CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La Federación Internacional de Esgrima (FIE) anunció que el desconocido presidente de la Federación Mexicana, Jorge Castro, ha sido sancionado por un periodo de tres ciclos olímpicos, luego de incurrir en diversas irregularidades, entre ellas, amañar los procesos electorales para perpetuarse al frente del organismo que dirige desde hace más de 20 años, los últimos dos, de facto. 

Esta resolución pone oficialmente a Castro Rea fuera de cualquier actividad relativa a la dirigencia de la esgrima bajo el aval de la FIE, a partir del 12 de noviembre último y hasta 2037, en una disputa legal emprendida desde México por la disidencia de la FME y que inició en 2017. 

A pesar de que la propia FIE lo había desconocido desde 2023, decisión secundada por la Comisión Nacional de Cultura de Física y Deporte, revocándole el Registro Único del Deporte (RUD), el cual es un requisito para obtener recursos públicos, Castro siguió operando la esgrima mexicana con el reconocimiento del Comité Olímpico Mexicano (COM) y de su titular María José Alcalá. 

Como parte de la batalla legal emprendida por Castro, la Federación Mexicana de Esgrima (FME) solicitó un amparo en 2024 contra las intenciones de Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) para crear un nuevo organismo que operara esta disciplina en el país. 

Entre la serie de señalamientos en contra de Castro Rea, destaca la falsificación de un documento con la firma de la directora ejecutiva de la FIE, Nathalie Rodríguez, con la que el dirigente mexicano engañó a la Conade sobre su reconocimiento por parte de la entidad internacional para el periodo 2017-2021. 

Asimismo, en mayo de 2018, la Confederación Centroamericana y del Caribe de Esgrima (CCCE) declaró a Jorge Castro persona non grata, suspendiéndolo de toda actividad en la región.  

En 2025, el defenestrado titular de la FME se vio envuelto en otra controversia, en esta ocasión referente a la definición del proceso selectivo nacional para integrar la representación mexicana que asistió a los II Juegos Panamericanos Junior en Asunción, Paraguay, en una pugna frontal entre la Federación y la Asociación Deportiva Nacional de Esgrima Mexicana, que dirige Holda Lara, quien busca el control de este deporte en el país.