Ecuador

Elecciones en Ecuador: la cerrada contienda entre un junior autoritario y una simpatizante de la 4T

Las elecciones presidenciales de mañana domingo en Ecuador se realizarán en un contexto en el que la polarización es más extrema que lo habitual y en el que pocos expertos se atreven a vaticinar quién ganará, si Noboa o Luisa González.
sábado, 12 de abril de 2025 · 07:00

BOGOTÁ (Proceso).- En la conferencia mañanera del pasado lunes 7 de abril, la presidenta Claudia Sheinbaum decidió pasar por alto la Doctrina Estrada y expresar su respaldo a la aspirante presidencial ecuatoriana Luisa González, una política correísta que nunca ha ocultado su simpatía por los gobiernos de la Cuarta Transformación (4T) y que ha prometido restablecer relaciones diplomáticas con México si gana las elecciones de este domingo.

“Es tiempo de mujeres, en México y en Ecuador también”, dijo Sheinbaum cuando un reportero recordó que el sábado 5 de abril último se cumplió un año del asalto armado a la Embajada de México en Quito por órdenes del presidente ecuatoriano Daniel Noboa, quien logró su propósito de aprehender al exvicepresidente Jorge Glas, quien estaba refugiado en esa sede diplomática, pero a un alto costo.

Desde entonces, Ecuador enfrenta una demanda de México ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por violar el derecho internacional con esa acción. Además, el gobierno mexicano rompió relaciones diplomáticas con el de Noboa, quien aspira a lograr su reelección en los comicios presidenciales de este domingo.

Claudia Sheinbaum ya dejó en claro que su favorita en esa contienda es Luisa González, la candidata del izquierdista partido Revolución Ciudadana, del expresidente Rafael Correa.

Luisa González. Favorita de la 4T. Foto: Fernando Vergara / AP.

Lo cierto es que las elecciones presidenciales de este domingo 13 de abril en Ecuador se realizarán en un contexto en el que la polarización es más extrema que lo habitual y en el que muy pocos expertos en opinión pública se atreven a vaticinar quién ganará.

González, una devota evangélica muy cercana a Correa, aventaja en la mayoría de las encuestas al candidato-presidente Daniel Noboa, el joven heredero de la familia más acaudalada de Ecuador, pero con una diferencia tan estrecha que ambos mantienen un virtual empate técnico.

Sin embargo, al que menos favorece este escenario es a Noboa, quien a sus 37 años aspiraba a ser reelecto en la primera vuelta electoral del pasado 9 de febrero, para lo cual debería haber obtenido al menos el 50.01% de los votos válidos o al menos el 40% y una diferencia de 10 puntos sobre el segundo candidato más votado.

Pero González dio la sorpresa al obtener el 44% de los votos, mientras que Noboa logró el 44.17%. La diferencia entre ambos fue de apenas 16 mil 746 sufragios, a pesar de que fue una contienda muy desigual en la que el candidato-presidente, cuya gestión de gobierno inició en noviembre de 2023, usó recursos del Estado para hacer proselitismo y se negó a pedir licencia del cargo para hacer campaña, lo que viola la ley.

Analistas consultados por Proceso señalan que la elección es tan cerrada que será definida por los votantes indecisos, los cuales, según las encuestas, rondan el 15%.

Voto en Ecuador. 15% de indecisos. Foto: Dolores Ochoa / AP.

El académico ecuatoriano Fernando Carrión, doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, señala que la mala gestión de Noboa en los dos temas que más han gravitado en la campaña –inseguridad y economía—pueden acabar por pasarle la cuenta al joven empresario y político.

“Noboa ha cometido muchos errores –dice el exdirector de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Ecuador–, tanto como candidato como presidente. Hizo creer al país que ganaría en la primera vuelta y eso no ocurrió, y su manejo de la inseguridad y de la economía no ha dado resultados”.

Aunque los homicidios bajaron en 2024, en medio de continuos estados de excepción y toques de queda, Ecuador se mantuvo como el país más violento del continente, con una tasa de 38 asesinatos por cada 100 mil habitantes, que es 50% más alta de la que se registró en México.

