Axe Ceremonia 2025
Tal vez ésta es la última fotografía de Bere
En esta crónica, Carlos Enciso, fotógrafo de Proceso, rememora lo sucedido en el Axe Ceremonia el día en que murieron Miguel y Berenice, a quien captó en una imagen momentos antes del accidente.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Una noche antes del festival Axe Ceremonia fui por mi acreditación al Parque Bicentenario. El módulo de prensa estaba cerca del escenario principal, de cara a la avenida 5 de Mayo, y se escuchaban un par de soundchecks mientras algunos colegas del medio, aún sin acreditación, esperaban saber si les serían otorgadas. Ya desde ahí había una segregación entre medios grandes y pequeños por parte de la organización. Proceso fue acreditado días antes y el trámite fue rápido.
A la mañana siguiente, sábado 5 de abril, preparé mi equipo, repasé el horario de los escenarios y calculé mi hora de llegada a las 15 horas. El termómetro del celular indicaba una sensación térmica de 32 grados. El acceso fue rápido. Lo primero que hice fue preguntar al personal de acceso por la zona de medios. Nadie sabía. Pregunté al personal de seguridad del escenario principal y tampoco tenían esa información. Ya no pregunté más. Me puse a hacer algunas fotos del público a esa hora y también algo de video para la edición que posteriormente haría.
El primer acto que fotografié fue PabloPablo, en un escenario pequeño (el Spotify), cerca de la entrada del festival. Sólo hice algunas tomas y me dirigí al escenario principal. Estaba iniciando Juan Cirerol y la gente se aproximaba. Aproveché para hacer más fotos de la gente; me gusta retratar al público a diferentes horas y en diferentes estados de euforia. Me fui retirando del escenario mientras seguía haciendo tomas de video. Llegué al escenario American Eagle y fotografié el acto de Aron. Ya se notaba la dedicación de llegar temprano a ese lugar por parte de las fans del grupo de K-pop Tomorrow X Together, que sería estelar en la noche.
Eran las 16:30 cuando por fin encontré la sala de prensa. Estaba junto a unos baños y sin señales claras. Sólo fue posible con ayuda de mi compañero reportero, quien ya había encontrado el lugar. Saludé a otros colegas. Los media partners tenían sus carpas para enlaces, entrevistas, etc. Fui por los datos del wifi con el encargado de medios, Luis Avilés, y tomé una botella de agua. Siempre son insuficientes y el catering con esta promotora es inexistente. A las 16:40 me fui caminando al escenario principal porque Meme del Real estaba por empezar. Ya se notaba más nutrida la audiencia.

Esperando en la fila para entrar al acto de Meme del Real, llegó junto a mí Toni Francois, reconocida colega del medio. Me preguntó: “Hola, ¿sabes si hay sala de prensa?”. Ese dato tan básico en una cobertura de festival fue la primera dificultad para todos los que lo cubriríamos. Después me dijo que al salir de ese acto iría al Auditorio Nacional y luego regresaría para los últimos headliners. Una viñeta de las jornadas de cobertura de festivales en esta ciudad.
Al entrar al pit, Meme ya estaba al extremo de la pasarela, en un set acústico suave. El espacio para prensa era muy grande, pero sobre todo porque en la noche Natanael Cano, quien tiene mucho séquito, requería una sección especial frente al escenario para acomodarlos. Tres canciones, aproximadamente 15 minutos para hacer fotos. Los últimos minutos los aproveché para hacer tomas más relajadas y del público, también de los colegas. Es muy grato e inspirador verles disparar concentrados. La fotografía en vivo, y en especial de festivales grandes, es muy complicada, más de lo que parecería. Hice unas tomas más desde el público y me fui a la zona de medios a buscar una botella de agua. Después fui al escenario American Eagle.
“Lo vimos todo”
Pasaban de las 18 horas y seguía haciendo tomas. Mucha gente continuaba llegando; se podía ver en imágenes los atuendos y actitud de quienes recién entraban. Me encaminé a la zona de medios. Al llegar vi a unos colegas y los saludé. Les pregunté: “¿Cómo les ha ido?”. Sus rostros eran serios. Sólo una compañera dijo: “Mal, amigo, lo vimos todo. Estuvo horrible”. Los noté desencajados y ya no les dije nada más. Entré a la zona de medios. Había algo de conversación y por primera vez escuché en la mesa, entre los demás compañeros: “Que al parecer eran de prensa”.
Finalmente me enteré de lo sucedido, porque desde mi redacción me preguntaron si estaba bien y qué había sabido. Eduardo Miranda (en la redacción de Proceso) me envió un tuit sobre una “estructura metálica que cae sobre dos personas”. Después de comentarlo con mi reportero en el festival, acordamos que iría a buscar imágenes y él preguntaría a Luis Avilés, coordinador de medios del festival, por información de primera mano.
La caída de la grúa fue a pocos metros de la entrada de prensa, 50 máximo. No había mucha gente. No parecía un lugar resguardado particularmente. Me acerqué y tomé primero con mi celular una foto. Inmediatamente se me acercó una mujer de producción: “Sin fotos, por favor. Si ya tienes una, con esa”. Me moví unos 30 metros por el lado contrario y apunté con el telefoto. Hice dos tomas. La grúa ya lucía enrejada y cercada con cinta amarilla.

