Comisión Nacional de Búsqueda

Reyes Sahagún: Suma fracasos en la CNB y rechazo por su gestión

Como comisionada, nunca fue aceptada por las familias de las víctimas, que cuestionaron su falta de capacidad para el cargo, y extrabajadores aseguran que implementó una política de desmantelamiento de áreas en la que favoreció a cuadros que le eran fieles a ella y a Morena.

Cuestionada desde su nombramiento por su proximidad con el partido gobernante, Morena, y su disposición para operar el llamado “censo” de AMLO, que buscaba reducir el número oficial de víctimas de desaparición del sexenio, Teresa Guadalupe Reyes Sahagún deja la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) con un personal reducido, áreas desmanteladas, y numerosos cuadros escogidos, como ella, por su afinidad política, pero sin experiencia para el cargo. Si por algo se distinguió su gestión, consideran representantes de colectivos y extrabajadores de la comisión, es por la falta de resultados.

Son numerosas las críticas a la comisionada y contados los halagos. Desde que fue nombrada el 20 de octubre de 2023 por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, Reyes Sahagún cesó a decenas de trabajadores, incluida la mitad de la plantilla del Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH), y colocó a antiguos colaboradores suyos o de la entonces secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, en direcciones generales del organismo. También implementó el cierre de facto del Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense (MEIF), una iniciativa que empezó a operar en 2021 para combatir el rezago de cuerpos no identificados, pero que el gobierno federal dejó sin financiamiento en sus primeros meses al frente de la CNB.

“Ha sido, quizás, la peor encargada de los pocos años que tiene la comisión, porque es una mujer sumamente violenta con las familias, que no tiene sensibilidad, trato ni vocación de servicio y que, como vimos desde el inicio de su gestión, lo que hizo fue intentar contener el tema de las cifras de personas desaparecidas, desmanteló el Centro Nacional de Identificación Humana, y la misma CNB fue desmantelada al correr personal de algunas áreas”, dijo el abogado Jorge Verástegui, hermano de Antonio Verástegui González y tío de Antonio de Jesús Verástegui Escobedo, desaparecidos en 2009 en Coahuila.

Las familias ya habían pedido en numerosas ocasiones la salida de Reyes Sahagún, incluso interpusieron amparos ante juzgados federales contra un nombramiento que consideraban una imposición. La última ocasión en que exigieron su renuncia fue durante la segunda jornada de diálogos entre la Secretaría de Gobernación (Segob) y los colectivos de búsqueda, el pasado abril, organizada con motivo de las reformas a la Ley General en Materia de Desapariciones (LGMD). “No [pienso renunciar]”, aseguró entonces la comisionada, “por el momento no creo que sea necesario o que tenga que dar una explicación sobre eso”. Hasta ahora no ha mencionado las razones de su salida. 

“No hubo propuesta, seguía con eso de desaparecer a los desaparecidos”, subrayó Silvia Ortiz, madre de Fanny, desaparecida en Torreón en 2004, sobre el trabajo de la comisionada. La vocera del Grupo Vida denunció en 2023 las visitas que —como parte del “censo” de AMLO— servidores de la nación e integrantes de las comisiones de búsqueda locales realizaban casa por casa para informar a las familias que habían hallado el nombre de sus seres queridos desaparecidos en los registros de vacunación contra el covid-19, y querían comprobar si habían regresado. Estas acciones fueron consideradas revictimizantes, y los familiares nunca recibieron información sobre el paradero de sus desaparecidos. 

Actualmente, hay más de 132,000 personas desaparecidas en el país; desde que Reyes Sahagún asumió el cargo, se sumaron 24,800 personas a la estadística, según el registro oficial. Sus acciones no contribuyeron a paliar una crisis que incluye más de 72,000 cuerpos sin identificar. 

“El desempeño actual de la CNB comenzó mal, con el proceso de negar la crisis de desaparición, empezando por el censo que buscaba reducir las cifras y fue un fracaso, porque ni siquiera el censo pudo demostrar que la cifra era menor”, señaló César Contreras, abogado del área de Defensa del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh). “En ese sentido, que el personal se abocara tanto a reducir la cifra y no a buscar a las personas, transformó a la CNB en un auténtico elefante blanco, politizado, que no busca dar una respuesta a las familias, sino disfrazar, administrar, el momento de crisis”. 

