El mundo del deporte se sustenta, en gran parte, por sus ingresos de patrocinio. Más allá del taquillaje y de aquello que perciben por derechos televisivos, los anunciantes son uno de los motores económicos de los clubes, desde los más modestos hasta las más altas potencias. Estos partners suelen ser empresas con gran repercusión mediática, de los sectores más boyantes y en la actualidad esto es sinónimo, en parte, de las criptomonedas, también conocidas como monedas virtuales.

La gran presencia de las monedas virtuales es tal que las encontramos, por poner un ejemplo, en tres de cada cuatro equipos de la Primera División española. Clubes como el Sevilla, el Villarreal, el Valencia, el Real Betis o el Celta de Vigo ya han destinado un espacio visible de su día a día a este sector. Aunque FC Barcelona, Atlético de Madrid y Real Madrid tienen su propia moneda virtual, llamadas “fan tokens” se resisten de momento a la moda de las criptos como patrocinadores principales.

Es ligeramente diferente el caso de la Premier League, donde grandes clubes ya han cerrado acuerdos multimillonarios. El Manchester City, el gran favorito según las mejores casas de apuestas para seguir liderando la liga inglesa y hacerse con su primera Champions League, ya ha movido ficha en ese aspecto: los del Etihad Stadium tienen un acuerdo con OKX. Otras grandes potencias económicas como el Manchester United, el Newcastle United, el Tottenham Hotspur o el Chelsea ya presentan sponsors de este tipo.

Siguiendo los pasos de los Estados Unidos

Europa está siguiendo así los pasos del deporte estadounidense, donde encontrar patrocinios de criptomonedas es de lo más habitual. Sin ir más lejos, la NBA tiene su propio acuerdo con Coinbase, una de las plataformas para el intercambio de monedas virtuales. Franquicias como Philadelphia 76ers o Los Angeles Lakers tienen vinculación desde hace tiempo, pero es de especial mención el caso de los Miami Heat, cuyo recinto se pasó a nombrar FTX Arena durante unos meses por razones de patrocinio.

La NFL, que era reticente a este tipo de patrocinios, también ha abierto la posibilidad de incorporarlos. No quieren ser la imagen visible de este tipo de actividad económica, como el baloncesto, y han impuesto restricciones como patrocinios inferiores a los tres años de duración o la limitación de presencia pública de logotipos y anunciantes. Al final, se han abierto a este tipo de negocio y esta temporada ya hemos podido ver, tanto a lo largo de las jornadas como en  la Superbowl, la presencia de este tipo de compañías.

Competencia en patrocinios

El sector de las monedas virtuales, como hemos repasado a lo largo del artículo, es uno de los que tienen más presencia en las camisetas de deporte más vendidas del mundo; pero no tiene el monopolio absoluto. En cuanto a patrocinios, también juegan un rol importante otras industrias como las aerolíneas de gran prestigio, sobre todo en el mundo del deporte rey, con ejemplos como el protagonizado por Fly Emirates y los equipos del Arsenal y el Real Madrid; Qatar Airways y el PSG o Etihad Airlines y el Manchester City.

El tercer gran competidor lo encontramos muy vinculado a internet, pues son programas y plataformas de tipología diversa y de alcance mundial. Uno de los acuerdos que dio la vuelta al mundo fue el de la sueca Spotify con el FC Barcelona dando nombre al estadio y ocupando la parte delantera de la camiseta, pero hay más. Cabe destacar el tradicional y longevo acuerdo del Bayern de Múnich con T-Mobile, la vinculación del Manchester United con Team Viewer o la relación de la compañía Motorola con las franquicias de baloncesto de los Chicago Bulls, Milwaukee Bucks e Indiana Pacers.

No hay duda alguna que las criptomonedas están más de moda que nunca. Son millones las personas que tienen capital invertido en ellas y, poco a poco, se han erigido como uno de los sectores económicos más potentes y con más potencial. Si hace unos años lideraban los patrocinios deportivos empresas del sector automovilístico y electrodomésticos, ahora son las monedas virtuales las que han cogido parte de ese terreno. Su futuro, aunque para muchos prometedor, es toda una incógnita todavía y de gran interés.