Teatro/De este lado

“Recuerdos de una casa”, trabajo interdisciplinario

Es una experiencia performática itinerante en la que se recorren diferentes espacios de una casa, como si los intérpretes vivieran en diferentes cuartos.
lunes, 6 de enero de 2025 · 09:18

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Trabajo interdisciplinario e inmersivo es la propuesta creada por un grupo de artistas jóvenes alrededor del tema y las preguntas sobre los significados y las vivencias de lo que es el hogar. Recuerdos de una casa es una experiencia performática itinerante en la que se recorren diferentes espacios de una casa, como si los intérpretes vivieran en diferentes cuartos.

Los cuatro performers ocupan el espacio desde diferentes disciplinas. El teatro físico, la danza, el circo y el performance. En todas ellas se incluyen las palabras emitidas por el actuante, se leen las que se están escribiendo sobre papel, se escuchan grabadas y se invita al público a intervenirlas y escribir; a responder dudas y plantear ideas.

Los textos son cotidianos, poéticos, repetitivos y siempre acompañados de la acción escénica; del movimiento, elemento constitutivo de la propuesta.

Recuerdos de una casa se presentó al finalizar el 2024 como proyecto interdisciplinario, independiente y autogestivo realizado en Espacio Figuraco; un espacio en el centro de Coyoacán, también autogestivo, creado por jóvenes artistas enfocados a impulsar artistas emergentes.

El primer número, “Un familiar ceiling”, escrito con originalidad por Daniela Ferrari y actuado por la performer Isa Narezo, funge como hilo conductor. Fragmentado en cuatro momentos y llevado a cabo en espacios distintos. “Cecilia y el Mar” es de y con la bailarina y coreógrafa Liz Xopa. “Multiplicidad de hogares”, con el artista circense Alfredo Ortiz. Y “Una casa y un fósforo,” realizado y escrito por Ireri Romero Leñero, de la que también es la idea original y la coordinación de Recuerdos de una casa, y directora de “Un familiar cealing” y “Multiplicidad de hogares”.

“Un familiar ceilings” (Techos desconocidos) es teatro físico donde la palabra es un estímulo para el movimiento, y el movimiento impulsa a la palabra. Con energía, Isa Narezo emprende esta relación y se ubica en un presente ficcionado: el día en que cumple años y sus padres llaman por teléfono; llamada que se ve interrumpida por sus divagaciones, sus dudas, miedos y obsesiones. El personaje tiene un hogar nómada y se pregunta dónde siente hogar.

El primer momento sucede en una habitación, precedido de un video; el segundo, en una escalera de caracol pequeña con un teléfono a la mano; el siguiente en un rincón donde sus compañeres (sic) le provocan el movimiento. El que cierra la obra es en un espacio abierto en el cual pinta con gis su hogar y encuentra que el techo es el cielo.

“Cecilia y el Mar” -coreografiado y ejecutado por Liz Xopa-, ubica su hogar en la memoria; vive en la nostalgia y en el recuerdo del mar. La bailarina, precisa y expresiva en sus movimientos, juega con barquitos de papel regados en el espacio; los va haciendo con calma y en una cubeta con agua los deja flotar. Se mueve en el espacio con acciones fluidas que contrastan con movimientos bruscos. La acompañan dos performers que también construyen barquitos, caminan por la pared o la observan intrigados.

En cada número hay un reto a trabajar a partir del espacio. En el de “Multiplicidad de hogares”, la directora le propuso a Alfredito Circo, su nombre artístico, un espacio difícil, limitado y de menos altura; una barda elevada donde pararse o asomarse. Con gracia y habilidad el artista salvadoreño hizo malabares con pelotas rojas y mostró el hogar desde una perspectiva gozosa. La alegría de tener un hogar en cada cuarto que ha vivido. Su número, que utilizó también recursos del clown, fue acompañado de una banda sonora donde se escuchaban testimonios a diferentes voces de chicas y chicos que decían lo que es para ellos el hogar, listas de sus hogares y descripciones del hogar a partir del olor, el sonido o el sabor.

“Una casa y un fósforo” se realizó en la azotea. Dirigido por Isa Narezo, que quiso retomar la arquitectura del espacio y la exploración corporal. Componer imágenes en el espacio en donde con energía y sensibilidad, la performer Ireri Romero Leñero habla y acciona; camina por un delgado pretil, con una pecera sobre la cabeza que, al llegar al otro lado, llenará de agua rosa y lo asociará con el hogar. Un hogar que paradójicamente es gozoso y no. Una casa que se quema, pero que también tiene agua: quemar la casa; inundar la casa. Hay suavidad y también violencia; ansiedad pero no dolor; incertidumbre y vértigo. El número contiene secuencias de acciones y palabras; acciones repetitivas como prender y apagar fósforos, decir y repetir frases que van subiendo de tono provocadas por el mismo movimiento.

Recuerdos de una casa es un proyecto propositivo, arriesgado y multifacético. Una obra que combina el teatro, la danza, el circo y el performance; que explora el espacio y el movimiento, las proyecciones personales y colectivas alrededor del hogar, y donde hay respuestas y variadas preguntas y posibilidades de sentir y vivir lo que es un hogar.

ap/

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