CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Te despierta la primera notificación al filo de las siete de la mañana: un amigo te manda vía WhatsApp un video de buenos días. Abres tu teléfono y descubres decenas de notificaciones de Facebook, entre ellas el anuncio de que un conocido y 17 de tus contactos cumplen años. Entras a tu correo electrónico y te han escrito cuando menos 20 destinatarios. Así cada minuto, cada hora, cada día.
Intentas ver menos la pantalla de tu dispositivo móvil. Lo alejas de tu escritorio. Lo silencias. Lo pones en modo avión. ¡Efímeros paliativos! Terminas regresando a tu adicción.
Creemos que consultamos el teléfono celular un promedio de 37 veces al día, pero la realidad es que lo hacemos en 85 ocasiones. Como correctamente lo advirtió el especialista en tecnología Nicholas Carr, “Usted es su teléfono”:
“Vemos cuán profundamente el teléfono se ha convertido en uno mismo - una extensión perfecta de cuerpo, mente y personalidad-. Es tan parte de nosotros que no somos conscientes del dispositivo momento a momento.
“El simple seguimiento del uso del teléfono revela cómo pasamos nuestros días, nuestras rutinas diurnas, imaginamos lo que sería revelado por un análisis más profundo, las personas con las que nos relacionamos, las cosas que miramos y escuchamos, lo que decimos y lo que escribimos y lo que nos gusta, a dónde vamos, qué buscamos, las fotos que tomamos. Todo está allí, el yo público y el yo privado. No hay vergüenza en admitir el hecho: Usted es su teléfono”.
De acuerdo con un reporte de Ofcom, regulador de la industria de comunicaciones en Inglaterra, hace diez años las personas usaban los teléfonos celulares 9.9 horas por semana; actualmente la cifra subió a 20.5.
La dependencia que el ciudadano moderno generó hacia los dispositivos móviles devino en una poderosa adicción que está provocando consecuencias desastrosas: depresiones, trastornos de sueño y ansiedad, problemas musculares, afecciones de la vista, pérdida de productividad y de la capacidad de atención.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Misuri, los dueños de un iPhone han establecido una dependencia tal con el aparato, que necesitan tenerlo a mano de manera permanente. El autor principal de dicha investigación, Russell Clayton, concluyó que para algunos usuarios su dispositivo es una extensión de su cuerpo y, si se separan de éste, sufren una disminución del “yo” así como un estado mental negativo.
El pasado 7 de noviembre la revista Time publicó un reportaje sobre el estrecho vínculo entre el aumento de la depresión en adolescentes y el uso de los dispositivos móviles:
“Los adolescentes de hoy en día tienen la reputación de ser más frágiles, con menos capacidad de resilencia y más abrumados que sus padres cuando tenían su edad. Los llegan a llamar mimados; sin embargo, una mirada más cercana pinta un retrato mucho más desgarrador de por qué los jóvenes están sufriendo.
“(…) En el año 2015, alrededor de 3 millones de adolescentes de 12 a 17 años habían tenido al menos un episodio depresivo mayor en el último año, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Más de 2 millones reportan experimentar depresión que afecta su función diaria. Alrededor del 30% de las niñas y el 20% de los niños -un total de 6,3 millones de adolescentes- han sufrido un trastorno de ansiedad, según datos del Instituto Nacional de Salud Mental.
“En mis decenas de conversaciones con adolescentes, padres, médicos y consejeros escolares de todo el país, había una sensación omnipresente de que ser un adolescente hoy es un trabajo a tiempo completo que incluye tarea en la escuela, manejo de una identidad de medios sociales y preocupación por la carrera, el cambio climático, el sexismo, el racismo”.
Según un estudio de la asociación Common Sense Media, con sede en San Francisco, el 50 por ciento de los adolescentes se considera adicto a su celular; los padres de éstos creen que su dependencia es aún mayor: el 59 por ciento.
Aparte, el 70 por ciento de los australianos admitió que duerme con el celular cerca de su cama comportamiento que disminuye la hormona melatotina, responsable de preparar al cuerpo para el sueño, por lo que la calidad del descanso es ínfima.
Ante el incremento de nuestra dependencia por los teléfonos móviles, están surgiendo movimientos, iniciativas, productos y hasta otros celulares destinados a reducir la adicción.
Por ejemplo, la compañía suiza Punkt creó un teléfono como los primeros, que sólo sirve para llamar y recibir mensajes de texto. Así justifica la empresa el diseño de su producto:
“Cuanto más nuestros teléfonos hagan, más exigen de nosotros. A veces es bueno tomar un descanso. Pero hasta ahora, la única alternativa a los teléfonos inteligentes hiperconectados ha sido el tipo de teléfono que se encuentra en la parte posterior de un cajón. El Punkt. MP 01 es un teléfono móvil elegante y bien diseñado que se centra en la simplicidad moderna, por dentro y por fuera. Realiza llamadas telefónicas y envía textos. Eso es todo”.
También hay aplicaciones diseñadas para suprimir las notificaciones del teléfono celular o suspender el servicio por el tiempo que nosotros queramos.
Las cifras y los estudios son contundentes: en todo el mundo la dependencia hacia el celular está creciendo y conlleva severas consecuencias. Es imprescindible plantear qué previsiones y estrategias tomaremos como sociedad para hacer un uso sano de esta herramienta y no que ésta nos consuma.
(Responsable de la publicación: Juan Pablo Proal).
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