Para Humberto Guerrero, coordinador del Programa de Derechos Humanos y Lucha contra la Impunidad de Fundar, la salida de Reyes Sahagún es una buena noticia que llega tarde. “Desde muy temprano en su gestión dio muestras de que tenía poco entendimiento técnico y poca disposición al diálogo; fue más una designación de lealtad a AMLO que de atención a las familias. Básicamente, en su gestión la CNB entró en una especie de parálisis”.

La comisionada fracasó también en la reorganización institucional. La persona que herede el cargo deberá publicar el Programa Nacional de Búsqueda —previsto en la LGMD—, el instrumento rector de la política nacional en la búsqueda de personas desaparecidas. Aunque la comisionada se comprometió a elaborarlo después de que desechó la propuesta de su antecesora, Karla Quintana, presentada el 8 de marzo de 2023, nunca se concretó.

Pero no fue lo único que incumplió. Sigue sin publicarse el reglamento interior de la CNB, que debe establecer su estructura y funcionamiento; los lineamientos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) tienen aún que ser dictaminados por la Unidad General de Asuntos Jurídicos de la Segob, y el Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas, un documento jurídico que estandariza los procesos de búsqueda, continúa en proceso de actualización.

“Este cambio [la salida de la comisionada] puede ser una oportunidad, sobre todo para la institucionalización [del organismo], que hasta ahora no ha ocurrido”, consideró Rodrigo Peña, director ejecutivo del Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México. 

A dónde van los desaparecidos habló con cinco integrantes de la CNB —dos trabajadores en activo, y tres que ya renunciaron—, quienes pidieron no dar sus nombres por temor a represalias. La falta de regulación institucional es calificada por uno de ellos como una prueba de la “ignorancia” de la comisionada. 

“Le daba temor equivocarse y no poder manejar un proceso participativo sin quedar en ridículo”. Y agregó: “Esa mujer ha tenido la renuncia en la mano desde que cambió el gobierno. Sabía que lo suyo era de corto plazo, y nunca quiso tener ese trabajo. Debe estar profundamente aliviada de que se lo quiten, y de haber quedado bien con quien la eligió [López Obrador]”. 


 

La comisionada (derecha) sentada junto a la secretaria Rosa Icela Rodríguez (centro) y a la fiscal de Derechos Humanos Sara Irene Herrerías en uno de los diálogos con colectivos de víctimas organizado por la Segob en que los participantes pidieron las renuncias de las titulares de la CNB y de la CNDH. (Juan Abundis/ObturadorMX)

 

Purgas y política misógina

 

La renuncia de la comisionada se produjo el 29 de julio, sin que se dieran a conocer los motivos. En un comunicado, la Segob anunció su salida para el 31 de agosto, sin incluir el protocolario agradecimiento a su desempeño que suelen llevar esta clase de avisos. 

“Ella decidió dejar este espacio”, dijo la presidenta Claudia Sheinbaum el 30 de julio en su conferencia matutina. “Tere Lupe es una mujer extraordinaria, de mucha sensibilidad, mucha convicción, honesta, y ella tomó la decisión de que su ciclo en la comisión había terminado y nos va a seguir ayudando en otras áreas”.

De acuerdo con un extrabajador, Reyes Sahagún no tenía intenciones de dejar su cargo. Su “ríspida relación” con el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob, Arturo Medina, y la “mala reputación” que tenía entre las familias provocaron su cese. Pero el punto de quiebre, precisó la fuente, fue que en julio contrató a decenas de personas como jefes de departamento y renovó algunas subdirecciones, “presuntamente con el permiso de Segob, pero sin el conocimiento de Medina ni de la presidenta Sheinbaum”.

“Contrataron como a 60 personas, pero tres semanas después las corrieron y cerraron esas plazas. Se rumora que Teresa lo hizo sin el permiso del subsecretario, y cuando Sheinbaum se enteró, se enojó mucho por el tema de la austeridad republicana, por las subdirecciones tan altas [en salarios]; entonces, corrieron a un montón de gente, incluso algunos habían renunciado a puestos en fiscalías locales para venirse a CNB. Cuando se fueron, les pidieron que no dijeran nada y que cuando llegara el nuevo comisionado se les iba a recontratar”, aseguró.

