave para el clima en el hemisferio norte.
Y destacaron que lo que ocurre en esa zona “tiene efectos en México, pues la elevación del nivel del mar amenaza ciudades costeras como Cancún, Veracruz y Mazatlán”.
Además, dijeron que “el krill antártico, un pequeño crustáceo similar al camarón que vive en el Océano Austral, sostiene poblaciones de ballenas y peces que migran incluso hacia el norte del Pacífico y Atlántico, mientras que los cambios en la temperatura marina alteran la pesca de sardina, atún y camarón, vital para economías locales”.