Y este 2025 la violencia alcanzó un nuevo repunte que llevó los homicidios a cifras históricas. En los dos primeros meses del año ocurrieron mil 517 asesinatos, un 71.5% más que en el mismo periodo de 2024, y la tasa llegó a 50 por cada 100 mil habitantes

Además, el año pasado la economía decreció -0,7%, la inversión privada se contrajo y la inversión extranjera fue la más baja de los últimos 14 años.


 

Mala gestión

La académica ecuatoriana Natalia Zárate, una maestra en Políticas públicas de la Universidad de Maryland, señala que uno de los errores de Noboa fue haberse rodeado de jóvenes ejecutivos que vienen del sector empresarial y carecen de experiencia en la administración pública, lo que los convierte en malos ejecutores.

Noboa. Malos resultados. Foto: Carlos Noriega / AP.

“Noboa no tiene un equipo competente”, señala.

Zárate considera que el inesperado resultado que obtuvo González en la primera vuelta electoral de febrero pasado y la campaña que ha hecho le otorgan “cierta ventaja” a la candidata correísta, aunque eso no significa que ella tiene el triunfo asegurado.

Es cierto que el voto anticorreísta ha definido las dos últimas contiendas presidenciales, tanto la de 2021, cuando el banquero Guillermo Lasso superó por 4.7 puntos porcentuales al candidato de Revolución Ciudadana (RC), Andrés Arauz, como en las extraordinarias de octubre de 2023, en las cuales Noboa se impuso a González por una diferencia de 3.6 puntos.

Pero Zárate indica que el gobierno de Noboa ha sido tan ineficiente que un sector de anticorreístas moderados parece proclive a dar un viraje y a decantarse por González en esta contienda.

Además, la candidata correísta logró sellar un pacto político con el movimiento indígena Pachakutik, cuyo candidato presidencial, Leonidas Iza, obtuvo el 5.25% de los votos en la primera vuelta electoral de febrero último.

“Éste es un acuerdo de adhesión sin precedente que inclina la balanza en una elección tan competida”, dice el profesor del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador, Daniel Pontón.

Daniel Noboa, quien nació y se educó en Estados Unidos, alcanzó altos niveles de popularidad al inicio de su mandato, cuando declaró, en enero de 2024, la existencia de un conflicto armado interno en Ecuador y militarizó el combate contra las bandas del narcotráfico.

Sin experiencia política, a la que ingresó apenas en 2021 como legislador, el joven millonario buscó emular al presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien se ufana de haber “aniquilado” a las poderosas pandillas de su país.

Bukele. Ejemplo para Noboa. Foto: Mark Schiefelbein / AP.

Pero el repunte de la violencia ha goleado la imagen de líder implacable con el crimen que hizo ganar popularidad a Noboa. Él ha dicho que en un año de gestión no se pueden hacer milagros y que necesita más tiempo para acabar con las poderosas pandillas de la droga, que están aliadas a los cárteles mexicanos de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación.

El profesor Daniel Pontón señala que Noboa nunca ha tenido una estrategia para hacer frente al fenómeno de la inseguridad.

“Se quedó en la retórica de la mano dura contra el crimen, contra lo que él llama el narcoterrorismo, pero no lo están acompañando los resultados”, afirma el doctor en Sociología.

La candidata correísta Luisa González no se ha cansado de recordar a lo largo de la campaña que, en 2017, cuando Rafael Correa concluyó sus dos periodos de gobierno, el político progresista había logrado reducir 52% los asesinatos con respecto al inicio de su mandato, en 2007, y que dejó una tasa de 5.8 homicidios por cada 100 mil habitantes, ocho veces menor a la actual.

Noboa sabe que el tema de la inseguridad es el que más preocupa a los ciudadanos y, en plena campaña, ha recurrido a golpes efectistas para mostrar que está luchando contra el crimen.

Hace unos días llevó a Ecuador, con recursos del Estado, al mercenario estadunidense Erik Prince, fundador de la empresa militar privada Blackwater, involucrada en crímenes atroces en varios países.

Prince encabezó el pasado domingo 6 de abril un aparatoso operativo militar en Guayaquil en el que fueron capturados 68 personas que debieron ser liberadas horas después por falta de evidencias de que estuvieran involucradas en algún delito.

