Cine

“El diablo en el camino” rescata nuestro realismo mágico: Luis Alberti

“El diablo en el camino” (México, 2024), dirigido por Carlos Armella, se estrenó en el Festival de Málaga 2025 y ahora se encuentra en las salas del circuito cultural mexicano. 
viernes, 19 de diciembre de 2025 · 14:28

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El destacado actor Luis Alberti protagoniza el largometraje “El diablo en el camino” (México, 2024), dirigido por Carlos Armella. Se estrenó en el Festival de Málaga 2025 y fue parte del Festival Internacional de Cine de Horror de la Ciudad de México. Ahora se halla en las salas del circuito cultural mexicano. 

Alberti (Ciudad de México, 1981) -quien ha trabajado en los filmes “Carmín tropical”, “Eisenstein en Guanajuato” y “Encarnación” y las series “Rosario Tijeras”, “El César” e interpretó a José Guadalupe Esparza en “Bronco: La serie”- es Juan, un desertor del ejército federal que atraviesa el país, recién devastado por la Guerra Cristera, y carga el ataúd de su pequeño hijo en la espalda, ya que desea sepultarlo en una comunidad llamada El Porvenir. Para ello, recorre a pie varios lugares. Él busca la redención que tal vez nunca llegue. 

-¿Qué cree que pueda aportar en este momento “El diablo en el camino?” -se le pregunta en entrevista al intérprete de este largometraje de 108 minutos. 

-Es un filme que no sólo aborda cosas mexicanas, sino universales, como la paternidad, la guerra, la muerte, el amor, la redención y la culpa, en fin. Se presenta a un hombre que lucha para lograr la redención después de una guerra. Es una película profundamente mexicana que rescata nuestro realismo mágico, un género que hacemos poco, y un montón de valores y cosas que se han ido desdibujando en nuestra sociedad, lo que hace que muchas cosas se derrumben. Además, nos reconecta con elementos fundamentales de nuestra identidad como sociedad, que es finalmente también para lo que hacemos cine, para ir reconstruyendo y generando identidad en nuestra sociedad. 

-Su personaje presenta muchos perfiles, carga dolor, dureza, furia, en fin. ¿Cómo fue recreando a Juan? 

-Todos los personajes se van construyendo poco a poco y paso a paso. En este caso es un arco dramático muy complejo porque se sumerge en varias emociones que retrata un camino que es universalmente humano. La paternidad, el amor, la guerra, las heridas que deja la guerra en un país. Es una persona frente a la muerte, la culpa, o sea, todo lo que cualquier ser humano puede cargar, y que nos cuesta mucho trabajo soltar y reconocer. 

“Entonces uno se prepara a tiempo, estudiando a profundidad en detalle cada momento de ese recorrido. Y en el set uno va descubriendo y encontrando cosas de la mano del director, de los compañeros y en este caso trabajé también todo con Rocío Belmont, quien estuvo coacheándome, y hablamos de todos esos temas. Siempre el trabajo que hago como actor, lo hago muy personal, es la manera de irme relacionando con los conflictos, los deseos, los tópicos que plantea el guion, y el resultado está en la pantalla”. 

-Se retrata el momento después de la Guerra Cristera, donde el panorama nacional es muy complicado y, además, tiene mucho que ver con la actualidad. ¿No cree? 

-México siempre se halla en conflicto, porque somos un pueblo que está en constante lucha por la libertad, la identidad y la pertenencia. Y la película aporta precisamente en ese sentido. Esto es lo que nos pertenece, esto es lo que nos define y nos encontramos en momentos de muchos cambios, de muchas preguntas. 

“Y otra cosa que está muy patente en la película es el tema de la fe. Somos una sociedad que siempre está buscando la fe, nunca la pierde, a pesar de cualquier guerra o conflicto o suceso. Finalmente, siempre recurrimos a la pertenencia de la tierra, a nuestros imaginarios, en lo que creemos. Y la trama de muchas maneras retrata eso. Creo que es un proyecto que puede llegar a tocar a nuestro público en muchos niveles, porque finalmente la cinta y sus personajes están diseñados desde lo más terrenal, lo más cotidiano de la supervivencia”. 

-La muerte es otro tema, ¿qué me dice al respecto? 

-Lo que me gusta en este filme es que la muerte no está folclorizada. Creo que también los mexicanos cada vez más caemos en el error, desde mi punto de vista, de folclorizar nuestra cultura para hacer turismo de ella, y todo se empieza a desvirtuar. E igual, se está dando en el mundo, tiene que ver con cuestiones políticas y económicas globales, pero creo que los mexicanos debemos ir caminando y lo hacemos poco a poco como respuesta a estos problemas. 

“La relación que poseemos con la muerte no es una cosa folclórica ni tampoco es una cosa de risa. Es una cuestión de lazos profundos familiares con nuestros ancestros, lo cual definen nuestro presente. Contamos con una cosmogonía muy rica, muy profunda, y creo que el largometraje lo retrata”. 

Continúa: 

“Es una película que retrata muchas cosas sin caer en lo panfletario, tampoco sin estarle buscando tres pies al gato. Es un largometraje muy simbólico, puede ser vista como un poema en muchos sentidos. No hace falta ser una persona muy letrada para disfrutarla, porque si bien es un cine de autor, de arte, también es muy clara la historia, no se necesita ser necesariamente un cinéfilo para poder verla”. 

Alberti subraya que “El diablo en el camino” posee una estructura que tiene mucho que ver con la religión católica en México: 

“Es algo que está muy arraigado todavía. El bien y el mal siempre están ahí. Son las dos caras de la misma moneda. Después de ver la película nos preguntamos todo el tiempo ¿quién es el diablo?, ¿cuál es el diablo?, de pronto es el bebé o el soldado o el hermano del personaje o el anciano. Lo que les puedo decir a quienes vean el filme es que el personaje principal efectivamente se encuentra con el diablo, pero también se presenta ante Dios, y encuentra la redención”. 

Se le comenta que se incluye el papel del ejército, y expresa: 

“El ejército siempre ha sido un brazo del poder. Es su papel. Siempre a lo largo de la historia lo hemos visto, no solamente nuestro ejército, el de cualquier Estado. Justo lo que vemos es este soldado federal de este ejército recién fundado, se creó en el momento histórico de la revolución, era gente del pueblo con uniformes, prácticamente prestados, y lo único que estaba haciendo era buscar la mejor manera de poder tener alimento, de sobrevivir. Sin embargo, la cinta no se trata de la Guerra Cristera, ni del ejército federal, son cosas que le dan forma, sentido, al relato, pero también nos dejan ver esa cara profunda de México”. 

-Y es difícil que se logre el realismo mágico en las películas, ¿aquí está bien logrado? 

-Carlos Armella al final nos entrega una película no sólo profundamente mexicana, sino también ofrece un realismo mágico muy bello, muy poético, muy disfrutable, fantástico, y a la vez es una película de suspenso que llega a los niveles del terror místico, lo cual pienso que también hace que sea una película muy atractiva y que el público va a poder disfrutar mucho. 

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