Israel vs Palestina

La propuesta árabe para la reconstrucción de Gaza

Incumbe a la comunidad internacional condenar el nivel sin precedentes de violencia, el número de víctimas, la destrucción de viviendas e infraestructura civil y sufrimiento humanitario causado por la guerra en Gaza.
domingo, 23 de marzo de 2025 · 07:00

Cuando por fin la Liga Árabe, agrupando a 22 estados, se reunió para lograr una propuesta de reconstrucción de Gaza, el 18 de marzo de este 2025 —de tan mal comienzo—, el ejército de Israel, con el apoyo de Estados Unidos, rompió el cese al fuego apenas establecido, agregando 500 muertos a la larga lista de palestinos que han dejado sus vidas en los escombros producidos por la guerra.

Vale recordar que durante la ofensiva militar de Israel que llamó “Plomo fundido”, de diciembre de 2008 a enero de 2009, en tan sólo un par de meses, murieron más de un mil 400 personas y cinco mil resultaron heridas y, según cifras del Programa de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se destrozaron 3 mil 425 viviendas, además de edificios públicos y mezquitas. La reconstrucción de entonces se realizó con ayuda internacional, aunque se complicó por las restricciones que se le impusieron a Gaza por la llegada al poder de Hamás, aunque su influencia no fuese todavía tan fuerte como al momento del asalto a algunas localidades de Israel el 7 de octubre de 2023, con los saldos y consecuencias conocidas.

Reunidos en El Cairo el 4 de marzo, los países árabes dieron a conocer su plan de “Recuperación temprana, reconstrucción y desarrollo de Gaza”, que difícilmente podrá remontar los planes expansionistas de Israel. Y lo que se construye en los territorios palestinos es destruido de inmediato, sean fuentes de agua, instalaciones eléctricas, bombas de desalinización. Ejemplo contundente es el de 2001, cuando las bombas de Israel destrozaron el Aeropuerto Internacional Yaser Arafat, en Gaza, cercano a los túneles que conectan a Egipto con Rafah, que servían para el intercambio de mercancía para el sustento de la economía local. De ese pequeño aeropuerto despegaban aviones que conectaban con Jordania, Egipto y Marruecos entre 1998 y 2001; el primero en llegar fue un Hércules de España como el país que había aportado la mayor parte de los 80 millones que costó. Su sala de embarque y una mezquita, junto a otras construcciones, terminaron en un montón de escombros.

Gaza. Ciudad destruida. Foto: Leo Correa / AP.

El plan, ahora en entredicho, no lo expresa de formar explícita, pero atajaba la propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avalada por el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que pretende desplazar los dos millones de gazatíes a Egipto y Jordania, sin que estos países hayan sido siquiera consultados. Por si no fuera suficiente, diferentes medios internacionales mencionan acuerdos secretos entre Israel y Estados Unidos para enviarlos a Sudán —por lo demás sumido en una guerra fraticida—. Lo que recuerda los tiempos de la declaración de Balfour, cuando hace más de cien años propusieron a los sionistas construir su Estado en Uganda. No importa ese despropósito, lo más impresionante es que ahora los judíos propongan para los palestinos el mismo trato que han padecido en su larga historia.

Las mejores intenciones se expresan en el primer párrafo del plan que alude a la “catástrofe humanitaria” en Gaza como prueba de que deben redoblarse esfuerzos “para lograr una solución justa que preserve el derecho legítimo del pueblo palestino a un Estado independiente que coexista en paz con Israel”. Por lo que de inmediato aboga por la solución de dos Estados, cuya ausencia considera es “una de las causas fundamentales de la inestabilidad y el conflicto en Medio Oriente”. Considera como un deber “condenar los asesinatos y los ataques contra civiles, ya sean palestinos o israelíes”.

Insiste en que incumbe a la comunidad internacional condenar el nivel sin precedentes de violencia, el número de víctimas, la destrucción de viviendas e infraestructura civil y sufrimiento humanitario causado por la guerra en Gaza. Por lo que se considera, no puede justificarse el desplazamiento del pueblo palestino de su tierra, después de tanto sufrimiento y, al contrario “todos debemos apoyar su derecho a permanecer en su patria”. El problema subsiste, sin embargo, algo de lo que resultan responsables los palestinos que han hecho más profunda la división entre sus territorios de Gaza y Cisjordania. Por lo que se complica la propuesta de aplicar el plan volviendo a las fronteras del 4 de junio de 1967, antes de la guerra de Seis Días, siguiendo una resolución de la ONU.

Para gestionar la siguiente fase, se propone crear un Comité de Administración de Gaza que funcionaría para la transición en un periodo de seis meses, que se concibe como “un organismo independiente integrado por tecnócratas y personalidades sin pertenencia a facciones ni a los gobiernos, para preparar el retorno de la Autoridad Palestina a Gaza”, que como se sabe perdió allí las elecciones que dieron el poder al partido Hamás en 2008. Para tal fin, Egipto y Jordania han comenzado la capacitación de “personal policial palestino” para su despliegue en Gaza, en un esfuerzo que debe ser apoyado política y financieramente por la comunidad internacional.

Deben cesar —según dice— “todas las prácticas unilaterales ilegales en Cisjordania, incluidos los asentamientos, la anexión de tierras, la demolición de viviendas, las incursiones militares en ciudades palestinas y los intentos por alterar el estatuto jurídico e histórico de los lugares sagrados”; una referencia más que obvia a la Explanada de las mezquitas en Jerusalén que resguardan las que el islam considera el tercer sitio entre los más importantes de su religiosidad.

Para garantizar la seguridad de los pueblos palestino e israelí, se propone que el Consejo de Seguridad debla ONU estudie el establecimiento de una presencia internacional en los territorios desplegando fuerzas internacionales de protección y mantenimiento de la paz. Y el desarme de las múltiples facciones palestinas sólo se pueden resolver definitivamente si se abordan sus causas profundas.

Netanyahu, con respaldo de Trump. Foto AP.

En consecuencia, deben iniciarse las “negociaciones directas” entre israelíes y palestinos con garantes y patrocinadores electos durante el periodo de transición, “sin condiciones previas” y sobre la base de parámetros internacionales acordados, “con el objetivo de alcanzar uno o más acuerdos sobre cuestiones relativas al estatuto final, incluidos las fronteras y el estatuto de Jerusalén”.

En el documento de más de cien páginas abordan incluso algunas propuestas de lo que debe realizarse en los primeros seis meses para hacer de la franja de Gaza un lugar habitable con viviendas hechas con imaginación utilizando los contenedores de los barcos que han sido desechados y que al parecer su número rebasa lo necesario. Eso daría albergue inmediato aproximadamente a casi dos millones de personas, mientras se realiza la reconstrucción definitiva que incluye, además de las viviendas, escuelas y servicios hospitalarios, cuyo costo se ha calculado en más de 53 mil millones de dólares, aproximadamente la mitad de lo que ha costado el armamento utilizado para la destrucción.

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