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Rarámuris en el Medio Maratón de la CDMX: resistencia y tradición a sus pies

Alicia, Silvino y otros cuatro rarámuris correrán 21 kilometros en el Medio Maratón de la Ciudad de México. En sus pies y corazón llevan el legado de ultramaratones y juegos como el rarajípari. En entrevista, hablan de sus historias de supervivencia, cultura y lucha.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Alicia, Aristeo, José, Julián, Mayra y Silvino son los seis rarámuris que correrán 21 kilómetros junto con otras 30 mil personas mañana domingo en el Medio Maratón de la Ciudad de México. 

Este año una nueva generación de corredores liderada por Silvino Cubesare y Mayra González participará en la presente edición. Cubesare corrió hace casi una década por primera vez en el Penyagolosa Trails CSP 115 de Castellón, España, lleva años siendo la principal inspiración de los rarámuris, este pueblo originario cuyo nombre significa “pies de corredor”. 

El terreno montañoso de la región ha transformado la cualidad de correr en una forma de supervivencia; al conservar esa tradición durante siglos se han convertido en una legión de corredores, con triunfos en ultramaratones internacionales de más de 100 kilómetros.

“Llevo compitiendo un año. Me invitaron al internacional en California, de 110 kilómetros. Este sábado corrí 63 y al día siguiente 21. Iba a correr 100, pero no me dejaron porque voy a ir a Canadá en agosto y no quieren que me lesione. De hecho, vamos a competir este domingo y el siguiente sábado, otra vez aquí, voy a correr 50 kilómetros”, asegura en entrevista Mayra González, rarámuri de 29 años. 

Muchos rarámuris se han convertido en atletas y dignos emisarios de su cultura. “El estar aquí representando a mi comunidad, me hace sentir muy emocionada”, añadió Mayra, que ha quedado en primer, segundo y tercer lugar en diversas competencias.  

Este deporte no sólo se percibe como un acto competitivo, sino también de liberación y entretenimiento. “Siento bonito correr por la adrenalina, porque mis preocupaciones se van, me siento libre y en paz”, dice José Eliezer, corredor de 22 años. 

Una pelota de madera

Los rarámuris crecen con juegos tradicionales relacionados con esta actividad, como el “rarajípari” o juego de bola, en el que los hombres lanzan una pequeña bola de madera, llamada “comacali”. 

La dinámica consiste en aventar la pelota con los pies descalzos mientras corren distancias de hasta 250 kilómetros, las cuales pueden durar dos días consecutivos, en enfrentamientos uno a uno o en equipos, para lograr que la pelota de madera cruce la meta.  

La carrera de bola o rarajípari fue reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. 

“Hemos corrido un día y una noche, o hasta otro día un rato, pero depende de la apuesta que haya, son dos equipos que tienen que correr, con dos bolas de madera”, expresó Silvino Cubesare, rarámuri de 48 años que comenzó a correr desde los cinco años. 

Para el Medio Maratón se espera la participación de 30 mil corredores. Foto: Gobierno de la CDMX

Cubesare creció con los juegos tradicionales y ahí descubrió su talento: 

“Nos gusta correr y tomarlo como un juego tradicional. Antes no había más, entonces nosotros jugamos con la pelotita, tirando con los pies, es un juego muy antiguo. Pero nosotros así seguimos creciendo y jugando”.  

“Ahí fue donde me descubrieron y ya me fueron a buscar para competir en una carrera de ultra, así, sin bola, que fue de 100 kilómetros”. Su primera carrera fue en Chihuahua, y en los 30 años que lleva corriendo ha representado a México en diversas competencias internacionales: 

“He estado en Brasil, Colombia, Costa Rica, Portugal, Japón, Austria, Francia... no recuerdo más pero sí”.   

Los rarámuris, además de desplegar su capacidad atlética, lo hacen ataviados de sus trajes típicos, lo que ha generado admiración por parte de la comunidad deportiva mundial. 

