Aunque su mandato acaba el próximo lunes 20 de enero, el presidente saliente Joe Biden levantó la designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo.  

Esta medida se enmarca entre un paquete de concesiones que buscan la liberación por parte de Cuba de un número “significativo” de presos políticos, tras las conversaciones del Gobierno comunista con la Iglesia Católica.  

Una de estas es deshacer una orden de Donald Trump que había restringido algunas transacciones financieras a algunos militares y cubanos vinculados al Gobierno, explicó un alto funcionario de la Administración estadunidense.  

Biden también quiere suspender la capacidad de las personas para utilizar los tribunales estadunidenses para hacer reclamos por propiedades potencialmente confiscadas en Cuba tras la Revolución, liderada por Fidel Castro en 1959, continuó el funcionario.  

Cuba se enfrentó a duras críticas de grupos defensores de los derechos humanos, Estados Unidos y la Unión Europea tras el encarcelamiento de cientos de manifestantes en el marco de los disturbios del 11 de julio de 2021, los mayores desde la Revolución cubana.  

Una decisión tomada a pocos días del fin del mandato de Joe Biden  

Le quedaban pocos días a Joe Biden para tomar esta decisión, que marca un nuevo giro en las relaciones bilaterales entre la isla y su vecino norteamericano.  

A corto plazo, se espera que las nuevas medidas del mandatario saliente den a La Habana un mejor margen de acción para luchar contra una aguda crisis económica que afecta al país, simbolizada por la falta de energía, apagones masivos y escasez de productos básicos.  

Sin embargo, no se sabe si esta decisión resistirá o no al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero.  

Es probable que la decisión de Biden se revierta la próxima semana después de que el presidente electo asuma el cargo y el secretario de Estado designado, Marco Rubio, asuma el cargo de principal diplomático de Estados Unidos.  

Marco Rubio, cuya familia huyó de Cuba en la década de 1950 antes de la Revolución, siempre ha sido un defensor de las sanciones contra el régimen comunista cubano.  

El senador de Florida comparecerá ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado el miércoles 15 de enero para su audiencia de confirmación y se espera que aborde sus raíces cubanas en su testimonio.  

El vaivén de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba  

La decisión de quitar a Cuba del listado de países que apoyan el terrorismo es un capítulo más en las difíciles relaciones históricas entre Estados Unidos y Cuba.  

En 1962, el país norteamericano impuso un embargo total contra la isla, pocos días después de la crisis de los misiles soviéticos encontrados en Cuba, régimen aliado de la Unión Soviética en un momento marcado por la Guerra Fría.  

20 años después, Estados Unidos inscribió a la isla en la lista de los países patrocinadores del terrorismo, asfixiando aún más al país caribeño.  

En 2015, y mientras se daba un acercamiento histórico entre ambos países, Barack Obama, cuyo vicepresidente era el actual presidente Joe Biden, retiró a Cuba de la lista.  

Ese año, el presidente estadunidense y el mandatario cubano, Raúl Castro, hermano de Fidel, se estrecharon la mano en Panamá el 11 de abril, un acto sin precedentes desde 1956 y que marcó la apertura de una nueva era entre los dos países.  

Sin embargo, mientras se acababa el mandato de Donald Trump en 2021, su Administración, mucho más opuesta al régimen comunista cubano, reintegró nuevamente a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, argumentando que La Habana había proporcionado en varias ocasiones “apoyo a actos de terrorismo internacional” al albergar a fugitivos estadunidenses y a líderes rebeldes colombianos.  

El presidente republicano también quería sancionar el apoyo de Cuba al régimen venezolano, entre otros reproches.  

Este estatus conllevaba la prohibición de la ayuda económica estadunidense, la prohibición de las exportaciones de armas estadunidenses y otros inconvenientes geopolíticos para que incluso a los aliados más cercanos de Cuba se le dificultara hacer negocios con la isla.  

Desde entonces, Cuba negó las acusaciones, calificó la designación de farsa y solicitó su eliminación de la lista.