Trump
¿El fin de la historia?
La “paz” que promueve Trump no es más que una rendición disfrazada que fortalecerá a Rusia.La democracia liberal está siendo atacada desde el corazón del poder occidental. Durante el último siglo Washington proyectó al mundo los modelos, inspiraciones y fuerzas que configuraban la democracia moderna. La estadunidense era la democracia por excelencia, la que se expandía más allá de sus fronteras. Hoy, bajo el mandato de Donald Trump, ese país no sólo abandona ese papel, sino que activamente confronta a sus tradicionales aliados.
El espectáculo en la Casa Blanca durante la reciente visita de Zelenski –con Trump culpando a Ucrania por la guerra, mientras presentaba a Putin como un interlocutor respetable– reveló sin ambigüedades el giro estratégico e ideológico de Washington. Ya no estamos ante simples declaraciones confusas –como llamar a Canadá “estado 51”, exigir a Dinamarca cesión de Groenlandia y a Panamá del Canal–, sino frente a acciones concretas que marcan una ruptura histórica con la alianza transatlántica forjada tras la Segunda Guerra Mundial: el retiro de los Estados Unidos de la OMS, imposición de aranceles que violan los tratados internacionales, el cierre de los programas de USAID o la exigencia de control de recursos naturales de Ucrania como “pago” por el apoyo militar.
La “paz” que promueve Trump no es más que una rendición disfrazada que fortalecerá a Rusia. Esta falsa paz no durará porque los objetivos de Putin trascienden lo territorial; después de tres años de la guerra queda claro que el verdadero propósito de Rusia no es simplemente ocupar territorio ucraniano, sino destruir la identidad nacional ucraniana y su voluntad de resistencia...
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Fragmento del texto publicado en la edición 0022 de la revista Proceso, correspondiente a abril de 2025, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.