CURP
Identidad comprometida y crimen organizado
Es la columna vertebral de nuestra existencia legal. La identidad define quién eres. Te da nombre. Te da historia. Te da derechos. Sin identidad, no existes. No heredas. No votas. No demandas. No te defiendes.CIUDAD DE MÉXICO (apro).-La identidad no es un trámite. No es un papel sellado en una oficina oscura.
Es la columna vertebral de nuestra existencia legal. La identidad define quién eres. Te da nombre. Te da historia. Te da derechos. Sin identidad, no existes. No heredas. No votas. No demandas. No te defiendes. De ahí la importancia de hacer unas reflexiones sobre ella porque justo ahora, en tiempo real, están sucediendo cambios de gran calado. Veamos.
Primero. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sido tajante: la identidad es “el derecho de toda persona a ser ella misma” (Amparo en revisión 40/2018). El artículo 4º, párrafo octavo, de la Constitución lo reafirma: "Toda persona tiene derecho a la identidad y a ser registrada de manera inmediata a su nacimiento. El Estado garantizará el cumplimiento de estos derechos." La identidad no es un favor del gobierno. Es un derecho básico. No es competencia del INE. No es terreno del Tribunal Electoral. El INE cuenta votos. No valida vidas. No acredita seres humanos.
El Congreso ya abrió la puerta a la cédula de identidad ciudadana obligatoria. El fin de la credencial para votar como “cédula de facto” está cerca. El presupuesto del Registro Federal de Electores del Instituto Nacional Electoral migrará al Registro Nacional de Población. Una revolución administrativa largamente ignorada y que se materializará en los próximos meses. El problema de la identidad y de su vinculación con el delito inicia con el acta de nacimiento.
En México, un acta de nacimiento se consigue más fácil que una pizza. (https://www.gob.mx/ActaNacimiento) Unos clics. Un pago mínimo. Descarga inmediata. Sin filtros. Sin juez. Sin preguntas. Sin verificación. Este registro es el inicio para que cualquiera pueda nacer otra vez. Convertirse en otro. Desaparecer legalmente. Porque se trata de un documento público. Lo anterior no pasa en las democracias consolidadas.
En Alemania, por ejemplo, solo el titular o familiares directos con "interés legal justificado" (Personenstandsgesetz, §§?61–62) pueden acceder a ella. En Suiza, solo con parentesco directo o mandato judicial (Loi fédérale sur l’état civil, art.?62) se puede hacer lo propio. Y en Canadá, el acceso está limitado a familiares o con orden judicial (ServiceOntario).
Aquí, el acta es la grieta. La entrada perfecta para suplantar, robar, desaparecer. El crimen organizado no necesita balas. Solo necesita una impresora y un acta. Extranjeros sin papeles se convierten en "mexicanos" sin que nadie parpadee.
Segundo. Con lo anterior se burlan las disposiciones previstas para el internamiento y el estatus migratorio a cargo del Instituto Nacional de Migración Así se sabotea la soberanía. Así se secuestra la certeza jurídica. La credencial para votar que expide el INE nació para el voto. Para proteger urnas, no identidades. El artículo 41 constitucional lo deja claro: el INE organiza elecciones.
Punto. Hoy, empero, esa credencial lo hace todo. Abre cuentas. Cierra tratos. Compra casas. Vende tierras. Hereda fortunas. ¿Su proceso? Un acta vulnerable y, en última instancia, dos testigos registrados en el padrón con la misma credencial para votar, que pueden ser personas de buena fe, cómplices o simples prestanombres. Y además no hay sanciones expresas y delimitadas en el ordenamiento jurídico para estos testigos. Así nacen “mexicanos” de papel. Así se lavan fortunas negras. Así se blanquea el crimen. El crimen organizado no improvisa. Perfecciona. Aquí la gran ironía: los hologramas, sellos UV, micro textos y cintas de seguridad de la credencial para votar la convierten en un tótem intocable. Esa sofisticación ha creado el "crimen perfecto". Una identidad falsa con una credencial auténtica es la máscara definitiva.
Ningún banco se atreve a dudar. Ningún notario pregunta. Ninguna autoridad la toca. El pasaporte biométrico, con estándares globales y mayor seguridad, se arrincona, no es reconocido para hacer trámites en el país como la credencial para votar. Hay una diferencia abismal entre el reconocimiento de uno y otro documento. La cédula de identidad ciudadana viene a limpiar esta herida prevista en las reformas a la Ley General de Población que se están aprobando en el Congreso de la Unión. La credencial del INE volverá, si vuelve, al origen: ser una llave para votar. Nada más. El CURP biométrico suena a solución final. Una sola cédula. Una base nacional. Una identidad unificada. Pero hay un precipicio: no habrá control judicial previo para el acceso de las fuerzas del orden y autoridades a la base de datos.
Tercero. En efecto, ningún juez aprobará. Ningún tribunal auditará. Ninguna autoridad independiente vigilará. Esto no es un avance.Es una invitación al abuso (ya me ocupé de ese tema aquí en estas páginas: CURP biométrica: ¿Identidad o vigilancia? - Proceso) Es un tema que debe ser reformado para seguir las mejores prácticas internacionales y observar el derecho convencional. ¿Se requerirá en el futuro próximo la credencial para votar del INE? No necesariamente.
En Alemania, la Personalausweis y la tarjeta de aviso (Bundeswahlordnung) son suficientes. En Suecia, basta la cédula o el pasaporte (Valmyndigheten) En Canadá, la tarjeta de elector exige siempre acompañarse de identificación oficial (Elections Canada) Ellos simplifican y protegen. Nosotros acumulamos y exponemos.
A esto se suma la peor pesadilla: la ciberseguridad en la nueva cédula de identidad obligatoria que desplazará a la credencial para votar. El escándalo Guacamaya leaks mostró la desnudez del Estado. Documentos militares, correos confidenciales, planes de seguridad nacional: todo filtrado.
El hackeo a la base de periodistas acreditados para Palacio Nacional evidenció la vulnerabilidad sistémica. ¿Quién pagó? Nadie. ¿Quién fue sancionado? Ninguno. ¿Quién corrigió? Nadie. Sin inversión adecuada en este rubro, el CURP biométrico será el mayor trofeo para el crimen organizado.
El banquete soñado para hackers internacionales. Una herramienta perfecta para vigilancias ilegales. Por otro lado, la identidad no espera. Es el último muro que separa ciudadanos de sombras. Hoy, ese muro está fracturado. Actas que se venden como tickets. Credenciales omnipotentes. Bases biométricas sin freno.
Hay que reiterarlo: El INE nació para contar votos. No para autorizar quién eres. Si no blindamos la identidad hoy, mañana ya no habrá nadie que salvar. Sin identidad, no hay nación. Sin nación, no hay futuro. Actuemos en consecuencia.