Adolf Hitler
Adolf Hitler padecía un trastorno sexual genético, según un análisis de ADN
El hallazgo, liderado por la genetista forense Turi King —quien en 2012 identificó los restos del rey Ricardo III—, se basa en una mancha de sangre seca extraída de un trozo de tela del sofá del búnker berlinés donde el Führer se suicidó el 30 de abril de 1945.CIUDAD DE MÉXICO (apro).-Un análisis genético de sangre seca del sofá del búnker de Hitler, estrenado en el documental Hitler’s DNA: Blueprint of a Dictator (Channel 4), revela que el Führer sufría síndrome de Kallmann, una rara enfermedad hereditaria que provoca hipogonadismo, infertilidad y anosmia. Bajo sus propias leyes de eugenesia, habría sido esterilizado o eliminado.
El hallazgo, liderado por la genetista forense Turi King —quien en 2012 identificó los restos del rey Ricardo III—, se basa en una mancha de sangre seca extraída de un trozo de tela del sofá del búnker berlinés donde el Führer se suicidó el 30 de abril de 1945.
Bajo las Leyes de Núremberg de 1935 y el Programa Aktion T4 (1939-1941), cualquier alemán diagnosticado con “hipogonadismo congénito” era esterilizado de inmediato o enviado a centros de eutanasia como Hadamar o Hartheim.
En palabras de Turi King: “Si Hitler hubiera presentado su ADN en 1939, él mismo se habría clasificado como lebensunwertes Leben y enviado a las cámaras de gas”.
Los hallazgos del documental también desmontan el mito de que Hitler tenía ascendencia judía.
La prueba revela una deleción heterocigota en el exón 2 del gen PROK2 (cromosoma 3p13), mutación que interrumpe la migración de neuronas productoras de GnRH desde la placa olfatoria al hipotálamo durante las semanas 6-8 del desarrollo fetal. Como resultado, la hipófisis nunca recibe la señal para liberar LH y FSH, los testículos permanecen prepuberales (volumen inferior a 4 ml) y la testosterona endógena cae por debajo de 50 ng/dL.
En términos clínicos: criptorquidia, pubertad ausente, azoospermia y anosmia.
Los archivos médicos históricos encajan como piezas de un rompecabezas: el informe del 12 de diciembre de 1923 en la prisión de Landsberg, redactado por el Dr. Josef Brinsteiner, describe “testículo derecho no palpable, pene pequeño y uretra hipospádica distal”; las inyecciones de testosterona propionato (Perandren, 10 mg tres veces por semana) recetadas por Theodor Morell desde 1941 explican la breve “segunda juventud” física de Hitler entre 1942 y 1943; y el testimonio de Eva Braun —“nunca olía las flores”— corrobora la anosmia congénita.
El síndrome de Kallmann afecta a 1 de cada 30 mil varones y se hereda de forma autosómica dominante (PROK2, FGFR1), recesiva (KAL1) o ligada al X.
En la década de 1930 no existía diagnóstico ni terapia; hoy se trata con pulsos de GnRH mediante bomba subcutánea o inyecciones de hCG/rFSH para inducir espermatogénesis.
El estudio también detecta un perfil de riesgo extremo: percentil 98 para esquizofrenia (DISC1, NRG1), 96 para trastorno bipolar (CACNA1C), 94 para rasgos autistas (SHANK3) y 71 para Parkinson de inicio temprano (LRRK2 G2019S).
El semanario Der Spiegel cuestiona la cadena de custodia de la tela, adquirida en subasta privada en 2019. El equipo responde con secuenciación triple redundante y datación por carbono 14 (1944-1946).
El historiador Alex Kay, de la Universidad de Potsdam, califica el hallazgo como “el cierre del círculo: el arquitecto de la eugenesia era, según sus propios criterios, genéticamente defectuoso”.
Cien años después del Putsch de Múnich, la ciencia desvela lo que los nazis nunca supieron: su líder encarnaba el “defecto” que persiguió hasta la muerte.