Los corredores más experimentados, como Silvino, saben que correr en la calle tiene sus propios retos, sobre todo con la vestimenta típica. “La primera es que no acostumbramos a correr en la calle, y con huarache menos. Este huarache es bueno, pero en la montaña. Para correr en calle se necesita mucho entrenamiento para llegar a hacer buen tiempo”, explica. 

Los más resistentes

Las mujeres también participan en los juegos tradicionales, con la “arihueta o rohueliami”, una carrera donde las rarámuris lanzan un aro de madera para atraparlo con una vara mientras corren.  

Estos juegos también son un espacio de intercambio donde circula su economía, por medio de los chokéames, que fungen como los árbitros de las carreras y responsables de organizar apuestas, las cuales pueden incluir telas, faldas, animales, alimentos o dinero.   

“He participado en la carrera de arihueta. La comunidad empieza haciendo apuestas, con vestidos o dinero. Cuando empiezan los que vamos a correr, nada más se corre de uno, o hay veces que es en equipo y ya ponen las vueltas, allá no se maneja por kilómetros, se maneja las vueltas con distancias largas”, explicó Alicia Sánchez, corredora de 25 años.    

En la cosmovisión rarámuri no existen las diferencias socioculturales entre hombres y mujeres. Sin embargo, sí hay nociones sobre lo masculino y lo femenino que ha llevado a la conclusión de que las mujeres son seres más fuertes o resistentes en la comunidad por su capacidad de engendrar. 

Los seis atletas viajaron a la Ciudad de México para participar en el Medio Maratón con la Fundación Legión Rarámuri, que trabaja con tres líneas de acción: fomento al deporte y los juegos tradicionales, combate a la desnutrición y el hambre en la región, y la creación de proyectos productivos en las comunidades.  

Representación de la carrera de arihueta. Foto: Facebook/Legión Rarámuri 

La fundación se sumó a la iniciativa de “Corre Con Causa”, que permite a los corredores inscribirse al Medio Maratón de la Ciudad de México BBVA o al Maratón de la Ciudad de México Telcel 2025, con un monto económico elevado, del cual 50% de su aporte se dona directamente a una asociación civil. 

“Con la fundación estamos recabando fondos para apoyar a más jóvenes rarámuris que vengan a participar, más atletas que vengan a conocer y vayan a otros lugares, como yo que vengo ahora por primera vez. 

Quiero que otros chicos también tengan la dicha de poder estar en otro estado -expresa Alicia- y apoyar a la comunidad rarámuri con alimentos, con lo que sea. 

La Fundación Legión Rarámuri trabaja con cuatro comunidades en los municipios de Guachochi y Batopilas, en la Sierra Tarahumara.  De acuerdo con la medición de pobreza del Coneval de 2020, la región presenta los mayores índices de rezago social y pobreza extrema en México.  

“Muchas personas no se alimentan bien y ese el problema en el que buscamos ayudar, buscamos apoyos como indígenas”, comparte Aristeo, corredor de 18 años.  

Los rarámuris enfrentan las sequías agravadas por el cambio climático, que generan severos casos de desnutrición y enfermedades. Además de los despojos de sus recursos naturales, la tala ilegal de sus bosques y la consecuente violencia del crimen. Pese a todo, mantienen un carácter pacífico con el que han defendido su identidad.  

Para -dice Alicia- mí correr significa alegría, emoción, es felicidad. Ahorita sí estoy emocionada porque en este maratón es la primera vez que corre uno entre tanta gente y luego aquí en la Ciudad de México, más porque no conocemos.   

Silvino comenta que se siente entusiasmado al poder apoyar a generaciones más jóvenes que “no tienen mucha experiencia, pero ya andan fuertes”. “Venimos patrocinados por parte de Fundación Rarámuri, para ver si se junta y se recauda para muchas cosas, para la alimentación, para las comunidades y para sacar más jóvenes que quieran participar fuera de la sierra”.

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