CIUDAD DE MÉXICO (apro).-La Fundación Friedrich Nauman para la Libertad desarrolló el documental Ciudades Inteligentes: El Futuro Sostenible y Humano de la Urbanización, que ofrece una mirada para el futuro de nuestras ciudades para que sean sostenibles, eficientes, habitables, con calidad de vida, e incentiven la conexión humana.

En el 2050, el 85% de la población va a vivir en ciudades, se vuelve fundamental que en el contexto del Día Mundial de las Ciudades que se celebra este 31 de octubre, por ello examinaro cómo la innovación, la tecnología y la planificación centrada en el ser humano, son esenciales para construir ciudades inteligentes.

A través de la experiencia de distintos expertos que están mejorando la calidad de vida de los ciudadanos en América Latina, desde académicos, empresarios, funcionarios gubernamentales, entre otros, se comparten en el video distintos aprendizajes para comprender los cinco pilares regidos por el acrónimo SMART, que hacen a una ciudad inteligente: 

• Startup (emprendimiento)
• Móvil (transporte eficiente)
• Accesible (servicios públicos de calidad)
• Resiliente (adaptación al cambio climático)
• Transparente (gobierno abierto)

CIUDAD STARTUP: Los emprendimientos, startups, empresas familiares y PYMES en México, son el motor económico del país (alrededor del 90%), que necesitan alianzas sólidas entre sociedad, industria, gobierno y academia que impulsen la posibilidad de darles el escaparate que necesitan. Una ciudad startup debe promover la cultura emprendedora, para atraer talento, crear nuevas oportunidades e impulsar la generación de empleos. Además, debe proveer las bases para que los emprendimientos alcancen un ideal adicional al económico, y puedan mejorar la calidad de vida de las personas.

CIUDAD MÓVIL: Hay estudios que señalan que, si las personas invierten más del 30% del gasto familiar en lo que es transporte, nunca saldrán de ese estrato socioeconómico en el que se encuentran. Una ciudad móvil debe tener un servicio de transporte eficiente, de calidad y a precios competitivos para el ciudadano. Se deben colocar a las personas como el centro de la planeación para buscar disminuir los tiempos de transporte que cada año se incrementan y optimizar los movimientos, para tener tiempos más cortos. Se requieren matrices mixtas de movilidad, que prioricen ya no al automóvil, sino al transporte público de calidad y, otras alternativas para responder a micro movilidades.

CIUDAD ACCESIBLE: Cuando muchas ciudades se fundaron, se pensaron con espacios públicos significativos para desarrollar la vida, generar conexiones y crear espacios con apego. Hoy, este objetivo se ha venido olvidado, por lo que para elevar la calidad de vida de los ciudadanos se deben crear espacios agradables, bien diseñados y accesibles. Se necesitan espacios públicos a escala barrial, cercanos a las personas, recuperando calles y banquetas, donde realmente se disfruta una ciudad. Una ciudad accesible además significa, que los servicios públicos y privados, como el suministro de agua, la recolección de basura, seguridad, vivienda, entre otros, son de calidad y viables para todos.

CIUDAD RESILIENTE: Las ciudades son donde se concentra la mayor población que puede estar expuesta a shocks y a eventos de profundo daño patrimonial, personal, a la vida y a la salud. Una ciudad resiliente es aquella que precisamente es capaz de adaptarse al cambio climático y a su impacto, y que es sostenible para el ciudadano al fijarse en el medio ambiente. Se vuelve esencial desarrollar una planeación urbana que prevenga los desastres o los eventos naturales extremos, y que genere proyectos que sean naturales, ambientales e institucionales. Este tipo de programas no sólo previenen invasiones e inseguridad, sino se vuelven recreativos y generan un gran valor económico.

CIUDAD TRANSPARENTE: cuando hablamos de ciudad transparente nos referimos a la forma de gobernar y la manera en tomar las decisiones para el ciudadano. La digitalización es primordial para lograr esta transparencia, ya que disminuye la asimetría de la información entre funcionarios públicos y ciudadanos; permite crear más eficiencia al ahorrar muchos recursos, como papel y funcionarios de ventanilla; y genera redes de confianza para hacer negocios más fácilmente, evitar corrupción, e informar mejor. También construye una comunidad participativa entre el gobierno y los ciudadanos, para definir en conjunto decisiones, iniciativas y que se conozcan más fácil sus exigencias y opiniones.