Computación

Computación: La naturaleza humana

Hemos construido enormes máquinas e incluso ya exploramos el espacio exterior. Hemos llegado a Marte, Saturno, Júpiter, Neptuno y Plutón, entre otros planetas, tenemos dos naves que se están proyectando al espacio interestelar.
lunes, 24 de junio de 2024 · 10:09

CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Se dice que el ser humano es la creación más extraordinaria y desde luego, los seres humanos nos vanagloriamos de los éxitos logrados a través de los siglos. Hemos hecho avances fundamentales en la medicina, en la ciencia, física, química, biología, etcétera. Hemos construido enormes máquinas e incluso ya exploramos el espacio exterior. Hemos llegado a Marte, Saturno, Júpiter, Neptuno y Plutón, entre otros planetas, tenemos dos naves que se están proyectando al espacio interestelar y ya están a unas 20 horas (si viajasen a la velocidad de la luz), es decir a unos 24 mil millones de kms de nuestro planeta.

Y todo lo anterior está muy bien, pero hay muchas cosas que para decirlo amablemente, son deleznables de nuestra propia naturaleza. Por ejemplo, un día sí y otro también, recibo correos electrónicos en donde se me dice que debo dinero a la Comisión Federal de Electricidad, o que hay problemas con mi declaración ante el SAT y que debo tomar acciones de inmediato antes de que el fisco tome otras acciones. También me mandan facturas de negocios en donde nunca he estado e invariablemente, todos esos mensajes contienen un archivo que debo descargar y abrir. Desde luego que todos esos archivos son virus o programas que al ejecutar buscarán dañar mi computadora, o encriptar mis archivos y pedirme rescate o simplemente, estropearan mis archivos digitales sólo para causarme un mal a mi información.

Hay otros que me mandan un largo mensaje indicando que han tomado control de mi máquina y que han visto que soy un pervertido que ve pornografía a diario. Me indican que me han grabado en el acto masturbatorio y que ellos, hackers profesionales, me tienen en sus manos. Pero como son buenas personas, si les mando 3 mil dólares en bitcoins (porque la criptomoneda es intrazable y los malosos no podrán jamás ser perseguidos), ellos borrarán todos mis videos comprometedores y nunca más me molestarán. Aunque dudo que alguien caiga en semejante fraude, más de una persona sentirá temor, se sentirá vigilado ya merced de la maldad de otros seres humanos.

Hoy, con tanta información a la mano, lo que tenemos que hacer es actuar con cautela. ¿Qué tal primero, hacer un respaldo de nuestra información? No hablo de respaldar los programas que usamos, sino de los datos, documentos, imágenes, hojas de cálculo, etcétera. Porque si un virus o programa maligno nos daña (o encripta nuestros datos), lo más probable es que nunca los recuperemos. Eso implica perder mucho tiempo para rehacer la información que consideramos valiosa. Y el pagarle a los que piden rescate no garantiza el recuperar nuestros datos. Además, es una pésima política ceder a la extorsión.

Una segunda cuestión es evitar caer en la tentación, en la curiosidad, por ver qué archivo nos han mandado. Yo, por ejemplo, si no puedo lidiar con mi curiosidad, intento abrir esos archivos en mi teléfono Android que usa un sistema operativo incompatible con Windows y por ende, no puede afectarme si me mandan un virus o programa maligno, pues no se puede ejecutar en Android OS. De hecho, para quien tenga curiosidad, esos archivos en general no pueden siquiera desplegarse en la pantalla y mandan un error, indicando que se necesita una computadora de escritorio para visualizar esos datos. Eso de entrada explica muchas cosas.

Pero el punto es que ya llevamos muchos años con estos perversos personajes que buscan ganar dinero fácil, robarnos información o hacernos la vida más difícil. Y todos estos fraudes persisten porque en el fondo son incontrolables. Son tan comunes este tipo de mensajes fraudulentos que no tienen castigo. Dicho de otra manera: alguien quiere dañar mi información para pedirme después dinero para que yo pueda recuperarla. Eso es ilegal pero nadie puede hacer nada al respecto. Los que mandan estos mensajes, los que buscan introducir virus en nuestros equipos, no tienen la mínima calidad humana, es decir, tienen una ética lamentable. Probablemente lo ven todo como “daños a terceros” que ni siquiera conocen y que si tienen la “suerte” de lograr introducir sus códigos malosos en los sistemas, a lo mejor ganan algo de dinero y supongo, se sentirán felices de habernos engañado. Desde luego, todo esto siempre se hace desde el anonimato que permite la red Internet. Se sienten impunes y la verdad es que lo son.

Así entonces, vivimos en un mundo donde tenemos que cuidarnos las espaldas de todos, porque no falta el “ingenioso” que nos quiere sacar ventaja. El ser humano, la mayor creación de la Naturaleza, palidece ante sus comportamientos infames, ante el sacar un beneficio a terceros sin trabajar, apelando a toda clase de trucos sucios que son el vandalismo, el robo, las amenazas, etcétera. Vamos, el ser humano es poco confiable para otros seres humanos y en el pecado llevamos la penitencia. Tenemos que demostrar que somos quienes somos con documentos que sacamos con alguna Autoridad, porque nadie nos cree. Nos inundamos de papeles, tarjetas, credenciales, etcétera porque el mentir y engañar está potencialmente presente en todos los actos humanos. Si nos sentíamos como raza únicos e irrepetibles, pues he de decir que lo somos, pero no por nada bueno. Así el mundo que nos tocó vivir.

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