Ese día, el mercenario declaró a medios locales que Ecuador puede elegir en estas elecciones entre atacar a las mafias “o tomar el camino de Venezuela”.

Luego afirmó en un programa radiofónico que Luisa González es “una sargento de Correa” y que uno de sus dos hijos es del expresidente izquierdista.

Ninguna autoridad electoral o judicial reaccionó ante la intromisión de Prince en asuntos internos ecuatorianos en plena campaña presidencial.

El abogado Santiago Machuca señala que “el presidente-candidato Noboa no quiere cumplir con la constitución y con la ley, y usa recursos públicos para la campaña, pero no pasa nada porque tiene cooptados al Tribunal Contencioso Electoral, al Consejo Electoral, a la Fiscalía General y a la Corte Constitucional”.

Ésta, dice, “ha sido una campaña absolutamente inequitativa, en la que también los medios tradicionales actúan en contubernio con él”.


 

Caudillismo yuppie

El excandidato presidencial indigenista Leonidas Iza, cuyo sector tuvo fuertes enfrentamientos con Correa cuando éste fue presidente, afirma que decidió apoyar a González porque el país tiene que elegir “entre la socialdemocracia (que representa la abanderada correísta) y el autoritarismo de Noboa, que raya en lo dictatorial”.

De acuerdo con Iza, desde el momento en que Noboa ordenó asaltar con comandos la Embajada mexicana en Quito demostró “que estaba dispuesto a violentar cualquier norma”.

El abogado Santiago Machuca señala que a lo largo de los 16 meses que ha gobernado el país, el joven presidente no ha dudado en eludir las normas legales y en utilizar a la justicia y al aparato estatal para perseguir de manera despiadada a sus adversarios políticos.

A la vicepresidenta Verónica Abad, con quien se confrontó por diferencias políticas al principio de su gobierno, la separó de su cargo mediante una resolución del Ministerio del Trabajo por “abandono de cargo” –la había enviado a una misión en el exterior para aislarla– y la sustituyó por la secretaria general de la Administración Pública y Gabinete de la Presidencia, Cynthia Gellibert.

“Eso es algo absolutamente ilegal –dice Machuca–, porque la vicepresidenta es una funcionaria electa por el voto popular”.

El Tribunal Contencioso Electoral (TCE), que de acuerdo con Machuca controla Noboa, avaló la decisión del presidente e inhabilitó a Abad por dos años.

El mismo TCE y el Consejo Nacional Electoral permitieron que Noboa haya hecho campaña sin pedir licencia como presidente, como marca la ley.

El año pasado, en vísperas de las campañas de la primera vuelta presidencial, el TCE inhabilitó al empresario Jan Topic, quien marchaba en tercer lugar en las encuestas, y después la agencia gubernamental que regula las telecomunicaciones le suspendió una concesión de internet a una compañía de su familia.

Y en abril de 2024, en medio de largos apagones por una crisis de abastecimiento de electricidad, Noboa culpó de la situación a la ministra de Energía y Minas, Andrea Arrobo, y la acusó ante la Fiscalía de sabotaje.

Hace unos meses, Noboa dijo: “Soy un pésimo, pero pésimo enemigo para tener”.

Y nadie en Ecuador lo duda. Es un joven multimillonario –su familia tiene una fortuna de más de mil millones de dólares– que está habituado desde su infancia a salirse con la suya y a obtener lo que quiere. Y hoy, además de rico, es presidente.

Rafael Correa. Acusado de corrupción. Foto: Facebook.


 

Cuestión de imagen

En un país agobiado por los altos niveles de violencia e inseguridad ciudadana, millones de votantes están dispuestos a aceptar a un mandatario joven, que cultiva una imagen de dureza frente al crimen, aunque su política de mano dura implique saltarse la ley.

El maestro en teoría política de la Universidad de Edimburgo, Santiago Carranco, señala que, a pesar de sus cuestionables resultados de gobierno y sus abusos de poder, Noboa tiene una cobertura muy favorable en los medios tradicionales, que son anticorreístas, y en las redes sociales.