Jacobo Dayán, especialista en derecho penal internacional e integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, consideró la renuncia de Reyes Sahagún como algo positivo. “Es lo mínimo que tendría que ocurrir. Estuvo ahí para ocupar un espacio y no hacer nada. Que se vaya me parece bueno”. 

“Fue una encargada de despacho más que una titular como tal, [alguien] que vino a administrar la tragedia. No hay desde mi percepción nada que rescatarle; eso es muy lamentable porque te habla del deterioro del perfil de los funcionarios que están llegando a abordar este tipo de temas”, dijo Verástegui.

Uno de los extrabajadores de la CNB expuso el actuar de la comisionada. Al llegar al cargo, explicó, trajo a su equipo; por un lado, fieles colaboradores de su paso por el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), del que fue directora, y por otro, le impusieron a personas cercanas a Alcalde, entonces titular de la Segob, que provenían de otra tribu de Morena. “Purgó”, además, a quienes consideró opositores a la 4T, y finalmente reestructuró el organismo y contrató gente sin el perfil profesional que la dependencia requería. “Uno de los ajustes fue disminuir direcciones de área para tener más plazas de menor nivel”. 

Otra de las fuentes critica: “No te pones a tomar decisiones de ese tipo con un horizonte [de gestión] tan corto”.

Reyes Sahagún emprendió también lo que otro extrabajador de la CNB denomina como una “política misógina”. 

De acuerdo con reportes públicos, al finalizar el tercer trimestre de 2023, es decir, a principios de octubre —el mes en que la comisionada asumió el cargo—, la CNB tenía 24 personas (18 mujeres y seis hombres) asignadas a direcciones de área, esto es, un 75% ocupadas por mujeres. Esta representación disminuyó al 45% el siguiente año, ya que en el último trimestre de 2024 había solo 18 direcciones de área, lideradas por diez hombres y ocho mujeres. 

“El movimiento general fue despedir mujeres y sustituirlas con hombres sin experiencia”, resume la fuente de la CNB. 

Alcalde es hoy la presidenta nacional de Morena, pero mientras estuvo en la Segob instaló a gente de confianza en puestos clave. En el caso de la CNB, colocó a Carlos Alberto Reyes Campos como director general de Acciones de Búsqueda, con quien había trabajado en su periodo como titular de la  Secretaría del Trabajo, en la coordinación a nivel estatal y regional del programa de Jóvenes Construyendo el Futuro. Cuando Alcalde asumió su nuevo cargo, Reyes Campos se integró a la Comisión de Encuestas del partido y dejó sus responsabilidades en la CNB. En el directorio de servidores públicos, aún figura como funcionario del organismo.

Otra de las acciones de la comisionada fue desmantelar áreas de especialidad, como el CNIH y la unidad de investigación encargada de los casos de la “guerra sucia” —que vio reducido su personal de nueve personas a una—, para destinar esos recursos a un outsourcing integrado por miembros de las comisiones locales, explica el extrabajador, quienes reportaban el número de acciones de búsqueda que la CNB presentaba como propios.

“Eso fue la Red Nacional de Personas Buscadoras: la federación subsidiando a las entidades con recursos humanos. Es una apuesta de descentralización, pero también un reconocimiento de que no sabían qué poner a hacer a la gente y prefirieron tercerizar; encontraron, además, una forma astuta de clientelismo con las comisiones locales. La mayoría son instituciones muy precarias, tener tres o cuatro plazas federales es un tesoro”. 

Entre los colectivos han sido escasas las muestras de reconocimiento a la comisionada. Una excepción es Ceci Patricia Flores Armenta, fundadora de Madres Buscadoras de Sonora, con peso político y trascendencia internacional, quien primero apoyó su candidatura, después respaldó su gestión y, tras darse a conocer la renuncia, agradeció su labor.  

“Yo en lo personal nunca tuve un problema con Tere; al contrario, estoy muy agradecida porque el tiempo que estuvo en la comisión tuve bastante apoyo de su parte: con la retroexcavadora, con las búsquedas frecuentes, con los protocolos de horarios. […] Esperemos que la persona que llegue a la comisión sea una persona sensible, empática y que sepa trabajar con las víctimas, no con las autoridades”, señaló en entrevista. 

