IEPS
Gravamen a bebidas saborizadas genera dudas sobre impacto económico y en salud
La medida, que busca atender problemas de salud asociados con el consumo excesivo de azúcar, podría encarecer los precios entre 10 y 15 por ciento, y poner en riesgo hasta 150 mil empleos directos e indirectos en la industria, además de afectar a cerca de 400 mil pequeños comercios.CIUDAD DE MÉXICO (apro) .- El incremento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas saborizadas, que pasará de 1.64 a 3.08 pesos (+87%) por litro en 2026, encendió alertas entre expertos y organizaciones de comerciantes, que advierten afectaciones al consumo, a los ingresos de las tienditas y al empleo en la cadena productiva.
La medida, que busca atender problemas de salud asociados con el consumo excesivo de azúcar, podría encarecer los precios entre 10 y 15 por ciento, y poner en riesgo hasta 150 mil empleos directos e indirectos en la industria, de acuerdo con cálculos de la Asociación Mexicana de Bebidas (MexBeb), además de afectar a cerca de 400 mil pequeños comercios donde estos productos representan hasta 30 por ciento de las ventas.
El titular de la Secretaría de Salud, David Kershenobich, ha dicho que el consumo excesivo de refrescos está relacionado con la diabetes mellitus y los padecimientos cardiovasculares; sin embargo, especialistas apuntan que el aumento del impuesto no forma parte de una estrategia integral que incluya educación nutricional, promoción de estilos de vida saludables y acceso a agua potable.
IEPS no solo para bebidas azucaradas
El debate se intensificó al conocerse que el nuevo gravamen abarcará también a bebidas con edulcorantes bajos o sin calorías. Estos aditivos han sido evaluados por la OMS, la FAO (JECFA), la FDA en Estados Unidos, la EFSA en Europa y Cofepris en México, organismos que han confirmado su seguridad con amplios márgenes de protección.
Estudios publicados en "Nutrients y European Journal of Clinical Nutrition" indican que sustituir azúcar por edulcorantes puede reducir en promedio 39 gramos de azúcar y 134 kilocalorías diarios, con efectos positivos en control de peso y metabolismo, sin alterar glucosa ni insulina en personas con diabetes, ni modificar la presión arterial o los niveles de colesterol y triglicéridos.
Otras investigaciones también muestran que los edulcorantes no calóricos no afectan la composición de la microbiota intestinal a niveles habituales de consumo y que los estudios alarmistas observados en animales derivan de dosis irreales e incomparables a las que se registran en la dieta humana. Asimismo, a diferencia de los polioles (como el sorbitol), los edulcorantes aprobados no generan malestares digestivos en cantidades comunes.
Lo mismo ocurre cuando se habla de que las bebidas light o “zero”, incrementan el riesgo de hemorragia cerebral o infarto, pues los estudios que han reportado este tipo de cifras son de tipo observacional y muestran asociaciones, no causa-efecto.
Con la iniciativa se podría limitar la innovación y la oferta de bebidas sin azúcar o con bajo contenido calórico, alternativas que a nivel internacional se reconocen como seguras para apoyar la reducción del sobrepeso y la obesidad. Sin olvidar que, hasta ahora, las empresas del sector han reducido en promedio 30% las calorías de sus productos y que más del 55% de su portafolio corresponde a opciones sin azúcar o con bajo contenido calórico.
¿Falso remedio?
Académicos de la UNAM presentaron en 2024 el libro “Tributación de Bebidas Azucaradas ¿Se cumple la extrafiscalidad de IEPS en México?”, en el que 13 especialistas nacionales e internacionales analizaron el impacto del impuesto a refrescos y bebidas saborizadas.
Los investigadores concluyeron que, pese al incremento anual del gravamen desde 2014, no se ha reducido el consumo de estos productos ni la incidencia de enfermedades como la diabetes, lo que plantea la necesidad de revisar la Ley del IEPS y su efectividad como herramienta de salud pública.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los estudios muestran que los aumentos en el precio de las bebidas azucaradas pueden llevar a que los consumidores sustituyan estos productos por otros alimentos y bebidas, lo que reduce parcialmente la disminución de azúcares o calorías derivada del menor consumo de refrescos gravados.
La OPS advierte que estas sustituciones pueden limitar los beneficios esperados para la salud. Por ello, señala la necesidad de realizar evaluaciones tributarias que permitan comprender estos comportamientos de elusión y sus posibles consecuencias no intencionales.
Los edulcorantes no calóricos forman parte de una amplia gama de productos de consumo cotidiano que van más allá de los refrescos, aguas saborizadas, yogures, leches, endulzantes, medicamentos; hasta panadería y botanas sin azúcar, por lo que el gravamen podría tener impacto en otros rubros.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que México ha destinado en los últimos cinco años, alrededor de mil millones de dólares para la atención de enfermedades vinculadas con el consumo de azúcar, cifra que resulta mínima frente a los poco más de 965 mil millones de pesos proyectados para el Presupuesto de Egresos 2026 para el sector salud.
Más de 10 años después del primer debate, el tema del impuesto a las bebidas azucaradas sigue generando cuestionamientos sobre su efectividad y repercusiones económicas. Expertos y la industria coinciden en que cualquier medida debe considerar evidencia científica, hábitos de consumo y el impacto en consumidores y comercios, para garantizar que los objetivos de salud pública se cumplan sin generar efectos negativos inesperados.