Internacional
"México debe liderar” lucha contra la dictadura en Nicaragua: excomandante sandinista Dora María Téllez
La excomandante sandinista Dora María Téllez apela a la histórica tradición solidaria de México para hacer un llamado a la presidenta a liderar una iniciativa regional para frenar la dictadura de Ortega-Murillo en Nicaragua.BOGOTÁ (Proceso).– La excomandante sandinista Dora María Téllez tiene la certeza de que la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum puede jugar un papel “decisivo” para impulsar un proceso de democratización en Nicaragua, un país donde cada día se afianza más, por la vía de la represión, la dictadura de los “copresidentes” y esposos Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En ese sentido, Téllez llama a la gobernante mexicana a liderar un esfuerzo regional que contribuya a que los nicaragüenses salgan de esa dictadura dinástica, en la que los hijos de la pareja presidencial cumplen funciones clave en el aparato de gobierno, en el manejo de los negocios familiares producto de la corrupción y en los medios oficiales de comunicación, que son los únicos que hay en el país.
“Eso esperaría de la presidenta Sheinbaum, porque creo que ella tiene la autoridad, capacidad y posibilidad de jugar ese papel y porque México tiene un liderazgo relevante en América Latina y una tradición de solidaridad con los pueblos del continente amenazados por autoritarismos”, dice la excomandante sandinista en entrevista con Proceso.
Afirma que el gobierno de Sheinbaum ha condenado en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) las “graves, sistemáticas y generalizadas” violaciones a los derechos humanos de la dictadura de los Ortega-Murillo, pero sostiene que hace falta una acción más contundente de la mandataria para impulsar una transición democrática en Nicaragua.
Téllez, quien fue ministra de Salud en el primer gobierno de la Revolución Sandinista (1979-1990), que encabezó su entonces compañero de armas Daniel Ortega, participó el 2 de diciembre último a distancia en el lanzamiento del Comité Mexicano por la Democracia y las Libertades en Nicaragua, el cual lucha contra la dictadura de la pareja presidencial.
Además, aboga por las miles de víctimas nicaragüenses de encarcelamiento, tortura, destierro, violencia sexual y persecución del régimen dinástico, el cual es responsable, según Naciones Unidas, de centenares de asesinatos de manifestantes y desapariciones forzadas.
Desde España, donde reside desde 2023, cuando fue expulsada de su país por Ortega tras pasar 605 días encarcelada en la tenebrosa prisión de El Chipote, Téllez recordó la tradición solidaria de diferentes gobiernos de México con los nicaragüenses que lucharon contra la dictadura de Anastasio Somoza García y Anastasio Somoza Debayle (1936-1979).
En mayo de 1979 el entonces presidente mexicano José López Portillo rompió relaciones con la Nicaragua de Somoza Debayle y respaldó al guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de cuya dirección formaban parte Ortega y la comandante Dora María Téllez, lo que precipitó la caída de esa dictadura.
Medio siglo antes, en 1929, el general Augusto César Sandino, quien luchaba contra la ocupación estadunidense en Nicaragua, recibió el respaldo del entonces presidente mexicano Emilio Portes Gil.
Históricamente –dice Téllez–ha habido una continuidad política de México en su política exterior y yo creo que eso demanda que el gobierno de México tenga un liderazgo mucho más relevante en esta circunstancia en que los autoritarismos están amenazando a la región de nuevo.
La no intervención y el preso mexicano
A la excomandante y exdiputada sandinista le parece que el gobierno de Sheinbaum no puede escudarse en los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos para evadir asumir una posición más firme frente a la dictadura de los Ortega-Murillo, responsables de cientos de asesinatos de manifestantes y opositores desde las masivas protestas contra el régimen en 2018.
Esos principios, señala la historiadora y profesora universitaria, los tenía México cuando el presidente López Portillo se puso en primera fila para demandar la salida de la dictadura de los Somoza, en 1979.
Y afirma que, precisamente con base en esos preceptos, México debería actuar frente a los Ortega-Murillo porque “son ellos los que han violentado la soberanía popular y la autodeterminación del pueblo nicaragüense” al mantenerse en el poder por la vía de elecciones controladas desde el aparato estatal y a través de una cruenta represión.
“Estamos hablando aquí de un Estado cooptado por una mafia familiar que tiene en estado de terror al pueblo nicaragüense –asegura– y que además viola masivamente los derechos humanos”.
Entonces, agrega, la no intervención, como principio, “no se trata de cerrar los ojos a todo lo que pase, porque eso ya sería una doctrina de connivencia, de complicidad” con una dictadura que asesina, que encarcela, que expulsa a cientos de miles de ciudadanos de su país, que asesina y ha aniquilado cualquier forma de oposición política.
