Religión
El Papa en México enfrentará un clero fracturado y una nación violenta
La relación entre México y el Vaticano se anticipa difícil ante fenómenos como la violencia y las desapariciones, auguran especialistas en asuntos religiosos. No obstante, México es importante para el papado por la influencia cultural y política que ejerce en América Latina.Luego de la muerte del papa Francisco, la elección de su sucesor abrirá una nueva etapa en las relaciones entre México y el Vaticano en la que coincidirán un nuevo líder de la Iglesia católica y la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha tomado distancia de las prédicas sobre moral pública de Andrés Manuel López Obrador y le ha impreso a su mandato, que recién inicia, un carácter laico y secular.
La presidenta enfrenta desafíos mayúsculos –como la violencia, las desapariciones de personas, la narcopolítica y las agresivas políticas migratorias y comerciales del gobernante estadunidense Donald Trump– frente a los cuales la Iglesia católica tiene posiciones que en algunos casos han generado choques con el poder político mexicano.
Expertos en asuntos religiosos y sociales consultados por Proceso anticipan una relación difícil entre México y el Vaticano en la que puede haber puntos de vista convergentes en temas como el migratorio, pero en la que también se pueden producir desencuentros frente a fenómenos que golpean a los mexicanos, como la violencia y las desapariciones.
Los especialistas señalan, además, que México es un país estratégico para el Vaticano por ser el segundo con mayor número de católicos en el mundo, sólo detrás de Brasil, y por sus arraigadas expresiones de religiosidad popular, pero el conservadurismo, y hasta las posiciones “retrógradas” de varios jerarcas, han debilitado el potencial de la Iglesia mexicana para tener una mayor proyección universal y más presencia en la curia romana.

El doctor en antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Carlos Garma Navarro, dice que López Obrador le heredó a Sheinbaum “una relación muy deteriorada” con el clero mexicano por su intolerancia ante las críticas a la política de “abrazos no balazos” y al incremento de la violencia, pero la presidenta “ha manejado esa relación con más tacto diplomático”.
El investigador de temas religiosos considera que Sheinbaum mantendrá en ese tono, “de diplomacia y de respeto”, las relaciones con el sucesor de Francisco y con la Iglesia católica mexicana, lo que contrastaría con el estilo confrontacional y pendenciero de López Obrador.
Un tema de especial preocupación para el Vaticano es que México es el país del mundo donde más sacerdotes son asesinados. El Centro Católico Multimedial (CCM) ha documentado los homicidios de 80 curas desde 1990, más de la mitad de ellos en los tres últimos sexenios.
El 20 de octubre último, primer mes del gobierno de Sheinbaum, el sacerdote tzotzil Marcelo Pérez Pérez fue asesinado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El papa Francisco lamentó su muerte y las de “otros sacerdotes asesinados por fidelidad al ministerio”. La Arquidiócesis de México señaló en una editorial en la revista Desde la fe: “No queremos ni una muerte más a causa de la violencia”.
Una de las respuestas del gobierno de Sheinbaum fue coordinar con la Iglesia católica un programa de desarme que se lanzó en la Basílica de Guadalupe. La presidenta dijo que esto “nos ayuda a buscar un lugar en donde estemos de acuerdo”, luego de que “ellos (jerarcas católicos) han criticado al gobierno a través de sus distintas instancias”.
El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el obispo Ramón Castro y Castro, ha dicho que observa disposición de Sheinbaum para dialogar y escuchar lo que tiene que decir la Iglesia sobre los problemas más profundos del país. Y esa disposición “no la vimos en los últimos seis años”.
___________________________________________
Fragmento del reportaje publicado en la edición 0023 de la revista Proceso, correspondiente a mayo de 2025, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.