Guerra Israel-Irán

¡Que la guerra no nos sea indiferente!

El mundo está de nuevo frente a una seria disyuntiva donde ya no se trata de guerra y paz, sino de quién tiene el control de las armas, la capacidad de apropiación y de dominio. Y, en efecto, se trata de la primera guerra que se libra por aire empleando misiles como única arma.
domingo, 22 de junio de 2025 · 07:00

Sobre el cielo volaron durante dos horas 200 aviones de Israel conducidos por jóvenes miembros del ejército del país “más democrático” del Medio Oriente, y abajo, en la tierra sólo había iraníes, ciudadanos de la República islámica, es decir musulmanes chiitas. 

Según la propaganda, los buenos luchan contra los malos. Por eso Benjamin Netanyahu ha explicado que los bombardeos que ha iniciado contra Irán son preventivos; es decir, se realizan para evitar que Irán alcance el objetivo de contar con entre nueve y 15 cabezas atómicas cuando Israel –según diversas fuentes– cuenta 900 ojivas nucleares. 

Esa fue la razón por la que los bombardeos iniciales fueron contra los centros de investigación destinados a la energía nuclear, en los que, por cierto, murieron algunos científicos que fueron definidos por Netanyahu como “iguales a los de Hitler”. No dijo cual es la relación de los científicos israelíes con otros ni con J. Robert Oppenheimer, cabeza del Proyecto Manhattan que, financiado por Estados Unidos, desarrolló las armas atómicas y las bombas que cayeron sobre Hiroshima (16 de julio de 1945) y Nagasaki (9 de agosto de 1945) matando a cientos de miles de japoneses cuando la Segunda Guerra Mundial había llegado a su fin.

Es inaceptable que existan las armas atómicas, pero a saber cómo se decide qué países pueden contar con energía nuclear y cuáles no, porque es tan peligroso que dispongan de ella tanto Estados Unidos, Rusia, Israel, varios países europeos, así como Pakistán, India y Corea del Norte que, por cierto, representa una seria amenaza de la que se habla mucho, pero se hace poco. 

Está a la vista también el doble rasero, porque cuando se dio el ataque ruso contra la central nuclear de Zaporiyia en Ucrania –en poder de Rusia desde el inicio de la guerra en 2022–, se produjo un gran escándalo en Europa por el descontrol de las radiaciones. Sin embargo, Israel atacó ahora las instalaciones nucleares de Natanz, Isfahan y Fordo en Iran, sin que se muestre una preocupación por el descontrol que puede producirse por las radiaciones que, al fin y al cabo, afectarían principalmente a los países de esa región y a los musulmanes que allí habitan. 

Irán respondió con violencia alcanzando objetivos demasiado distantes como para creer que fuese posible, sus armas lograron evadir el impenetrable domo de hierro y sus bombas cayeron en Tel Aviv y Haifa afectando una gran reserva petrolera, y el Negev donde Israel tiene depósitos armamentísticos e instalaciones del Mosad. 

Las autoridades isralíes dijeron que Irán había cruzado la línea roja al alcanzar población civil, pero antes el fuego israelí ya había cobrado la vida de  decenas de personas en su ataque a Teherán. 

La respuesta de Teherán sobre suelo israelí. Foto: Ohad Zwigenberg / AP

El mundo está de nuevo frente a una seria disyuntiva donde ya no se trata de guerra y paz, sino de quién tiene el control de las armas, la capacidad de apropiación y de dominio. Y, en efecto, se trata de la primera guerra que se libra por aire empleando misiles como única arma, otros conflictos más recientes han tenido acciones por tierra que, en este caso se descarta debido a la gran diferencia entre la población de Irán (90 millones) y la de Irael (cerca de 10 millones). 

Medio Oriente enfrenta una seria transformación que no se sabe cómo ni cuándo terminará. En ella Estados Unidos, con su enorme apoyo armamentísco y de capital, ha optado por un aliado estratégico para hacer frente a sus rivalidades con Rusia y China. 

Por eso se comprometió en esta guerra cruenta con el sufrimiento de israelíes que corren a los refugios ante cada andanada de misiles y los iraníes que están siendo obligados incluso a abandonar su capital Teherán. 

Primero negó que supiera de las intenciones de Israel de dar un golpe sorpresivo, que ha ensayado ya previamente, luego debió reconocer que sabía y había advertido a Irán que debía firmar el acuerdo antiarmas nucleares antes de que fuese demasiado tarde. Reunión que debía realizarse días después del  primer ataque. Sin mucho sentido porque ya una numerosa escuadra de aviones estadunidenses transportaban combustible necesario para las aviación y los misiles israelíes.

Israel niega con sus acciones lo que reclama sobre el respeto a los civiles, como lo demostró desde su primer ataque el 13 de junio último y la destrucción de la televisora y radiodifusora estatal iraní en la que murieron varios reporteros, desmanteló la televisión al-Arabiya y clausuró a la misma CNN.

Netanyahu. Afán expansionista. Foto: Jack Guez vía AP

También recordó que aplicará el método Dahiya que significa la destrucción de la infraestructura (fuentes de agua, electricidad y gas), como la aplicó en Líbano, de donde tomó ese nombre en 2006, y en Gaza a lo largo de los años y en el aciago 2023; fueron así los ataques contra la central del suministro de gas, el yacimiento de gas más grande del mundo de South Pars, la refinería de gas natural Fajr Jam y el puerto de GNL de Kangan, en la costa del Golfo Pérsico, todos en la provincia de Bushehr, al sur de Irán. De esa manera frena el desarrollo de esos países y, como afirma alguno de sus líderes dijo de Líbano, se trata de volverlos a la edad de piedra.

El problema se aleja de los discursos por la gravedad que revisten los hechos y alarmante ha sido la retirada intempestiva del presidente Trump del G7, se dice que con la intención de atender la guerra que se ha declarado entre Israel e Iran. 

Ahora parece más difícil que busque mediar, pero si al contrario, pretende una intervención directa, peligra el mínimo equilibro que sostiene al mundo: porque si utiliza las bombas que Israel requiere, capaces de penetrar 60 metros en la tierra, con el pretexto de frenar el proyecto nuclear de Irán, no se pueden saber las reacciones de Rusia, China e incluso de Turquía.

Los afanes expasionistas de Israel, posicionado ahora en territorios de Gaza, Cisjordania, Líbano y Siria, generan un fuerte aversión como lo han demostrado las numerosas manifestaciones por todo el mundo y es inaceptable que puede llevar a la destrucción de los países involucrados. Quizás las sociedades puedan hacerles entrar en razón, poniéndoles límites a sus manejos autoritarios y personalistas incapaces de ver hacia un futuro compartido, con  un lenguaje que no sea el de las armas.

Reza Pahlavi, hijo del último Sah de Persia y activista por la libertad de Irán, llamó a los iraníes a rebelarse contra el régimen que, según él, está muy debilitado. Y es cierto que el cielo de Irán permite el libre tránsito por estar destruidas su aviación y sus lanzaderas de misiles, como paraimpulsar desde adentro la caída de un régimen con escasa popularidad por la corrupción y el maltrato a los civiles y en particular a las mujeres. 

Trump. El frágil equilibrio mundial en sus manos. Foto: Manuel Balce Ceneta / AP

Se podría pensar igualmente de los israelíes que podrán pasarle factura a Netanyahu por llevarles a la situación en la que se encuentran con un país que tiene la ventaja de una guerra, pero de la que se ignora cómo saldrán. 

         

           

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