El mandatario, que suele presentarse en público con chalecos blindados y chaquetas militares, tiene un eficiente equipo de comunicaciones encabezado por su esposa, la influencer Lavinia Valbonesi, que se encarga mostrar a un líder joven y fuerte en plataformas como TikTok, Instagram, X y Facebook.

Su personalidad fría y distante y su parquedad son compensadas con el relato alternativo que producen sus asesores de imagen en las redes sociales.

En la campaña electoral de 2023, Noboa vendió muy bien a los votantes su condición de empresario y ejecutivo del consorcio bananero, naviero y agroindustrial de su padre, Álvaro Noboa, quien intentó en cinco ocasiones ser presidente de Ecuador, sin éxito.

También su formación académica en Estados Unidos, su país natal, donde estudió negocios en la Universidad de Nueva York y en la Kellogg School of Managment; una maestría en Administración pública en la Universidad de Harvard y una maestría en Comunicación política y gobernanza estratégica en la Universidad George Washington.


 

El peso del anticorreísmo

El expresidente Rafael Correa sigue siendo un referente central del debate político en Ecuador, aun cuando dejó el poder hace ocho años.

Correa gobernó Ecuador entre 2007 y 2017 con notables resultados económicos y sociales (la economía creció a una tasa anual promedio de 3.3% y la pobreza se redujo en 15 puntos porcentuales), pero, también, con un estilo confrontacional que lo enemistó con indígenas, sindicatos, empresarios y medios de comunicación, lo que llevó a la polarización del país.

Además, al dejar la presidencia, la Fiscalía y la justicia abrieron varios procesos penales contra Correa y varios de sus cercanos colaboradores, quienes fueron implicados en casos graves de corrupción, como el de los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.

El mismo Correa, quien está asilado en Bélgica, enfrenta en Ecuador una sentencia de ocho años de prisión y de 25 años de inhabilitación política por cohecho, lo cual le impide regresar a su país.

El exmandatario hace política a través de las redes sociales y en reuniones virtuales desde Bélgica. También viaja con frecuencia a México, donde la 4T ha dado refugio a varios correístas, como el excanciller Ricardo Patiño, los exlegisladores Gabriela Rivadeneira, Sofía Espín, Soledad Buendía, Carlos Viteri y Luis Molina, y el exsuperintendente de Comunicación Carlos Ochoa. Algunos de ellos tienen procesos judiciales abiertos que atribuyen a la persecución política.

Y al menos la fiscal general de Ecuador, Diana Salazar, ha dado muestras suficientes de tener una agenda anticorreísta que pone en entredicho la imparcialidad que está obligada a observar como funcionaria del Estado.

El martes pasado, Verónica Sarauz, viuda de Fernando Villavicencio, candidato presidencial asesinado en agosto de 2023, reveló que una semana antes de la primera vuelta electoral de ese año, Salazar la presionó para que acusara al expresidente Correa de ser el responsable del crimen de su esposo.


 

El asesor de Luisa

Luisa González es, ante todo, una correísta leal y disciplinada que reivindica los logros de los gobiernos del expresidente y lo reconoce como líder histórico de Revolución Ciudadana. Además, ha dicho que de ganar las elecciones él será su principal asesor económico.

González, en términos políticos, representa a Correa, en cuyo gobierno desempeñó varios cargos de mucha cercanía con el mandatario. Fue coordinadora de agenda estratégica presidencial, subsecretaria encargada de la agenda presidencial y secretaria general de Despacho Presidencial.

La candidata de Revolución Ciudadana, quien es abogada, maestra en alta gerencia y maestra en economía internacional de la Universidad Complutense de Madrid, también se desempeñó como viceministra de Gestión Turística y secretaria de la Administración Pública.

La candidata correísta ha dicho que su partido es “muy cercano” al mexicano Morena, de la presidenta Claudia Sheinbaum. “Hablamos de un progresismo que se basa en la justicia social”, ha señalado.

Lo que está por definirse este domingo en Ecuador es si el correísmo, que exhibe resultados económicos y sociales muy superiores a los gobiernos que sucedieron a Correa, pero que también enfrenta escándalos de corrupción, podrá convertirse, de nuevo, en la mayoría electoral del país.

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