CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La familia de Merari Noemí García Mejía, joven de 19 años desaparecida desde mayo de 2024 en Jalisco, identificó sus pertenencias entre los objetos asegurados en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán. En ese lugar, colectivos de búsqueda señalaron que operaba un campo de tortura y adiestramiento presuntamente vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

De acuerdo con lo que narró su hermana Rubí en entrevista con Azucena Uresti, Merari Noemí desapareció el 20 de mayo de 2024. Un mes antes, le comentó sobre una oferta de trabajo que recibió a través de una agencia que le prometía un pago de seis mil pesos semanales.

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Rubí relató que al revisar la captura de pantalla de la oferta se detallaba que, al tratarse de un trabajo foráneo, la supuesta agencia cubriría los gastos de transporte, hospedaje y alimentos, además de incluir “clases de entrenamiento, como defensa”. La joven le dijo que “por lo que yo entendí era más o menos como un trabajo tipo de guardia de seguridad”.

“Incluso le dijeron que si ella no tenía la posibilidad, le podían mandar un transporte a donde se quedaran de ver”, agregó Rubí durante la entrevista.

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Publicó su última foto el día de su desaparición

Merari Noemí, quien vivía con su pareja y su hijo de un año, no avisó ni a su madre ni a su hermana que asistiría a la supuesta entrevista de trabajo, narró Rubí en la entrevista. “Llega ese día y ella se va. Nos comenta el papá de su niño que se va, se sube a un Uber y se lleva sus maletas. Igual también en su Facebook ella publica el mismo día 20 de mayo que fue el último día que ella publicó algo, las fotos que en el Uber que iba, sus maletas y sus tenis y cómo iba vestida”, relató Rubí.

La familia supo que algo no estaba bien cuando Merari dejó a su hijo al cuidado de su madre y no regresó por él. “Desde el día en que desapareció, ella ya nunca se volvió a comunicar con nosotros. Mi mamá acude a la fiscalía para reportar la desaparición. Se abre el expediente. Pero ya de ahí nunca volvimos a saber nada de ella. Nunca se volvió a conectar ni a sus redes sociales ni nada”.

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La última llamada fue en la central de Tlaquepaque

Meses después, la Policía Cibernética les informó que en el análisis de la sábana de llamadas se identificó que la última llamada de Merari fue en la nueva central de Tlaquepaque. “De acuerdo con lo que reporta la hermana de Merari, la fiscalía les dijo que en la sábana aparecía el número telefónico, sin embargo no saben los familiares a quién pertenece”. La Fiscalía les indicó que revisó el número, “pero al parecer no había indicios”.

Reconocen sus pertenencias en el rancho Izaguirre

La familia no supo del aseguramiento del rancho Izaguirre en septiembre de 2024. Fue hasta el 5 de marzo de 2025 cuando Rubí se enteró al ver una transmisión en el perfil de Facebook del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.

“Me pongo a checar y fue cuando yo me di cuenta, por las mismas fotos que mi hermana posteó la última vez, me doy cuenta que reconozco los tenis, reconozco su maleta, y reconozco también una biblia que mi mamá le había regalado”, relató.

La Fiscalía advierte que no podrán extraer ADN de los restos

La madre de Merari se puso en contacto con el colectivo y luego acudió a la Fiscalía, donde le informaron que debía esperar a la revisión de las fotografías de los objetos encontrados. Las autoridades le señalaron: “Y que de ahí que lo más seguro era que no se pueda sacar un ADN de los huesos que encontraron ya que fueron calcinados a temperaturas muy altas”. Rubí agregó que seguirán buscando a su hermana hasta tener información certera de ella o dar con su paradero.