TORONTO, Canadá (apro).- El Fringe Festival surgió en el año de 1948 como un foro alternativo del Festival Internacional de Edimburgo, centrado en la promoción de la música y el teatro, que por su carácter institucional excluía a muchos grupos de artistas. Ante esto, las agrupaciones y los artistas crearon un espacio alterno abierto, que permite la manifestación libre y se centra en el teatro y las artes que giran en torno, como la danza, la música, la narración.
Este año se celebra del 4 al 14 de julio e incluye más de 150 espectáculos.
Por lo general, las presentaciones se realizan en pequeños teatros, bares, bodegas, entre otros sitios. Todos los artistas pueden postularse y participar. En el caso de que exista la limitación de espacios disponibles, la selección se realiza con base en la solicitud de participación o a través de un sorteo. Las representaciones son patrocinadas por diferentes instituciones, y el costo de entrada es para los creadores.
La apertura del Festival Fringe ha llevado a que acudan artistas con propuestas novedosas en la temática como en las formas expositivas, por lo que se volvió el lugar de encuentro de las tendencias alternativas y ha llevado al surgimiento de diferentes festivales Fringe en Australia, Estados Unidos, Canadá, Escocia, Filipinas, Francia, Hungría, Inglaterra, Irlanda, Israel, Nueva Zelanda, República Checa, Sudáfrica y Suecia, entre otros.
Desde 1989, en Toronto, se creó el festival propio por un grupo de actores, dramaturgos y amantes del teatro (incluido el infantil), y cubre los géneros de la comedia, el drama, el musical, la danza y la narración oral.
Para esta ocasión un grupo de actores latinoamericanos presentan el drama The girl in the photograph, donde Andrea Cabeza, actriz mexicana, es productora, codirectora y coescritora. En la escenificación participan David Chinchilla (Guatemala), Tamara Almeida (Chile) y Erin Roche (Canadá). La historia trata de la relación amorosa entre una adolescente y su maestro de actuación. En sus primeras presentaciones la crítica destacó la fuerza de la trama y la espléndida actuación de los actores. En especial la interpretación de Cabeza, quien sobresale por su intensidad y versatilidad transmitida a los espectadores. También la economía de recursos utilizados que se circunscribe a un adecuado uso de los espacios con sillas, mesas y tarimas y un acompañamiento musical que descansa en la guitarra.
El drama The girl in the photograph cumple con el espíritu del Festival Fringe en la trama: el amor entre una adolescente y un adulto, y presenta la manera en que ella percibe la relación desde una posición joven y poco comprendida desde la moral dominante; además, invita a reflexionar sobre los orígenes y alcances de la manipulación. En la actuación los intérpretes, a partir del método Stanislavski, tensan el drama de manera libre y apropiada e inundan a los espectadores con emociones que van de la angustia al dolor. La escenografía es un juego adecuado de los espacios con un mínimo de apoyos.
Todo lo anterior ha llevado a que este drama sea estimado por la crítica y los espectadores, hasta el momento, como una de las mejores representaciones del Festival Fringe de Toronto 2018.