“Por eso digo que México puede y debe jugar un papel de líder en una América Latina en la cual se han ido perdiendo las capacidades de actuación multilateral. Y yo siento que la presidenta Sheinbaum pudieran tener un papel sumamente importante y contribuir a que los nicaragüenses encontremos ese camino de regreso a la democracia”, sostiene Téllez.
Un escenario que la excomandante sandinista vislumbra como muy positivo para Nicaragua es que Sheinbaum y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva –dos mandatarios de la izquierda democrática de la región— impulsen juntos una iniciativa que favorezca un cambio de régimen en el país centroamericano.
El 4 de diciembre último, el Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas en Nicaragua reportó que los “copresidentes” y esposos Daniel Ortega y Rosario Murillo aún mantienen encarcelados al menos a 62 opositores y críticos, entre ellos al empresario mexicano-nicaragüense Álvaro Baltodano Monroy y a su padre, el general retirado sandinista Álvaro Baltodano Cantarero.
Baltodano Monroy, detenido el 21 de julio último, está acusado por el régimen de lavado de dinero, pero organismos de derechos humanos lo consideran un preso político que fue arrasado por una de las purgas de los Ortega-Murillo contra ex altos mandos sandinistas que ellos perciben como potenciales opositores.
Dora María Téllez también fue una prisionera política de la pareja de dictadores. Fue excarcelada en 2022 junto con otros 221 presos del régimen y de inmediato fueron desterrados a Estados Unidos. Varios de ellos, entre quienes se encuentra la excomandante sandinista, fueron despojados de la nacionalidad nicaragüense. El gobierno del presidente de España, Pedro Sánchez, les otorgó la ciudadanía de ese país.
Desde el inicio de una ola de protestas contra la dictadura familiar, en abril 2018, hasta octubre pasado, más de cinco mil personas han sido arbitrariamente detenidas, la mayoría de las cuales han sido sometidas a torturas, incluida la violencia sexual, o a tratos crueles y degradantes; 14 más fueron desaparecidas, y se registraron 40 casos de ejecuciones extrajudiciales, según un informe de un grupo de expertos de la ONU.
El factor Trump
Como política de izquierda, como latinoamericanista y demócrata, Dora María Téllez no cree que las políticas intervencionistas del presidente estadunidense Donald Trump en la región sean la vía para acabar con los regímenes autoritarios de Venezuela y Nicaragua.
Para la excomandante sandinista, es perfectamente posible, desde una posición de izquierda, criticar por igual a Trump que a Ortega.
Yo creo que la línea fronteriza de cualquier posición ideológica son los derechos humanos –asegura–, porque cuando se violan derechos humanos en cualquier país, no importa si el régimen es de derecha, de izquierda, de centro, de arriba o de abajo. Son violaciones a los derechos humanos y deben ser condenadas. Punto.
Estamos, agrega, por los derechos humanos, por los derechos civiles, los derechos políticos y las libertades esenciales.
Y en ese sentido, “hay que decir que los ataques que ha ordenado la administración Trump en el Caribe violan completamente el derecho internacional”.
También, sostiene, “hay ser categóricos y decir que el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela ha violado los derechos humanos y además perdió la elección a la vista y paciencia de todo el mundo. Y se ha negado a entregar el poder”.
Pero considera que una opción militar no es lo que necesitan los regímenes autoritarios de la región, sino el diálogo político.
“Una intervención militar ni es deseable, ni es posible, ni resuelve el problema. Pero eso nos coloca frente al hecho de que tenemos que buscar soluciones políticas para resolver el problema”, plantea.
Y dice que otro elemento fundamental es la presión económica, que “la única que les importa” a los Ortega-Murillo.
“Pero desgraciadamente ni Estados Unidos ni Europa han retirado las preferencias comerciales que tiene Nicaragua (para acceder a esos mercados)”, sostiene la dirigente opositora nicaragüense.
De acuerdo con Téllez, pese a que Nicaragua casi nunca aparece en el radar de las agencias estadunidenses como un país con problemas serios de narcotráfico, ese fenómeno delictivo está muy presente el país.
Lo más sospechoso es que no haya información, porque no es posible que los narcos lleguen a Costa Rica y se salten (al país fronterizo) Nicaragua, no –señala–. Hay narcotráfico en las costas nicaragüenses del Pacífico y en las vías terrestre, y el régimen, desde lo más arriba, tiene una complicidad con los narcotraficantes.
Y si Estados Unidos no incluye a Nicaragua en sus operativos y en su retórica antidrogas es “porque Nicaragua no tiene ningún interés para ellos”, señala Téllez.