Dos trabajadores de la CNB aseguraron que la comisionada mantenía en las oficinas una actitud grosera y distante, al grado de no saludar a nadie, y que poco a poco fue desmantelando áreas. El ambiente también era tenso, de desconfianza, agregó una de las personas que ya no labora en la comisión, debido a la incertidumbre laboral que privó ante los cambios en la temporalidad de los contratos, que en lugar de firmarse cada seis meses o un año debían renovarse cada tres meses. Al escaso personal se sumó la falta de mantenimiento de las camionetas de la CNB —necesarias para realizar traslados y búsquedas en campo— y la orden de dejar de comprar herramientas, pese a que había picos y palas ya inservibles por el uso.

“El riesgo continuo a un despido repentino generó una cultura del trabajo donde nadie se atrevía a opinar si las propuestas de los jefes no eran las mejores, aunque muchos son expertos, ni a negarse a votar por su jefe en las elecciones para titular de la CNB a cambio de estabilidad laboral”, dijo una extrabajadora. 

“Es demasiado lista”, agregó otra fuente sobre Reyes Sahagún. “Ella no firmaba nunca papeles que la comprometieran”.


 

Reyes Sahagún acudió el pasado mayo a dialogar con las madres buscadoras que mantenían un bloqueo en Tlalpan. (Emmanuel Rosas/ObturadorMX)

 

Rectificación profunda

 

Antes de llegar a la CNB, Reyes Sahagún se desempeñó como directora del INEA; durante su gestión como comisionada, las críticas por carecer del perfil y los conocimientos necesarios para ejercer su función fueron constantes. La LGMD establece como un requisito que quien ocupe el cargo haya desempeñado en los dos años previos “actividades profesionales, de servicio público, en la sociedad civil o académicas” relacionadas con la desaparición y búsqueda de personas, lo que fue incumplido con su designación.

El Código Penal Federal señala que el delito de ejercicio ilícito de servicio público lo comete el servidor público que “ejerza las funciones de un empleo, cargo o comisión, sin haber tomado posesión legítima, o sin satisfacer todos los requisitos legales”. Para uno de los extrabajadores de la CNB resulta evidente que Reyes Sahagún “delinquió” al aceptar un cargo sin cumplir con el perfil legal. Una falta que fue señalada por representantes de colectivos desde su nombramiento.

Esta no fue la única irregularidad que acompañó la llegada de la comisionada a la CNB. A dónde van los desaparecidos reveló que su nombramiento fue operado por personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), pues 23 de los 31 formatos en apoyo a su candidatura fueron firmados y entregados a la Segob por funcionarios de este organismo.

“Hubo defensores muy reconocidos que la presentaban a los centros de derechos humanos de los estados y nos decían que ella ‘era compañera’, ‘que venía de la lucha popular, de la lucha por la vivienda, que le tuviéramos confianza’”, reveló un activista del norte del país. La tesis que escribió para obtener la Licenciatura en Estudios Latinoamericanos confirma esa trayectoria: El movimiento urbano popular en la Ciudad de México (1980-1995): La Unión Popular Revolucionaria “Emiliano Zapata”. Con el tiempo, comenzó a decirse que AMLO la hizo comisionada porque era buena operadora electoral, y podría encargarse del censo.

Reyes Sahagún llega al término de su gestión sin convocar, desde hace casi un año, al Sistema Nacional de Búsqueda de Personas (SNBP), que por ley debe sesionar cada seis meses. Este sistema agrupa a instituciones federales, comisiones locales de búsqueda y un Consejo Nacional Ciudadano, que tienen el encargo de coordinar tareas y evaluar las acciones del Estado para la búsqueda de personas.

Desde diciembre de 2024 tampoco se ha renovado el Consejo Nacional Ciudadano. Integrado por 13 miembros —representantes de organizaciones de la sociedad civil, familiares de personas desaparecidas y especialistas en derechos humanos y búsqueda de personas—, fue hasta el pasado julio cuando el Senado emitió la convocatoria para su integración, y un día después de la renuncia de Reyes Sahagún inició el proceso de comparecencia de las y los candidatos a consejeros. 

