Opinión

Reto de la nueva jerarquía católica: opción por los pobres o esconder la cabeza en rezos

Los puestos jerárquicos más importantes en la Iglesia son los cardenalatos; los otorga el Papa y el Colegio Cardenalicio Romano como un reconocimiento a la ciudad o al personaje que la gobierna.
domingo, 3 de agosto de 2025 · 06:00

A raíz del nombramiento de una docena de nuevos jerarcas de la Iglesia católica, entre cardenales, arzobispos y obispos en los próximos meses, surge un fuerte debate entre la curia vaticana, miembros de la Conferencia Episcopal, congregaciones religiosas y católicos sobre los perfiles y compromisos pastorales que deben tener los nuevos obispos.

El debate se resume en si la nueva generación de jerarcas católicos debe asumir un mayor compromiso social ante los problemas de violencia, narcotráfico, desaparición de miles de personas, feminicidios, aumento de la pobreza que vive México; o bien, si la misión de los sacerdotes es dedicarse a rezar, celebrar misas y no cuestionar políticas públicas.

Los católicos esperan que en los próximos meses el papa León XIV anuncie los relevos de los cardenales Carlos Aguiar, de la CDMX, y Francisco Robles Ortega, de Guadalajara; los arzobispos de Rogelio Cabrera, de Monterrey; Leopoldo González, de Acapulco; Víctor Sánchez Espinosa, de Puebla, y Pedro Vázquez Villalobos, de Oaxaca, entre otros.

Todos sabemos que la jerarquía católica no es democrática y que la toma de decisiones ocurre desde Roma, pero el bajo clero y muchos agentes de pastoral en la parroquias quieren conocer los criterios de aquellos que más influyen en la sucesión de la nueva cúpula eclesiástica; quieren incidir en la Curia Vaticana que colaboró con el jesuita Francisco, en los obispos de la Conferencia Episcopal Mexicana y el Nuncio Papal Joseph Spiteri para que adopten un rol más activo frente a los problemas que vive el país.

Detrás de la elección de una docena de nuevos jerarcas no sólo se discuten los nombres de quiénes van a gobernar a la institución en los próximos 10 o 14 años, al interior de la jerarquía se plantea el papel que la institución debe tener frente a tres actores relevantes: el gobierno federal que encabeza Claudia Sheinbaum, los actores políticos y sociales que lideran causas como las madres buscadoras, grupos de sociedad civil y oposición política. Y por supuesto el nuevo gobierno Vaticano.

Dentro de la Iglesia hay fuerzas que dicen que los cardenales Carlos Aguiar y Francisco Robles Ortega "ya están en tiempo extra" y que "deben irse ya", pese a que presentaron su renuncia porque rebasaron los 75 años de edad, como establece el canon 401 §1 del Código de Derecho Canónico.

Hay miles de católicos, sacerdotes y religiosos que califican el desempeño de los jerarcas que ya se van. Por ejemplo, del actual cardenal de Guadalajara, hay quienes opinan que ha sido "prudente pero firme cuando debe defender la doctrina católica frente a acontecimientos públicos"; pero no así el liderazgo de Carlos Aguiar, quien ha chocado con un buen sector de los sacerdotes de la CDMX, incluso hay un desacato abierto a recomendaciones pastorales. Muchos de ellos piden a Roma acelerar el paso para que ya se vaya.

Desde el surgimiento y expansión de la Iglesia en México hay ciudades que concentran un poder natural dentro de la institución, como es el caso de la CDMX, Guadalajara, Monterrey y Morelia. Estas arquidiócesis son estratégicas porque aportan un gran número de vocaciones sacerdotales, recursos económicos y concentran el mayor número de fieles en el país.

Cardenal Francisco Robles. Relevos en puerta. Foto: Facebook.

El premio es que el Papa en turno les ha distinguido con el otorgamiento de cardenales, aunque la CDMX, por ser la primera arquidiócesis del país, casi siempre ha tenido un cardenal, lo mismo que Guadalajara.

Los puestos jerárquicos más importantes en la Iglesia son los cardenalatos; los otorga el Papa y el Colegio Cardenalicio Romano como un reconocimiento a la ciudad o al personaje que la gobierna. Por ejemplo Juan Pablo II otorgó a seis mexicanos el ser cardenal de la Iglesia y Francisco cuatro, Benedicto uno, Pablo VI a dos y Juan XXIII a uno.

Históricamente han existido 14 cardenales con nacionalidad mexicana, actualmente viven seis, de los cuales cuatro están en retiro y dos en funciones a cargo de su arquidiócesis en CDMX y Guadalajara.

Por la CDMX han sido cardenales Norberto Rivera, Ernesto Corripio, Miguel Darío Miranda; mientras que en Guadalajara José Garibi Rivera, Juan Sandoval, Juan Jesús Posadas y José Salazar López. Otros cardenales fueron Sergio Obeso, Adolfo Suárez Rivera y Felipe Arizmendi.

La designación de cardenales dentro de la Iglesia católica es una decisión que pasa por el Dicasterio para los Obispos y la Pontificia Comisión para los Obispos, que en su momento fue presidida actual papa León XIV. Por lo anterior, se prevé que fraile agustino nacido en Estados Unidos y hecho misionero y obispo en Perú, sea quien designe a los nuevos arzobispos y posteriormente cardenales mexicanos.

Los pronósticos para determinar quiénes serán los nuevos dirigentes de la Iglesia mexicana en tiempos del agustino León XIV son muy aventurados, particularmente porque es un líder de los católicos que apenas inicia; sin embargo, un candidato natural es el presidente de la conferencia episcopal en turno, que en este caso es Ramón Castro; así como los arzobispos de otras ciudades importantes para la Iglesia, como puede ser los arzobispos de Yucatán, León, Oaxaca, Chihuahua, Durango, Tlalnepantla, San Luis Potosí, Toluca, Tuxtla Gutiérrez y Xalapa.

Otros jerarcas a quienes se les acabó el tiempo y esperan que la Santa Sede nombre sucesor son los arzobispos de Puebla, Oaxaca y Acapulco: Víctor Sánchez Espinosa, Pedro Vázquez Villalobos y Leopoldo González González, respectivamente.

Los obispos que ya presentaron su renuncia, pero aún están en funciones son: Luis Artemio Flores Calzada, de Tepic; el Legionario de Cristo de Cancún, Pedro Pablo Elizondo, y Javier Navarro Rodríguez, de Zamora, Michoacán. Otro obispo que recién fue nombrado y asumió el gobierno diocesano fue el franciscano Juan María Huerta, en Xochimilco.

Uno de los mayores retos que tiene la actual curia vaticana y el papa León para seleccionar obispos, arzobispos y cardenales es que los colaboradores de Francisco no terminan de irse de los dicasterios (secretarías de Estado) y creen que la Iglesia debe seguir con el legado del jesuita de la opción preferencial por los pobres.

Pero los sectores más conservadores de la Iglesia, muchos de lo que impulsaron la llegada del papa agustino, opinan que debe haber una ruptura con el pasado; pero hasta el momento el nuevo líder de la Iglesia no ha dado un sello particular a su pontificado.

Y en este sentido, el perfil pastoral de los nuevos obispos y arzobispos en el mundo y en México están el conservadurismo teológico y doctrinal de Juan Pablo II-Benedicto XVI, o el compromiso social del jesuita argentino Mario Bergoglio.

A decir de los analistas, los nuevos perfiles de la Iglesia católica mexicana van más hacia el conservadurismo y el poco compromiso con los problemas sociales que vive el país.

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