Rápidamente llegaron tres sujetos: a mi derecha, izquierda y por el frente. Este último me dijo con tono agresivo: “No lo hagas. Tú como prensa vienes aquí a apoyar el evento, ¿sí?”. Contesté: “No, estás confundido sobre cómo funciona la prensa. Tú trabajas para el organizador, yo no. Ya tengo mis tomas y voy a la zona de medios a enviarlas a mi redacción. Si quieres seguirme y repetirle a mis compañeros esto que me acabas de decir, adelante”.
Al revisar horas después en casa mis archivos, esa foto de la estructura caída marca 19:30 horas. Llovía información sin confirmar desde afuera: mensajes de otras redacciones de noticias, redes sociales propagan rumores de algo más grave que lo que evasivamente respondía el coordinador de medios del festival quien, por cierto, nunca tuvo un comunicado oficial para prensa, ni una reunión provisional, mucho menos un gesto de empatía o preocupación colectiva. Silencio. Horas y horas de vacío informativo dentro del festival. La red wifi se iba constantemente, la puerta inicial de prensa se recorrió sin aviso otros 30 metros. Incluso personal de seguridad que se acercaba preguntaba: “¿A poco cerraron?”. La cobertura se transformó en noticiosa.
A lo largo de la noche cayeron a cuentagotas los mensajes desde fuera del festival sobre los nombres de Miguel Ángel Rojas Hernández y Citlali Berenice Giles Rivera (Miguel y Bere, como los conocían), sobre el medio que los acreditó. Se preguntaban unos a otros: “¿Los conocías?”. Jamás se anunció ni a medios ni a artistas ni al público la gravedad y consecuencias de lo sucedido. No hubo un solo ajuste de horario en ningún escenario, ni siquiera los baños portátiles que estaban a cinco metros de la grúa caída dejaron de dar servicio.
Mi último envío esa noche fue un video a la redacción donde se veía la actividad del festival en su máximo apogeo: escenario principal con Natanael Cano y su lleno total, el inicio de Charli XCX con un volumen poderoso, y cerca, a unos metros de la grúa caída, un escenario pequeño, circular, con ambiente de DJ, gente caminando, y en medio de todo ese espacio, un círculo ya cubierto con malla negra, donde murieron Miguel y Bere.

Pasión por el trabajo
2:30 horas del día domingo. Llegué a casa y descargué todo el material, fotos y video. Fui separando por actos y empecé la calificación para editar el material final. Al separar todas las fotos del set de Meme recordé que había tomado una de los colegas mientras trabajábamos. En algunas imágenes se ven concentrados, atentos, remarcando lo complicado que es hacer fotos de festivales y la destreza y cultura visual que se desarrolla para ello.
De repente me detuve: en la parte derecha de una foto, fuera de foco, vi a Bere. Está observando fijamente un escenario. Seguramente ya tenía las tomas que quería y se daba el lujo de observar el acto en los pocos minutos que quedaban dentro del pit. Al fondo hay unos siete fotógrafos y una fotógrafa más, una compañera de AP. La imagen capta en todos ellos su dedicación, la pasión por su trabajo y su talento inconmensurable. Bere está fuera de foco en la toma, eso es importante. La hora de la foto es 17:58, minutos antes de la caída. Tal vez es la última foto de Bere con vida...
Aún falta información por conocer. La negligencia criminal sigue sin arrojar responsables puntuales. Se ha caído también en el amarillismo, en la explotación de la tragedia y la historia de dolor para llenar contenido en medios. Una semana después del festival aún no logro definir lo que siento. Sólo queda denunciar la precariedad del medio independiente, la segregación de medios desde las promotoras, el duopolio o monopolio de espectáculos, la prepotencia de ciertos personajes encargados de los enlaces con los periodistas, la denigrante seguridad interna que violentó a compañeros de la prensa por documentar lo sucedido, la raja política a partir de la pugna entre gobiernos locales y también la martirización de los compañeros para abanderar discursos en contra de quienes han acumulado desdén y rencor en la prensa de conciertos.
Miguel y Berenice eran dos jóvenes fotógrafos con inmenso talento y genuino amor por la música. Fallecieron trágicamente durante el festival. Se buscará justicia, reparación y dignificación para ellos, porque su labor y oficio lo valen.