“La ausencia de participación ciudadana ha contribuido a un estancamiento institucional, agravando la crisis de desapariciones del país”, señalaron en un comunicado exintegrantes del Consejo Nacional Ciudadano del periodo 2021-2024.

La LGMD establece en su artículo 51 que la persona titular de la CNB es nombrada por la presidenta a propuesta de la Segob. El 8 de agosto se publicaron en el Diario Oficial de la Federación las bases de la consulta pública para que colectivos de víctimas, personas expertas y organizaciones de la sociedad civil presenten candidaturas para el cargo; una vez que la Segob publique el listado de las personas postulantes que hayan cumplido con los requisitos, podrán manifestar su opinión. El registro en línea permaneció abierto del 13 al 19 de agosto. 

Un día después de la renuncia de Reyes Sahagún, el 30 de julio, un centenar de colectivos y 27 familiares de personas desaparecidas publicaron un comunicado en el que manifiestan que la salida de la comisionada confirma su postura inicial respecto a que su nombramiento fue ilegítimo, realizado sin consultar a las víctimas y sin que la funcionaria cumpliera con el perfil de experiencia, capacidad y humanidad que requiere enfrentar la crisis de desapariciones. 

“El tiempo perdido bajo una dirección incompetente ha significado la agudización del dolor para miles de familias que vieron a la comisión a la deriva bajo su mandato”, señalan en el documento, a la vez que exigen una “rectificación profunda” en el proceso de selección.

“No aceptaremos otra simulación ni perfiles que no garanticen la capacidad técnica y la sensibilidad que la crisis de más de 130,000 personas desaparecidas demanda”, advierten.

El Centro Prodh instó también a las autoridades a priorizar un perfil técnico y no político al frente de la CNB, y a realizar una “consulta real” con familiares y colectivos de personas desaparecidas. “Escucharles es una deuda urgente”.

 

Los retos de la sucesión, y un sistema viciado

 

La próxima persona titular de la CNB tendrá que operar con las nuevas reglas marcadas por las reformas a la LGMD, que incluyen la creación de una Plataforma Única de Identidad que permitirá realizar búsquedas y obtener alertas en tiempo real al cruzar la Clave Única de Registro de Población (CURP) de las personas desaparecidas —que incluirá datos biométricos como huellas dactilares y fotografía— con bases de datos como el RNPDNO.

Dayán consideró que, aunque llegue un buen perfil al cargo, difícilmente podrá trabajar en favor de las familias de las víctimas debido al nuevo marco legal, al rezago forense que existe en el país, y a una CURP biométrica que, observa, en nada ayuda a los casos de larga data (correspondientes a personas con un mayor número de años desaparecidas).

A esto se suma que las autoridades que integran la Fiscalía General de la República son las mismas, y quien dirija la CNB tendrá que enfrentarse a un sistema ya viciado. “A Claudia [Sheinbaum] le estorba el tema de desaparecidos, está siguiendo la misma narrativa de Andrés [Manuel López Obrador] de bajar números” al negarse a recibir a las madres de personas desaparecidas y no aceptar que el número de víctimas sigue aumentando, aseguró el académico de la Universidad Iberoamericana.
 

La funcionaria junto al subsecretario Arturo Medina, con quien se dice que mantenía una “ríspida” relación, y Froylán Enciso, de la Unidad para la Defensa de los Derechos Humanos, en una reunión de trabajo realizada en junio. (FB, CNB)

Desde su creación en 2018, la CNB ha tenido tres titulares: el abogado Roberto Cabrera Alfaro, de marzo de 2018 a enero de 2019 —hallado culpable en 2022 de ejercicio ilícito del servicio público por entregar a una empresa información genética de víctimas de desaparición—; la jurista Karla Quintana, de febrero de 2019 a agosto de 2023, quien renunció por estar en desacuerdo con el censo de AMLO, y Reyes Sahagún. 

Los tres comisionados han dejado el cargo en momentos clave. Cabrera salió meses después de la puesta en marcha del convenio entre la CNB y el Instituto Nacional Electoral para hacer cruces de datos que condujeran a la localización de personas desaparecidas y la identificación de cuerpos o restos humanos. Quintana fue presionada para dejar la comisión cuando se opuso a los procedimientos del censo, enfocados a reducir la cifra de personas desaparecidas, que alcanzó un récord en la administración lopezobradorista. Y Reyes Sahagún renunció trece días después de la publicación en el Diario Oficial de la Federación de las reformas a la LGMD. 

