Opinión

La muerte de Dios

Lo que Bonhoeffer decía es que Dios, en el sentido del Evangelio, no sólo ya no estaba en el mundo, había dejado de estar también en la Iglesia.
domingo, 11 de mayo de 2025 · 07:00

La descomposición moral y política en la que transcurrió la Semana Santa que concluyó con la celebración de la resurrección y la muerte del papa Francisco, me trajo a la mente un aforismo de Nietzsche: “¡Dios ha muerto! (...) ¡Dios sigue muerto! Lo más santo y poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestro cuchillo: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? (...) Ustedes y yo lo hemos matado. Hemos dejado esta tierra sin su sol, sin su orden, sin quien pueda conducirla (...) Vagamos como a través de una nada infinita (...) Qué son estas iglesias sino tumbas y monumentos funerarios de Dios”.

El recuerdo de la cita no está relacionado tanto con la muerte del Papa, como con la atmósfera del mundo en la que su vida transcurrió y transcurre la nuestra. Lo que Nietzsche entrevió lo confirmarían no sólo los campos de exterminio, los gulags, la bomba atómica, sino el desfondamiento de lo humano que ha acompañado el final del siglo XX y el primer cuarto del XXI.

Hemos llegado a ese momento, definido por Dietrich Bonhoeffer poco antes de que el poder nazi lo ejecutara, en el que ser cristiano no significa ya ser religioso de cierta manera, “convertirse en una clase determinada de hombre por un método determinado, significa solamente ser hombre y sufrir con Dios en el sufrimiento que el mundo sin Dios inflige a Dios.”

Lo que Bonhoeffer decía es que Dios, en el sentido del Evangelio, no sólo ya no estaba en el mundo, había dejado de estar también en la Iglesia. La de su época pactó con el nazismo o se arrodilló ante él. La nuestra, en una lucha intestina que pronto entrará en acción en el cónclave que elegirá al nuevo Papa, se debate entre el mundo del liberalismo woke y el fascismo de los llamados populismos, abrumada por la emergencia de la inteligencia artificial y del transhumanismo.

_______________________________

Fragmento del texto de Opinión publicado en la edición 0023 de la revista Proceso, correspondiente a mayo de 2025, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.

Comentarios