Jorge Vergara en la escena del arte contemporáneo

lunes, 25 de noviembre de 2019 · 14:00
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Intensa, generosa y conflictiva fue la relación del empresario Jorge Vergara con el arte contemporáneo. Admirado por su exitosa trayectoria como fundador de la empresa de suplementos alimenticios Omnilife y propietario del Club deportivo Guadalajara, el presidente del Grupo Omnilife Chivas fue también un coleccionista que se topó con obstáculos –propios o ajenos– para promover el arte contemporáneo en el contexto tapatío. Interesado en apoyar la creación de las artes visuales, el empresario nacido en 1955 en Guadalajara, creó en 1996 la Fundación Cultural Omnilife como una plataforma para patrocinar con premios sustantivos el emblemático Salón de Octubre que, desde 1977, se celebraba en su ciudad natal. Después de otorgar premios especiales en 1997, en 1998 creó el Gran premio Omnilife con reconocimientos de hasta 15 mil dólares y 10 menciones de mil dólares cada una para expresiones pictóricas, gráficas, escultóricas y fotográficas. Para exhibir y difundir el certamen, en 1999 se inició la publicación de un catálogo, se adaptó un espacio denominado Recinto de Arte en Educare Escuela para el Éxito en las instalaciones del Deportivo Chivas, y en el 2000 se introdujo la disciplina tridimensional de la instalación. Relevante en el inicio del siglo XXI por ser el único certamen para exhibir y legitimar las nuevas prácticas tridimensionales, en 2001 destacó con la premiación y selección de artistas que, como Amaya Escalera y Héctor Velázquez, respectivamente, destacaban más por la originalidad de su propuesta que por la pertenencia a tribus institucionales o burocráticas. Criticado por creadores jaliscienses descontentos por el carácter nacional de la selección, a partir de 2002 el certamen continuó sin el apoyo de la Fundación, reduciendo tanto las disciplinas como el estímulo económico: dedicada únicamente a la pintura, en la edición 2019 que se inauguró el pasado 1° de noviembre, la categoría de artista con trayectoria recibió 80 mil pesos, y la categoría joven creador 40 mil. Otro proyecto tan prometedor como fallido fue la galería no comercial denominada La Planta. Arte Contemporáneo Omnilife. Inaugurado en noviembre de 2007 en una bodega abandonada de la empresa Omnilife, el espléndido espacio destinado a exhibiciones de arte contemporáneo sin fines lucrativos inició sus actividades con una muestra de 120 firmas nacionales e internacionales de alto nivel, curada por el entonces también curador de la Colección Jumex, Michel Blancsubé. Diseñada con el título de YÄG en referencia a la relación entre riqueza y propiedad que manifiesta la lengua de la tribu canadiense Kwakiutl, la exposición, con obras de Balkenhol, Van Lieshout, Dzama, Luis Miguel Suro, Emanuel Tovar, José Dávila y Jorge Méndez Blake, entre otros, fue la primera y última. Dirigida por Mariana Munguía –actual Coordinadora de Artes Visuales del Instituto Nacional de Bellas Artes–, la Galería La Planta, con base en lo que manifestó el mismo Vergara, nunca logró tener un número significante de visitantes ni en la exposición ni en los eventos paralelos y, por lo mismo, cerró sus puertas en julio de 2008 sin haber cumplido ni un año de actividades. ¿Qué obras nacionales y extranjeras contiene la Colección de arte contemporáneo Omnilife, cuál es su valor artístico y cómo se vincula con los acervos empresariales que existen en nuestro país? Atípico como empresario, rechazado como promotor artístico y recordado afectuosamente por funcionarios museísticos, Jorge Vergara falleció el pasado viernes 15 de noviembre, dejando la tarea de difundir su colección. Este texto se publicó el 24 de noviembre de 2019 en la edición 2247 de la revista Proceso

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