Aunque los colectivos y familiares de personas desaparecidas no han mencionado nombres de personas que apoyarían para el puesto, lo importante para Verástegui, cofundador de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (Fuundec), es que las autoridades no hagan una simulación del proceso de elección de la persona que ocupará la titularidad de la CNB, como sucedió —dijo— con las mesas de trabajo organizadas por Segob con los colectivos para analizar las reformas a la ley. 

“Digamos que no tenemos elementos para tener esperanza de que no va a ser una simulación; sin embargo, nuestro papel como familias es exigir al gobierno que cumpla la ley y, sobre todo, denunciar en caso de que no lo haga”, indicó. Advirtió también sobre el riesgo de que “otra vez llegue alguien que venga a administrar la tragedia y a simular que están atendiendo el tema”. 

Humberto Guerrero, de Fundar, no ve en la convocatoria señales de un cambio. “Básicamente, la participación de las familias es para poner perfiles y mandar info por escrito. Falta mucho para poder hablar de que el proceso sea abierto, transparente y participativo. En la convocatoria no queda claro que vayan a existir entrevistas. No son señales alentadoras, no quieren enmendar lo que fue la designación de Tere Lupe”.

El perfil del nuevo comisionado, según Verástegui, debe cumplir con dos requisitos: demostrar que ha trabajado en campo, que tiene experiencia en la búsqueda de personas, y que sea una persona sensible, con capacidad humana para tratar a las víctimas. 

“Para mí, esos son los elementos más importantes”, dice el abogado, “porque, por un lado, tienes que tener esa capacidad de saber cómo abordar a una familia de una persona desaparecida, pero también tienes que tener la mente fría, ágil, para detonar acciones de búsqueda tanto inmediatas como de larga data”. 

Silvia Ortiz considera que quien lidere la CNB no debe ser un familiar que busque a una persona desaparecida: “Uno no puede andar buscando un puesto, aunque sea ese, porque solo te dedicas a eso [a ser comisionado] y dejas de buscar a tu familiar”. El perfil ideal, apunta, es un investigador que se dedique al cargo de tiempo completo y, de preferencia, haya estado en campo.

Indany Navarro, exinvestigadora del CNIH, remarcó en una entrevista realizada antes de la renuncia de Reyes Sahagún, la importancia de tener a personas con los mejores perfiles profesionales al frente de “organismos sensibles” como la CNB. 

“Se están empezando a ver los efectos de esa bomba de tiempo que teníamos en el tema de la desaparición. El ejemplo más claro es una Comisión Nacional de Búsqueda que no tiene perfiles que sepan hacer búsqueda en campo, porque esos perfiles fueron ocupados por otras profesiones”, señaló. “Esta Cuarta Transformación no tiene un enfoque técnico en materia de investigación de delitos, y menos en temas tan dolorosos como la desaparición de personas, la trata y el feminicidio. Hay una laguna horrible en materia de políticas públicas, enfoque técnico, enfoque forense. No se trata solamente de venir a llenar un lugar en un tema que requiere acción urgente”.

Mientras se elige al próximo titular de la CNB, colectivos y familiares de personas desaparecidas advirtieron en el comunicado del 30 de julio que no darán un paso atrás en la defensa de sus derechos y el reto será garantizar que no se repita la historia de un titular sin capacidad para atender la crisis de desapariciones en el país.

“Creo que [Reyes Sahagún] es una sombra que pasó por la CNB que nos quitó por lo menos dos años de trabajo”, concluyó Verástegui. “Para nosotros, como familias, significa una ganancia porque tenemos una piedra menos en el camino; ahora el reto será lo que viene adelante”. 

 

 

www.adondevanlosdesaparecidos.org es un sitio de investigación y memoria sobre las lógicas de la desaparición en México. Este material puede ser libremente reproducido, siempre y cuando se respete el crédito de la persona autora y de A dónde van los desaparecidos (@DesaparecerEnMx).

 

 

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