CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Cuando visitamos una página web aparece con frecuencia uno de esos molestos avisos a los que decimos que sí por considerarlos inofensivos: "Esta página utiliza cookies, ¿acepta?".
En realidad, la anterior es una versión resumida de una alerta que suele estar redactada en párrafos incomprensibles para el usuario no familiarizado con el lenguaje técnico. Por lo general, se anexa una liga que dirige al cibernauta al apartado de políticas de privacidad del sitio consultado. Legajo que, por supuesto, casi nadie lee.
No siempre fue necesaria esta advertencia. Durante mucho tiempo las cookies fueron consideradas parte normal de la navegación en internet. Siempre han estado ahí. Aunque no conozcamos bien a bien cómo funcionen, sabemos que facilitan el acceso o vuelven más confortable la visita a las páginas que consultamos con mayor frecuencia.
Son una bendición… o un mal necesario, si se considera que estos paquetes informáticos, para brindarnos un servicio cómodo y gratuito, toman a cambio información de nuestra actividad en la red. Es su moneda de cambio.
Y es que, como muchos elementos de la vida digital, las cookies no siempre han tenido un buen uso. En el pasado fueron utilizadas como caballos de Troya para vulnerar la seguridad de equipos electrónicos, robar datos e infectar computadoras. Por ello se les ha sujetado a las recientes normas y prácticas que buscan proteger la privacidad. La más reciente de ellas quizá amague con extinguirlas.
No más soporte
Google anunció su intención de que el navegador Chrome, de su propiedad, deje de ser compatible para cookies de terceros, una herramienta básica para la publicidad en línea.
Y es que no mucha gente sabe que los anuncios que aparecen en los sitios web a los que da clic son personalizados, basados en el tipo de páginas que frecuenta o en otro tipo de datos personales cuya huella queda registrada en la navegación.
El pasado martes, en el
blog Chromium, Justin Schuh, director de Ingeniería de Chrome, publicó la intención de que este browser elimine el soporte para cookies de terceros, un proyecto previsto para consolidarse en un par de años.
“Nuestro objetivo”, dice Schuh, “es hacer que la web sea más privada y segura para los usuarios, al mismo tiempo que apoyamos a los editores”.
Esta reciente propuesta va de la mano de otro proyecto en desarrollo, Privacy Sandbox, un mecanismo que igual facilite a los anunciantes dirigir publicidad personalizada, pero sin tener acceso a los datos personales de los cibernautas. O, al menos limitándolos al máximo.
Más privacidad
Dos años es el plazo que se pone Google para madurar un proyecto y que sea funcional para que los anunciantes pueden llegar a altos volúmenes de usuarios con características comunes, de los que no se necesite conocer información tan detallada o personalizada, de tal suerte que vuelvan obsoletas las cookies de terceros.
“Los usuarios exigen una mayor privacidad, incluida la transparencia, la elección y el control sobre cómo se utilizan sus datos, y está claro que el ecosistema web necesita evolucionar para satisfacer estas demandas crecientes”, reconoce Schuh.
Y, en ese contexto, toma distancia de la decisión de algunos navegadores (léase Safari y Firefox) de resolver el problema de la privacidad bloqueando las cookies de manera predeterminada.
“Al socavar el modelo de negocio de muchos sitios web con publicidad, (el bloqueo) fomenta el uso de técnicas opacas, como las huellas digitales, una solución invasiva para reemplazar las cookies, que en realidad pueden reducir la privacidad y el control del usuario. Creemos que nosotros como comunidad podemos y debemos hacerlo mejor”, dice el ejecutivo.
Ensayo y error
El problema es que, en la medida que el proyecto demanda altos niveles de cooperación por parte de los involucrados, buena parte de lo que suceda en los dos años siguientes será de ensayo y error, una circunstancia que enfatiza el directivo de Chrome.
“Estamos trabajando activamente en todo el ecosistema para que los navegadores, editores, desarrolladores y anunciantes tengan la oportunidad de experimentar con estos nuevos mecanismos, probar si funcionan bien en diversas situaciones”, refiere en torno al plan de construir una web más confiable y sostenible.
En un mundo donde cada vez menos gente accede a la web en computadoras de escritorio y más en dispositivos móviles, las cookies parecen llegar a su extinción. Y pensar que en algún momento parecieron galletitas de cortesía en un modelo de negocios que aún le hace creer a la gente en la supuesta gratuidad del internet. No más información personal a cambio de migajas.