Cine

"La mesita del comedor"

“La mesita del comedor”, segunda comedia negra de Caye Casas, no es para todos los gustos, lo cual ya la hace recomendable.
sábado, 13 de enero de 2024 · 12:02

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición es mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- A María (Estefanía de los Santos) y a Jesús (David Pareja) Dios los acaba de bendecir con un hijo, Cayetano (alias Cayetanín), y a manera de festejo Jesús elige comprar una mesa de centro, el objeto más kitsch imaginable (hortera, como dicen en España), cosa que lo pone muy contento por tratarse de la primera decisión que logra tomar por sí mismo en lo que va del año; poco después, un mal paso y se desata el infierno, el peor que puede haber, el de la vida cotidiana que destila veneno. “La mesita del comedor” (España, 2022), segunda comedia negra de Caye Casas, no es para todos los gustos, lo cual ya la hace recomendable.

Con tal de prevalecer en una disputa absurda dentro de la pareja, Cayetano desata las huestes que el espectador, fascinado con esta comedia de horror, padece a la vez que disfruta con todo el placer culpable de que es capaz la cinefilia de este género; la mayoría de los comentarios apuntan a la risa maníaca que provoca la película, algo así como el humor morboso, sanguinario y escatológico de un púber de mente retorcida. Aunque aquí los temas de pareja resultan muy adultos. Hilarante, “Matar a Dios” (2017), la cinta anterior de Caye Casas codirigida con Albert Pintó, se halla lejos de la crueldad de “La mesita del comedor”, un salto en el humor español. 

Lo peor, y lo mejor, es la manera en que Caye Casas mantiene a su público pegado a la butaca, en este caso a la horrible mesita del comedor, en espera de que la bronca de esta pareja disfuncional encuentre una salida, pero las cosas sólo pueden ir de mal en peor; “La mesita del comedor”, con su toque de suspenso a lo Hitchcock, fotografía de colores saturados, costumbrismo, y hasta horror psicológico a la manera de “El corazón delator” de Edgar Alan Poe, resulta casi imposible de reseñar porque todo depende de giros inesperados, siempre lógicos que generan las decisiones. Raro el talento de este director para armar un mecanismo trágico que funcione como comedia.

A posteriori, “La mesita del comedor” sugiere preguntas incómodas: ¿Cómo pude reír de tales cosas?, o quizá pude carcajearme porque son otros los que padecen la pesadilla y no yo. El dúo de actores, David Pareja y Estefanía de los Santos, se mantienen verosímiles, no sólo realistas, a medida que el horror y el absurdo de las situaciones aumenta; a diferencia de la actuación que exige, por ejemplo, una comedia de situaciones de Woody Allen, donde el actor tiene que distanciarse e ironizar sobre su papel. Una terna más de actores, el hermano menor (Josep María Riera) de Jesús y su novia (Claudia Riera), junto con la vecina (Gala Flores), una chica de 12 años, irritante Lolita, contribuye a tejer la telaraña, el término de moda es “constelar”, de esta casa de los horrores.

Y todo por un tornillo que le faltaba a la mesita. A Caye Casas habrá que felicitarlo por atreverse a abrir una nueva veta de humor en una época donde la risa de lo políticamente incorrecto tiende a convertirse en tabú. ¿O será que fue capaz de contar un cuento gótico como si se tratara de un estudio naturalista? O lo contrario, ¿un cuento naturalista tratado como historia de horror gótico?

 

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