Festival Hipnosis 2025

Hipnosis 2025 (día 2): entre los retos y el postpunk

Esta edición —la primera en extenderse a dos días— deja ver el crecimiento del Hipnosis, pero también sus retos: fallos de audio, iluminación escasa y una logística aún por afinar.
lunes, 3 de noviembre de 2025 · 16:16

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El segundo día del festival en el Parque Fray Nano cerró con sonidos que vibraron del folk instrumental al metal abrasivo y el shoegaze hipnótico, consolidando —con fallas y aciertos— el espíritu del encuentro más alternativo de México. 

Foto: Carlos Enciso

La tarde del domingo trajo un aire más fresco —literal y figurado— al Festival Hipnosis 2025. Tras el caos del día anterior, con reportes de saltos de valla y saturación, la segunda jornada se desarrolló entre una vigilancia más estricta y un público visiblemente menor. 

Los neoyorquinos de The Budos Band fueron los encargados de abrir el telón. Su mezcla de folk rock instrumental y tintes psicodélicos sirvió de prólogo ideal para el ocaso. El viento otoñal acompañó su set, envolviendo al público en una atmósfera experimental, de tonos cálidos y cadencia cinematográfica. 

Desde Boston, Crumb aportó una hora de indie suave y sofisticado, de esos que invitan más a balancearse que a saltar. Su delicadeza contrastó con el constante rugido de los aviones que descienden hacia el aeropuerto capitalino, visible tras el escenario: una postal tan surreal como cotidiana del Fray Nano. 

Deftheaven desata la tormenta 

A las 18:50 horas, Deftheaven irrumpió con una descarga brutal de metal atmosférico. La intensidad fue inmediata. Los riffs distorsionados y la voz desgarrada de George Clarke llevaron al público al frenesí:  

Círculos de slam, saltos y choques que recordaron el espíritu más físico del festival. La banda californiana se mostró cómoda y cálida con su audiencia, prometiendo volver pronto con un concierto en solitario. 

El turno nacional correspondió a Austin TV, quienes reafirmaron su estatus de culto con la interpretación completa de Indra. Fue un acto de precisión y sensibilidad: guitarras expansivas, armonías progresivas y un público entregado. Su mensaje —“Tu cara no importa, importas tú”— resonó entre luces tenues y aplausos prolongados. 

Foto: Carlos Enciso

Con el anochecer, Spiritualized desplegó su característico muro de sonido entre ecos de shoegaze y rock espacial. Pese a algunos tropiezos iniciales con el audio, los británicos lograron uno de los momentos más envolventes del festival. La temperatura descendía, el público se abrigaba, y el escenario se llenaba de luces hipnóticas y coros celestiales. 

Foto: Carlos Enciso

Dinosaur Jr. una oportunidad perdida 

No todas las leyendas superan la prueba de Dinosaur Jr., que, con un sonido errático y pausas interminables entre canciones, se convirtió en la decepción de la jornada. 

Su inestabilidad técnica diluyó el entusiasmo de una base de fans que esperaba más contundencia de un nombre histórico. 

El cierre quedó en manos de Motorama, emblema del post punk ruso. Con luces rojas intensas y un sonido pulcro, el grupo de Rostov ofreció una actuación impecable, cargada de melancolía bailable. Su conexión con el público fue inmediata, extrayendo la última energía de un fin de semana que marca una nueva etapa para Hipnosis.

Foto: Carlos Enciso

 

Un festival en transformación 

Esta edición —la primera en extenderse a dos días— deja ver el crecimiento del Hipnosis, pero también sus retos: fallos de audio, iluminación escasa y una logística aún por afinar. Pese a todo, el festival reafirma su lugar como refugio de lo alternativo en un país dominado por los macrofestivales comerciales. 

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